Ya bastante difícil lo había tenido Mariela Martínez por su condición de migrante, primero en Buenos Aires y ahora en Madrid. Pero los deseos, cuando son reales, no conocen de obstáculos. Esta actriz, nacida en 1990 en Punta de Mata, estado Monagas, ha marcado su propio destino en la búsqueda de aquello que quiere ser: una mujer capacitada para interpretar sobre el escenario o delante de una cámara al personaje que le propongan. Y vaya si le ha tocado demostrarlo puesto que el cineasta zaragozano Ignacio Estaregui la escogió como protagonista de su tercer largometraje, Rider, que se estrena en España el 13 de junio.
Clientes groseros, caseros y vecinos impertinentes, el examen, una room mate alocada y la hija de esta, que ya son parte de su familia, la ocupan. La ocupan sin un “duro” en la cartera. En el transcurso de la jornada, desesperada, Fío accede a encargarse de un pedido fuera de la app de su empleo. Ello la lleva a una encrucijada inesperada.
En ella, Martínez encarna a Fío, una repartidora nocturna que recorre las calles de Zaragoza mientras desde su teléfono móvil intenta resolver los problemas que la agobian: desde un examen del máster que la trajo a España y que en desconocimiento de su madre paga su abuela, hasta la presión económica que representa el no tener cómo ayudar a su amiga a resolver los gastos del piso en el que viven.
Clientes groseros, caseros y vecinos impertinentes, el examen, una room mate alocada y la hija de esta, que ya son parte de su familia, la ocupan. La ocupan sin un “duro” en la cartera. En el transcurso de la jornada, desesperada, Fío accede a encargarse de un pedido fuera de la app de su empleo. Ello la lleva a una encrucijada inesperada.
La actriz se ha formado en Rajatabla, en Caracas, y con maestros de Buenos Aires y Madrid (CORTESÍA BEGIN AGAIN FILMS)
Martínez llegó al proyecto de Rider porque una de sus compañeras de un taller de actuación frente a cámara le comentó que uno de sus profesores -Estaregui- estaba buscando a una actriz latina. El cineasta pudo hojear el Instagram de la venezolana y pidió que le enviara su currículum, videobook y todo lo necesario para entrar en el casting. “Lo envié inmediatamente y a los días me llegaron unas escenas para que las grabara y se las mandara. Las preparé, las envié y unos días después me piden que viaje a Zaragoza para hacer el casting de forma presencial y que me preparara otras dos escenas más. Llegó el día, tomé el tren Madrid-Zaragoza. Estaba con los nervios a mil. Era mi primer casting presencial, y para un protagónico. Al salir me quedé con muy buena sensación y unas tres semanas después me llama Nacho, el director, para confirmarme que el papel era mío. Es un día que nunca voy a olvidar”, cuenta Martínez, de 34 años, nacida en una familia de siete hermanos. “Como era la menor, jugaba sola y en ese mundo de juegos inventados empecé a crear historias y personajes. Y creo que, desde allí, desde muy pequeña, había algo performático que luego se veía en todas las actuaciones que hacía en el colegio”, agrega.
-Rider fue rodada en tiempo real, ¿qué exigencias tuvo que encarar para interpretar a Fío?
-A nivel actoral, era un reto porque Fío, mi personaje, está en escena siempre, atravesando muchísimas emociones; toda la historia recae en ella. A nivel físico fue bastante duro, el rodaje fue siempre de noche y las jornadas eran intensas y largas. Aprender los primeros días a dormir en el día y estar despierta en la noche fue un tema. Y estar casi todo el rodaje en bicicleta, otras veces corriendo, fue bastante exigente. Nacho me dijo que sería así, y meses antes del rodaje me preparé, además del trabajo emocional, con mucho ejercicio para lograr una resistencia que me ayudara a llevar el rodaje sin desmayarme en el intento. Tan fuerte fue el rodaje que el director me confesó tiempo después que tenía pesadillas donde yo abandonaba la película a medio hacer por la dureza de todo aquello.
Formada en el Taller de Actuación de la Fundación Rajatabla, en Caracas; con Julio Chávez y Yoska Lázaro (quien luego emigró a España y sigue siendo su maestra), en Buenos Aires, y con Verónica Mey, en Madrid, para Mariela Martínez es imprescindible entrenar y entender las herramientas que existen para actuar delante de una cámara.
Martínez llegó al proyecto de Rider porque una de sus compañeras de un taller de actuación frente a cámara le comentó que uno de sus profesores -Estaregui- estaba buscando a una actriz latina. El cineasta pudo hojear el Instagram de la venezolana y pidió que le enviara su currículum, videobook y todo lo necesario para entrar en el casting. “Lo envié inmediatamente y a los días me llegaron unas escenas para que las grabara y se las mandara. Las preparé, las envié y unos días después me piden que viaje a Zaragoza para hacer el casting de forma presencial y que me preparara otras dos escenas más. Llegó el día, tomé el tren Madrid-Zaragoza. Estaba con los nervios a mil. Era mi primer casting presencial, y para un protagónico. Al salir me quedé con muy buena sensación y unas tres semanas después me llama Nacho, el director, para confirmarme que el papel era mío. Es un día que nunca voy a olvidar”, cuenta Martínez, de 34 años, nacida en una familia de siete hermanos. “Como era la menor, jugaba sola y en ese mundo de juegos inventados empecé a crear historias y personajes. Y creo que, desde allí, desde muy pequeña, había algo performático que luego se veía en todas las actuaciones que hacía en el colegio”, agrega.
-Rider fue rodada en tiempo real, ¿qué exigencias tuvo que encarar para interpretar a Fío?
-A nivel actoral, era un reto porque Fío, mi personaje, está en escena siempre, atravesando muchísimas emociones; toda la historia recae en ella. A nivel físico fue bastante duro, el rodaje fue siempre de noche y las jornadas eran intensas y largas. Aprender los primeros días a dormir en el día y estar despierta en la noche fue un tema. Y estar casi todo el rodaje en bicicleta, otras veces corriendo, fue bastante exigente. Nacho me dijo que sería así, y meses antes del rodaje me preparé, además del trabajo emocional, con mucho ejercicio para lograr una resistencia que me ayudara a llevar el rodaje sin desmayarme en el intento. Tan fuerte fue el rodaje que el director me confesó tiempo después que tenía pesadillas donde yo abandonaba la película a medio hacer por la dureza de todo aquello.
Formada en el Taller de Actuación de la Fundación Rajatabla, en Caracas; con Julio Chávez y Yoska Lázaro (quien luego emigró a España y sigue siendo su maestra), en Buenos Aires, y con Verónica Mey, en Madrid, para Mariela Martínez es imprescindible entrenar y entender las herramientas que existen para actuar delante de una cámara.
"Migrar ha sido y sigue siendo la experiencia más transformadora que he tenido en mi vida", afirma la intérprete (CORTESÍA BEGIN AGAIN FILMS)
-¿Cómo describiría su experiencia como migrante?
-Migrar ha sido y sigue siendo la experiencia más transformadora que he tenido en mi vida, con todo lo bueno y lo no tan bueno que eso conlleva. Escogí irme a Buenos Aires por la calidad de la formación actoral y la oferta cultural que sabía que tenía; también porque España me daba un poco de miedo, porque sentía que quería llegar con más preparación, que aún no era el momento de ir. Buenos Aires fue mi primer hogar fuera de casa y la experiencia más dura en cuestión de adaptación y en lograr esa estabilidad emocional y económica que busca cualquier persona migrante. Pero siento que esta primera migración me preparó en todo sentido para mi segunda migración que fue instalarme en Madrid.
-¿Qué es lo más duro que le ha tocado siendo migrante?
-Pasar hambre. Es lo que más me ha marcado. Y no puedo evitar emocionarme, a veces hasta las lágrimas, cada vez que lo recuerdo. Pasar hambre unas veces porque encontrar ese primer trabajo era muy difícil y el dinero que había llevado se me había terminado. Otras veces porque, si bien estaba trabajando, el sueldo que tenía no me alcanzaba para pagar alquiler, gastos y comida. Ha sido lo más duro porque en el lugar de vulnerabilidad en el que te pone es doloroso. Porque tú has migrado para evitar justamente esos lugares.
-Y después de Rider, ¿qué le espera en el camino?
-Ahora mismo estoy enfocada en el estreno de Rider. Quiero, además, reconducir un poco mi carrera. Me gustaría también estar representada como actriz en Latinoamérica porque me gustaría trabajar en mi país, en Argentina, en Colombia, en México... Espero que Rider llegue a mi gente en Venezuela, que tengamos un buen recorrido y que este proyecto sea una oportunidad, no solo para mí, sino para todas y todos los artistas migrantes que estamos aquí en España.
@juanchi62
-¿Cómo describiría su experiencia como migrante?
-Migrar ha sido y sigue siendo la experiencia más transformadora que he tenido en mi vida, con todo lo bueno y lo no tan bueno que eso conlleva. Escogí irme a Buenos Aires por la calidad de la formación actoral y la oferta cultural que sabía que tenía; también porque España me daba un poco de miedo, porque sentía que quería llegar con más preparación, que aún no era el momento de ir. Buenos Aires fue mi primer hogar fuera de casa y la experiencia más dura en cuestión de adaptación y en lograr esa estabilidad emocional y económica que busca cualquier persona migrante. Pero siento que esta primera migración me preparó en todo sentido para mi segunda migración que fue instalarme en Madrid.
-¿Qué es lo más duro que le ha tocado siendo migrante?
-Pasar hambre. Es lo que más me ha marcado. Y no puedo evitar emocionarme, a veces hasta las lágrimas, cada vez que lo recuerdo. Pasar hambre unas veces porque encontrar ese primer trabajo era muy difícil y el dinero que había llevado se me había terminado. Otras veces porque, si bien estaba trabajando, el sueldo que tenía no me alcanzaba para pagar alquiler, gastos y comida. Ha sido lo más duro porque en el lugar de vulnerabilidad en el que te pone es doloroso. Porque tú has migrado para evitar justamente esos lugares.
-Y después de Rider, ¿qué le espera en el camino?
-Ahora mismo estoy enfocada en el estreno de Rider. Quiero, además, reconducir un poco mi carrera. Me gustaría también estar representada como actriz en Latinoamérica porque me gustaría trabajar en mi país, en Argentina, en Colombia, en México... Espero que Rider llegue a mi gente en Venezuela, que tengamos un buen recorrido y que este proyecto sea una oportunidad, no solo para mí, sino para todas y todos los artistas migrantes que estamos aquí en España.
@juanchi62
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