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Pablo Dagnino: “El duelo nos obliga a entender la realidad de otra manera”

El vocalista y cofundador de Sentimiento Muerto homenajea a “Cayayo” y a esa legendaria banda de rock con el espectáculo "El último sentimiento", que se presentará el 8 de mayo en el Centro Cultural Chacao

  • DULCE MARÍA RAMOS

04/05/2025 01:00 am

Sentimiento Muerto fue una banda de rock venezolana que marcó a una generación en la década de los ochenta y noventa. Aunque su trayectoria fue breve, apenas once años (1981-1992) y tres albúmenes de estudio, su legado es indiscutible. La muerte temprana de uno de sus integrantes Carlos Eduardo Troconis “Cayayo” (21 de octubre 1968 / 17 de noviembre de 1999), a los treinta y un años, conmocionó a la escena en su momento, convirtiéndole en un leyenda y una de las figuras más importantes del rock en el país.

En 2003, Pablo Dagnino, vocalista y miembro fundador de Sentimiento Muerto, escribió la obra El último sentimiento, donde homenajea a “Cayayo” y a la banda. El jueves 8 de mayo, a 25 años del fallecimiento de “Cayayo”, aquella pieza regresa a los espacios del Centro Cultural Chacao. “La obra es una celebración, una despedida a un amigo con gratitud y admiración; también muestra el espíritu de la época, esa irreverencia adolescente, esos sentimientos que aún están más vivos que muertos. La música es lo que sana, quiero mantener vivas las canciones y que el público pueda disfrutarlas”, afirma Dagnino.

El músico anunció además que sus compañeros José “Pingüino” Echezuría y Alberto Cabello publicarán un libro sobre la historia de Sentimiento Muerto.

-¿Recuerda los inicios de Sentimiento Muerto y cómo se conocieron?
-Nos conocimos en un entorno colegial y vecinal. “Cayayo” vivía cerca de Alberto, ahí teníamos un cuarto donde preparamos las mezclas para el show de la miniteca Speed, te hablo de 1981, 1982. Empezamos con la banda para divertirnos, “Cayayo” tocaba el bajo; Luis Poleo tocaba los cuatro acordes que se sabía en la guitarra; Alberto quería tocar órgano pero necesitamos un baterista, y yo asumí ser el cantante. Arrancamos informalmente, hasta que un día nos invitaron a tocar en el Poliedro abriéndole a Seguridad Nacional, un concierto organizado Gustavo Atilano, quien después se convirtió en el primer mánager de Sentimiento Muerto. La influencia de Atilano y Elena Ibarra nos ayudó a cuestionarnos, ser más profundos, a que dejáramos de ser solo una banda para adolescentes.

-El primer álbum de estudio de Sentimiento Muerto fue El amor ya no existe (1987).
-Arrancamos como rebeldes que querían hacer rock, las letras al principio las hacía Alberto. Ese disco lo iba a producir Andrés Calamaro, pero terminó viniendo Fito Páez, quien ya tenía una proyección interesante. Antes habíamos lanzado casetes piratas, recuerdo que los grabamos en cuatro canales y con ellos mezclé gran parte de esas canciones. Años después lo recopilamos en el disco doble Aunque usted no lo quiera (1996).

-Luego siguió la exitosa placa Sin sombra no hay luz (1989).
-En ese momento Alberto ya se había ido del grupo, nos tocó a “Cayayo” y a mí escribir las letras, por eso es un disco tan distinto.

-De hecho de ese álbum se desprendió el sencillo Payaso, cuyo video se hizo famoso por salir en las pantallas de MTV.
-Es curioso, fue la primera vez que un grupo de rock venezolano aparecía en MTV, cuando era una sola señal para toda Latinoamérica.

"El legado de la banda es que siga siendo un motivo de inspiración", afirma Pablo Dagnino (RAÚL CORREDOR)

-¿Qué diferencian las composiciones de “Cayayo” de las suyas?
-Eso debe decirlo el público, pero yo siempre estaba buscando un lenguaje; “Cayayo” era más abstracto.

-La banda cierra su carrera con Infecto de afecto (1991).
-Intuitivamente sabíamos que era el último disco de la banda, un poco porque “Cayayo” y yo nos habíamos distanciado, él tenía otro círculo amistoso, yo estaba más concentrado en mi vida familiar. Fue producido por el argentino Mariano López. Invitamos a varios músicos del grupo Madera a participar. De ese disco rescato canciones como La estampida, con un mensaje a hacerse responsables del planeta. Fue un disco que nos permitió decir cosas que considerábamos necesarias.

-Pensaba hacer una gira de despedida, ¿cierto?
-Tres meses antes de la muerte de “Cayayo”, había hablado con él una tarde en su casa sobre todo lo que había pasado. Estábamos en distintos momentos de nuestras vidas tanto en lo profesional y personal. El momento exacto que decidimos terminar con Sentimiento Muerto fue el 10 de septiembre de 1992, a las 4:30 de la tarde en El León de La Castellana; yo planteé un concierto de despedida, pero “Cayayo” y Sebastián no quisieron, estaban enfocados en el proyecto de Dermis Tatú.

-En estos días conversé con Wincho Schäfer sobre el legado de Sentimiento Muerto: “Abrió un camino a lo que llamamos rock alternativo”.
-Para mí el legado de la banda es que siga siendo un motivo de inspiración, por eso me preocupo en mantener ese legado asequible para todo aquel que quiera escuchar nuestra música. Cuando yo era chamo, no había Internet y el único acceso para conocer el rock del país era la radio, que era muy limitada.

-Si tuviera que elegir un disco de Sentimiento Muerto.
-Sin sombras no hay luz es el mejor disco que hicimos en Sentimiento Muerto, fue el clímax entre creatividad, madurez y propuesta musical.

-¿Su relación con la muerte cambió con la desaparición de “Cayayo”?
-En realidad fue a raíz de la muerte de un hermano en un accidente de tránsito en Miami en 1981; tenía veintidós años y yo quince. De ahí el nombre de la banda, ya tenía un sentimiento en mí que se había muerto, siempre va ser difícil el tema del duelo, independientemente de las religiones. El duelo nos obliga a entender la realidad de otra manera.
@DulceMRamosR





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