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Edgar Borges: “El papel de la literatura es mostrar que la realidad puede ser cambiada”

El reconocido escritor y periodista venezolano radicado en España acaba de presentar su más reciente novela, “Los expulsados"

  • MARITZA JIMÉNEZ

06/04/2025 01:00 am

Para Edgar Borges (Caracas, 1966), el papel del escritor es “mostrar que la realidad no es un destino, sino una construcción social. El poder ha creado una determinada realidad y nosotros como individuos podemos participar para cambiarla si no nos conviene”.

Es lo que plantea su producción literaria, cuyo título más reciente, Los expulsados (Berenice, 2025), fue presentado en el Salón Berlinés de Alemania, y la librería Rafael Alberti, de Madrid, espacio que así celebró sus 50 años. El domingo 8 de junio el autor estará firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid, y a fines de año la salida de la novela en italiano lo llevará en gira por varias ciudades de ese país.

Este periplo nos da una idea del éxito alcanzado por este escritor que en 2007 salió de Venezuela “en busca de un camino literario” que lo llevó a Estados Unidos y finalmente a España, donde hoy reside.

Su obra, iniciada en los 90 en nuestro país, incluye teatro, novela, relatos, y una relación con la música que se dejó ver desde su primer título, Sonido urbano, calle, salsa y cuentos, y el monólogo Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante (2005), hasta Vínculos. Apuntes con Rubén Blades, resultante de un afortunado foro a casa llena con el reconocido intérprete panameño en el Instituto Cervantes de Nueva York, en 2014.

“Mi colaboración con Rubén Blades, tiene que ver con la propia naturaleza de escritor que él tiene. Ya lo dije una vez, Rubén Blades es un escritor que canta, sus temas abren grietas en la realidad, y esa también es una vía para transformar la arquitectura de lo existente”.

Pero tal vez fue el I Premio Internacional de Novela "Albert Camus", que recibió en 2010 con su novela La contemplación, el que abrió los ojos al mundo acerca de la originalidad temática y estilística de este autor sobre quien Enrique Vila-Matas dijera "Edgar Borges entiende la literatura como un complot contra la realidad".

Ese sello transgresor es evidente en cada uno de los títulos de su prolífica creación continuada en territorio europeo: El hombre no mediático que leía a Peter Handke (2012), que reúne la novela, la entrevista y el diario; La ciclista de las soluciones imaginarias, fábula sobre el condicionamiento de la imaginación de los adultos; El olvido de Bruno, historia sobre la memoria, la invención y el amor; La niña del salto (2018); Ser gato (2021), en la que asume el deseo de ser felino para recuperar la relación con la naturaleza y los espacios, y Figuras, un desafío a la imaginación del lector a través del salto.

El tema de la huida, de alguna manera precedido por Enjambres (2020), es el laberinto en el que el lector se abre paso a través de un acertado manejo de diálogos, flashbacks y cambios de espacio y tiempo, en Los expulsados:

“En Los expulsados cuento el proceso de tres niños que son echados de la infancia al territorio de la descolocación, espacio en donde existen diez estaciones a modo de laberinto. La expulsión de estos niños, el trayecto de su extravío y el propio territorio, son representaciones que tomarán distintas formas en la imaginación del lector”, responde.

“Pero -continúa- ya opinando sobre el mundo actual, mientras avanza el siglo XXI, más se profundiza la velocidad que se ha impuesto contra el ser humano. Esa es la más peligrosa de las expulsiones, la que pretende arrojarnos de la vida en el sentido de humanidad y naturaleza”.

“Internet, siendo un gran invento, parece estar diseñado para que el ser humano entre en una carrera ajena a su esencia, a su lentitud, a su ser interior. Las redes sociales, como epicentro actual del combate contra lo humano, representan el lanzamiento de piedras y mientras más agresiva y veloz sea la piedra, pareciera que se consigue el efecto más deseado: destruir al otro. Me pregunto hasta qué punto somos conscientes de lo mucho que nos están utilizando para cambiar radicalmente el concepto de vida en la tierra".

-Cortázar ha dicho que la fantasía es como “el replanteamiento de hechos y acciones cotidianos, bajo una nueva perspectiva”. ¿Qué es para usted?
-Para mí la fantasía, y en general la ficción, es el despertar de la mirada a otras realidades. Quien lee, o crea ficción, difícilmente tendrá una mirada moldeada. La ficción es la rebelión de la mirada. La literatura fantástica sigue teniendo una gran fuerza, existen creadoras y creadores muy potentes, más allá de que la industria editorial se centra en impulsar una fábrica de libros que revalidan la versión de realidad que le interesa al poder global.

-David Bowie, David Lynch, Lars von Trier, figuran entre sus referentes. ¿Qué tienen en común?
-Estos creadores tiene en común el rompimiento con la versión cuadrada de la realidad. Cada uno abrió, a su manera, la forma y el fondo del espacio. En la industria cultural el espacio se nos presenta reducido a determinados argumentos y movimientos. Creadores como David Bowie, David Lynch, Lars von Trier, rompen líneas para crear otras formas. Los seres humanos somos una fuerza extraordinaria aún por descubrir, y este tipo de arte abre puertas hacia ese camino.

“El periodista tiene que reflejar la realidad. Pero el deber del escritor es transformarla”, afirma el escritor y periodista. Su acción va más allá de las letras, con el programa de creación literaria Crear desde las Sensaciones, para pacientes con Alzhéimer, y el proyecto literario La ficción como vía para transformar la realidad, en centros penitenciarios como el Edgecombe Correctional (Nueva York) con Osborne Association.

“El escritor tiene que intentar transformar la realidad a través de su obra. Él no es un copista de lo existente, no convalida lo que nos enseñan. De ahí que el creador siempre sea incómodo para todo poder que pretenda manejar los hilos de una sociedad. Cuando tú trastocas el movimiento de las formas, algo se abre en el fondo y la realidad del lector nunca más vuelve a ser igual”.

-La carrera, el salto, aparecen de manera frecuente en sus trabajos, ¿de dónde viene ese símbolo?
-Desde niño tenía la necesidad de correr mucho; a veces pienso que se me daba mejor correr que caminar; luego participé en maratones. En el presente, gracias a mi pasión por la carrera, camino bastante; mantengo una velocidad importante y recorro largas distancias. Soy un caminante que observa. Quizá por eso la carrera y el salto están muy presentes en mi obra. En la literatura que escribo hay algún personaje que tiene la necesidad de correr o saltar, casi como si fuese una patología que impide caminar a un ritmo uniforme.
@weykapu




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