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Dos cintas retratan la violencia y el espectáculo en el Festival de Venecia

"Vox Luz" y "Acusada" se estrenaron este martes con fuertes críticas a la sociedad mediática contemporánea

  • DPA

04/09/2018 03:40 pm

Venecia.- La actriz estadounidense Natalie Portman dividió este martes a la crítica en el Festival de Venecia con Vox Luz, el drama de una estrella del pop cuyo éxito surge de una masacre. 

Aunque la actuación de la intérprete fue acogida con aplausos, no así el conjunto de este drama, de su compatriota Brady Corbet, aclamado por su debut Childhood of a Leader

"La oportunidad de interpretar a una estrella de la canción ha sido un sueño", aseguró Portman, de 37 años, quien da vida a una cantante tan célebre como caprichosa y despótica, que conoció el estrellato tras ser víctima de una masacre en una escuela. 

Al ser preguntada en rueda de prensa sobre si la cinta suponía un mensaje contra la cultura de las armas en su país, Portman señaló: "No es un película con mensaje, es más bien un retrato, una reflexión sobre nuestra sociedad en la que se cruzan la cultura pop y la violencia y el espectáculo que hacemos de ambas", dijo la actriz. 

"Para mí es una reflexión del momento en el que vivimos. Y espero que la gente que lo vea se plantee algunas de las cosas a las que nos enfrentamos ahora", agregó la intérprete nacida en Israel. 

Ante el fenómeno de los tiroteos que se se viven frecuentemente en Estados Unidos, Portman destacó el impacto psicológico de este tipo de acciones, de cómo pequeños actos de violencia pueden provocar un tormento amplio. 

Brady, que definió su filme como una crónica de los momentos que han definido los últimos 20 años su país, apostilló que si el siglo XX fue el de la banalidad del mal, en el XXI se repite ese mal. 

Vox Lux concurre por el León de Oro y fue recibida con aplausos y algún abucheo, como también sucedió con la argentina Acusada, también el segundo trabajo del director Gonzalo Tobal. 

Tanto Portman como la protagonista del drama argentino, la cantante Lali Espósito, tienen en común ser víctimas de un éxito involuntario, una notoriedad que nace de un episodio sangriento. En el caso de la segunda se trata del asesinato de su amiga. 

Espósito, actriz y cantante, afronta su primer papel dramático de entidad con este trabajo en el que el director arroja sobre ella la sombra de la duda. 

En Acusada, Espósito se convierte en una joven que se sienta en el banquillo por el asesinato de su amiga. Aunque ella defiende su inocencia, los indicios la señalan. Mientras, sus padres (Leonardo Sbaraglia e Inés Estévez) se vuelcan en su defensa. 

"Actuar esta neutralidad, por decirlo de alguna manera, fue difícil", señaló Espósito. 

"El énfasis estaba puesto en la culpa y trabajar la culpa no necesariamente es por lo que hiciste, sino por cualquier tipo de culpa que genere la situación que estás viviendo", explicó la artista, a la que se le notan las tablas frente a los micrófonos por la soltura con la que maneja todas las preguntas de la prensa. 

"Esa culpa no dicha pero sí vista en los ojos y en el estado anímico y emocional de alguien, claramente te hace a vos definir si es culpable o no", añadió. Más allá de saber si lo hizo o no, la película de Tobal pone el acento en toda la fascinación que genera la crónica negra en medios de comunicación y en la opinión pública, en cómo se difunden asesinatos en redes sociales y en la televisión pero también cómo afecta a las relaciones familiares. 

Como celebridad también expuesta al escrutinio público, algo a lo que, por otra parte, ella misma contribuye desde su participación en las redes sociales, Espósito señaló con cierta ironía: "A la gente le importa más saber en los medios argentinos si tengo novio o novia que si maté a alguien".

No obstante, lamentó cómo se puede llegar a instalar en los medios una mentira sobre alguien famoso. "Comprendo que a veces la mentira se hace enorme y se vuelve una realidad total. No me quiero poner intensa, pero somos así. En los colegios, en los trabajos hablamos del otro, hacemos comentarios del otro y esas cosas quedan en la cabeza de la gente", dijo. 

"El gran tema es para el conjunto de la sociedad y para nosotros en particular, que estamos de alguna manera expuestos a los medios, el tema es no quedar presos de ello, no quedar encerrado en esa situación. Es parte de una realidad", recalcó Sbaraglia, que se luce dando vida al padre. 

En la tercera película presentada este martes a concurso en Venecia, la cámara del alemán Florian Henckel von Donnersmarck vuelve a enfocar al pasado de su país para construir la historia de un artista marcado por el nazismo y la Alemania comunista. 

"Creo en la libertad del arte", dijo Henckel von Donnersmarck en Venecia. 

"El arte que quisieron los nazis y los comunistas se centraba fuertemente en el oficio y en el mensaje político", añadió el realizador, que quiso construir una historia sobre la creatividad humana, sobre ese proceso que viven las personas cuando transforman sus heridas en en arte. 

Tom Schilling y Paula Beer protagonizan el tercer trabajo del realizador de 45 años, que no consiguió entusiasmar como sí lo hizo su debut La vida de los otros (2006).  
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