“Poleo y Narváez, dos maestros del siglo XX” inaugura en la Galería Freites
La exposición, que se realiza en homenaje a Leonor Giménez de Mendoza, reúne pinturas y esculturas de estos renovadores de la figuración en la plástica nacional
Dos creadores de distinto signo: el uno pintor, escultor el otro, vinculados por sus contribuciones a la renovación de la figuración en el arte venezolano a partir de la década de los 30, han sido puestos en diálogo en Poleo y Narváez. Dos maestros venezolanos del siglo XX, la muestra que este domingo 24 de noviembre se inaugura en los espacios de la galería Freites de Caracas en homenaje a Leonor Giménez de Mendoza, por su labor como impulsora y mecenas del arte en nuestro país.
Integrada por obras provenientes de la galería y colecciones privadas, la muestra, bajo la curaduría de María Luz Cárdenas y Anny Bello, reúne un total de 11 pinturas de Héctor Poleo, encabezadas por La Mentonnaise (1973), un acrílico en predominante amarillo que apunta al recorrido, 13 esculturas en piedra y madera, y un relieve iniciático de Francisco Narváez. Un recorrido visual y reflexivo que invita a redescubrir la esencia de la venezolanidad a través de la mirada única de estos dos artistas, cuyas trayectorias y legados continúan inspirando a nuevas generaciones.
Francisco Narváez (Porlamar, 1905-Caracas, 1982) es considerado como la figura fundadora de la escultura moderna en Venezuela. En 1930, a su regreso de Francia, empieza a trabajar para Carlos Raúl Villanueva en la renovación urbana de El Silencio, y posteriormente en la Ciudad Universitaria. De esa época son las esculturas que hoy apreciamos en Parque Carabobo, las Toninas de El Silencio, su mural de Colegio de Ingenieros y sus piezas El Atleta, La Educación y La Cultura, en la UCV.
Integrada por obras provenientes de la galería y colecciones privadas, la muestra, bajo la curaduría de María Luz Cárdenas y Anny Bello, reúne un total de 11 pinturas de Héctor Poleo, encabezadas por La Mentonnaise (1973), un acrílico en predominante amarillo que apunta al recorrido, 13 esculturas en piedra y madera, y un relieve iniciático de Francisco Narváez. Un recorrido visual y reflexivo que invita a redescubrir la esencia de la venezolanidad a través de la mirada única de estos dos artistas, cuyas trayectorias y legados continúan inspirando a nuevas generaciones.
Francisco Narváez (Porlamar, 1905-Caracas, 1982) es considerado como la figura fundadora de la escultura moderna en Venezuela. En 1930, a su regreso de Francia, empieza a trabajar para Carlos Raúl Villanueva en la renovación urbana de El Silencio, y posteriormente en la Ciudad Universitaria. De esa época son las esculturas que hoy apreciamos en Parque Carabobo, las Toninas de El Silencio, su mural de Colegio de Ingenieros y sus piezas El Atleta, La Educación y La Cultura, en la UCV.

Narváez es considerado el fundador de la escultura moderna en Venezuela (CORTESÍA GALERÍA FREITES)
La obra Héctor Poleo (Caracas, 1918-1989), considerada una referencia fundamental en la pintura venezolana, señaló nuevos senderos en el tratamiento de la figura en el plano, y su trabajo sigue siendo objeto de estudio y admiración en el ámbito del arte contemporáneo en América Latina por su estilo único, en el que fusionó surrealismo y expresionismo para dar cuenta de la realidad bajo una visión lírica del hombre y el paisaje.
“Hoy no estamos al alcance de ver reunidos dos grandes maestros como estos, cuyas obras podemos apreciar aquí en las distintas etapas de cada uno y sus aportes en la renovación del discurso, enfocados en un modelo de figuración diferente. Lo que estamos viendo es un encuentro con los orígenes de la modernidad”, señala María Luz Cárdenas, presidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte en Venezuela.
La obra Héctor Poleo (Caracas, 1918-1989), considerada una referencia fundamental en la pintura venezolana, señaló nuevos senderos en el tratamiento de la figura en el plano, y su trabajo sigue siendo objeto de estudio y admiración en el ámbito del arte contemporáneo en América Latina por su estilo único, en el que fusionó surrealismo y expresionismo para dar cuenta de la realidad bajo una visión lírica del hombre y el paisaje.
“Hoy no estamos al alcance de ver reunidos dos grandes maestros como estos, cuyas obras podemos apreciar aquí en las distintas etapas de cada uno y sus aportes en la renovación del discurso, enfocados en un modelo de figuración diferente. Lo que estamos viendo es un encuentro con los orígenes de la modernidad”, señala María Luz Cárdenas, presidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte en Venezuela.

Héctor Poleo fusionó surrealismo y expresionismo en su pintura (CORTESÍA GALERÍA FREITES)
“Esta exposición, que nace de la iniciativa de Alejandro Freites de brindar un homenaje al legado de Tita Mendoza, pionera en la defensa del coleccionismo del arte venezolano, constituye un diálogo entre dos artistas que formaron parte de una época de renovación importantísima para el arte venezolano, atravesaron por distintas etapas estilísticas siempre con una coherencia y solidez en sus resoluciones formales”, sostiene por su parte Anny Bello, documentalista de la galería.
“En la Galería decidimos presentar un par de exposiciones al año para refrescar la memoria sobre nuestros valores artísticos, como una manera de expresar mi apoyo y mi gratitud hacia el país”, expresa el galerista Alejandro Freites. “En este caso, escogimos a estos dos creadores, con quienes además tuve amistad personal. Pero no se trata solo de colocar unas obras ahí. No es una exposición decorativa. Yo sé lo que tengo. Cada uno de ellos ocupa un lugar importante en el arte venezolano como precursores de nuevos lenguajes en la escultura y la pintura”.
“¿Y por qué un homenaje a Leonor Giménez de Mendoza?”, continúa, “porque el mundo del arte en Venezuela no habría podido ser el mismo sin ella, quien se convirtió en una mecenas y un gran ejemplo de apoyo hacia los artistas venezolanos. Creo que es importante en estos momentos que la gente lo sepa”.
@weykapu
“Esta exposición, que nace de la iniciativa de Alejandro Freites de brindar un homenaje al legado de Tita Mendoza, pionera en la defensa del coleccionismo del arte venezolano, constituye un diálogo entre dos artistas que formaron parte de una época de renovación importantísima para el arte venezolano, atravesaron por distintas etapas estilísticas siempre con una coherencia y solidez en sus resoluciones formales”, sostiene por su parte Anny Bello, documentalista de la galería.
“En la Galería decidimos presentar un par de exposiciones al año para refrescar la memoria sobre nuestros valores artísticos, como una manera de expresar mi apoyo y mi gratitud hacia el país”, expresa el galerista Alejandro Freites. “En este caso, escogimos a estos dos creadores, con quienes además tuve amistad personal. Pero no se trata solo de colocar unas obras ahí. No es una exposición decorativa. Yo sé lo que tengo. Cada uno de ellos ocupa un lugar importante en el arte venezolano como precursores de nuevos lenguajes en la escultura y la pintura”.
“¿Y por qué un homenaje a Leonor Giménez de Mendoza?”, continúa, “porque el mundo del arte en Venezuela no habría podido ser el mismo sin ella, quien se convirtió en una mecenas y un gran ejemplo de apoyo hacia los artistas venezolanos. Creo que es importante en estos momentos que la gente lo sepa”.
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