Claudia Pinto: “Siento a Carme Elías como parte de mi familia”
La cineasta venezolana, residenciada en España, presenta en el Festival de Cine Español “Mientras seas tú”, ganador del Premio Goya 2024 al Mejor Documental
“Tenía bastante adelantado el guion de La distancia más larga (2013) y estaba buscando a la protagonista. Yo sabía quién era Carme Elías, pero fui a verla en Camino (2008), la película de Javier Fesser, y la verdad es que me quedé muy impactada con su capacidad para transmitir tanta fuerza, tanta entereza, tanta serenidad y por dentro, con esos ojos tan expresivos que tiene ella, reflejar un mundo completamente distinto, poder ver que ella estaba rota en pedacitos por dentro.
“Ese contraste me pareció que era la clave para el personaje de Martina -la protagonista de La distancia más larga-, para esa mujer empeñada en subir al Roraima, pero que llevaba detrás una tristeza bastante profunda. Es el contraste entre la luminosidad y la fortaleza de estar rota y a la vez entera. Eso me impactó de Carme, que ella puede reflejar eso muy bien en el cine, la cámara la quiere muchísimo, se deja atrapar por ella. Lo que no podía imaginar en ese momento es que Carme se iba a convertir en una de las personas más importantes de mi vida. Le envié el guion, hablamos por teléfono y quedamos en encontrarnos en el aeropuerto; yo iba de vacaciones a Formentera y ella a Ibiza. Ella no tenía ninguna duda sobre el personaje, su inquietud era a qué parte del mundo tenía que ir y si iba a tener o no comunicación con su hijo. Pero tenía clarísimo que iba a hacer la película. Me dijo: ‘Siento que estoy en el momento para hacerla. Es un milagro que me llegue este personaje justo ahora’”.
Así recuerda la cineasta venezolana Claudia Pinto el comienzo de su relación con la actriz catalana Carme Elías. Una relación que, en principio, fue la de una intérprete y una directora de cine, pero que la convivencia dentro y fuera de los sets de filmación convirtió en una amistad irrestricta, donde el amor verdadero, honesto, comprometido, carece de cualquier límite.
Carme Elías ha protagonizado las tres películas dirigidas por Pinto; además de La distancia más larga, Las consecuencias (2021) y Mientras seas tú, largometraje que a comienzos de este año recibió el Premio Goya 2024 al Mejor Documental y en el que el vínculo profesional que separa a la actriz y la cineasta se disuelve en la amorosa crónica de cómo ambas mujeres se enfrentan a una realidad inesperada e ineludible: Carme Elías fue diagnosticada de Alzheimer en 2019, una noticia que al principio la actriz quiso mantener en secreto, pero que hizo pública en 2022.



“Ese contraste me pareció que era la clave para el personaje de Martina -la protagonista de La distancia más larga-, para esa mujer empeñada en subir al Roraima, pero que llevaba detrás una tristeza bastante profunda. Es el contraste entre la luminosidad y la fortaleza de estar rota y a la vez entera. Eso me impactó de Carme, que ella puede reflejar eso muy bien en el cine, la cámara la quiere muchísimo, se deja atrapar por ella. Lo que no podía imaginar en ese momento es que Carme se iba a convertir en una de las personas más importantes de mi vida. Le envié el guion, hablamos por teléfono y quedamos en encontrarnos en el aeropuerto; yo iba de vacaciones a Formentera y ella a Ibiza. Ella no tenía ninguna duda sobre el personaje, su inquietud era a qué parte del mundo tenía que ir y si iba a tener o no comunicación con su hijo. Pero tenía clarísimo que iba a hacer la película. Me dijo: ‘Siento que estoy en el momento para hacerla. Es un milagro que me llegue este personaje justo ahora’”.
Así recuerda la cineasta venezolana Claudia Pinto el comienzo de su relación con la actriz catalana Carme Elías. Una relación que, en principio, fue la de una intérprete y una directora de cine, pero que la convivencia dentro y fuera de los sets de filmación convirtió en una amistad irrestricta, donde el amor verdadero, honesto, comprometido, carece de cualquier límite.
Carme Elías ha protagonizado las tres películas dirigidas por Pinto; además de La distancia más larga, Las consecuencias (2021) y Mientras seas tú, largometraje que a comienzos de este año recibió el Premio Goya 2024 al Mejor Documental y en el que el vínculo profesional que separa a la actriz y la cineasta se disuelve en la amorosa crónica de cómo ambas mujeres se enfrentan a una realidad inesperada e ineludible: Carme Elías fue diagnosticada de Alzheimer en 2019, una noticia que al principio la actriz quiso mantener en secreto, pero que hizo pública en 2022.

Claudia Pinto con el Goya que recibió este año su documental Mientras seas tú (CORTESÍA CLAUDIA PINTO)
-La enfermedad comenzó a manifestarse en la actriz durante el rodaje de Las consecuencias. ¿Cómo le tomó aquello?, ¿qué hizo, qué decisiones tuvo que tomar?
-El trabajo en Las consecuencias fue muy intenso porque Carme ya venía sintiéndose muy rara, como muy insegura a la hora de rodar; estaba muy inquieta porque le parecía raro sentirse tan insegura. Es verdad que ella siempre ha tenido miedo escénico, pero en algunos momentos entraba en pánico por pesar que no podría actuar. Los médicos le hicieron pruebas y le dijeron que todo estaba perfecto, así que todo el mundo pensó que era miedo escénico, inseguridad, algo que tenía que ver con la edad más que con otra cosa.
-Entonces, mientras rodábamos una secuencia de Las consecuencias, yo, que la conozco mucho, me di cuenta de que lo que estaba pasando no era el mismo pánico escénico de La distancia más larga, había algo más en todo lo que estaba ocurriendo, porque además ella, emocionalmente, estaba en el lugar perfecto para el personaje. Evidentemente no era un problema de concentración ni que no supiera de dónde atajarlo.
-Una cosa que me parecía muy rara era que los actores cuando se equivocan se dan cuenta e intentan hacerlo mejor y repiten, “hay una palabra que me cuesta”, “aquí me caigo”, “esto es difícil”…, pero en este caso Carme se equivocaba y no era consciente de que se estaba equivocando. Todo era muy desconcertante para el equipo, para mí, porque ella seguía adelante como si lo que estuviera diciendo tuviera sentido, mezclaba palabras en un monólogo que tenía. Imagínate, Carme ha hecho casi todos los monólogos que se pueden hacer en el teatro. Era todo muy extraño. Mientras yo seguía avanzando e íbamos haciendo toma tras toma, ella se iba poniendo cada vez más nerviosa. Yo no sabía cómo podía ayudarla, así que me puse a su lado y le iba diciendo las palabras y ella las repetía… Fue un momento bastante angustioso. No era un problema normal de un rodaje. Recuerdo que nos fuimos a una parte, para que ella descansara y se relajara un poco. Estaba muy nerviosa. Se puso a llorar y me dijo: “Claudia no sé lo que está pasando, pero no soy una actriz segura, te voy a dañar tu película”. Ella sabía lo que hay detrás de una película: conseguir el dinero, la financiación, escribir un guion, años y años de preparación, y no quería hacernos daño ni a mí ni a la película. Era un poco de “cámbiame, estamos a tiempo, es el segundo día de rodaje…”. Yo, en ese momento, le dije: “Me da igual. Tú y yo vamos a acabar esta película sea como sea. No te preocupes, estoy aquí para ayudarte y la vamos a acabar”. Así que no cambié de actriz, seguí con ella. Terminamos la película.
-Creo que Las consecuencias está muy bien, pero me cuesta mucho no verla sin recordar lo que pasó. Después de todo esto, vino el diagnóstico, y el médico le puso nombre a la enfermedad, aunque Carme tardó mucho en ponerle nombre. Ella la llamaba “esto que me pasa”, “esto que tengo”, luego empezó a llamarle “mi amigo Al”, de Alzheimer. A ella no le gusta usar la palabra “luchar contra” porque dice “no puedo luchar porque sé que él ha ganado esto, entonces lo que tengo que hacer es aceptarlo y asumirlo”, que se ha vuelto su filosofía. Ya cuando su diagnóstico se hizo público fue que decidimos hacer una película para la gente, porque Mientras seas tú empezó siendo una película para nosotras.
-La enfermedad comenzó a manifestarse en la actriz durante el rodaje de Las consecuencias. ¿Cómo le tomó aquello?, ¿qué hizo, qué decisiones tuvo que tomar?
-El trabajo en Las consecuencias fue muy intenso porque Carme ya venía sintiéndose muy rara, como muy insegura a la hora de rodar; estaba muy inquieta porque le parecía raro sentirse tan insegura. Es verdad que ella siempre ha tenido miedo escénico, pero en algunos momentos entraba en pánico por pesar que no podría actuar. Los médicos le hicieron pruebas y le dijeron que todo estaba perfecto, así que todo el mundo pensó que era miedo escénico, inseguridad, algo que tenía que ver con la edad más que con otra cosa.
-Entonces, mientras rodábamos una secuencia de Las consecuencias, yo, que la conozco mucho, me di cuenta de que lo que estaba pasando no era el mismo pánico escénico de La distancia más larga, había algo más en todo lo que estaba ocurriendo, porque además ella, emocionalmente, estaba en el lugar perfecto para el personaje. Evidentemente no era un problema de concentración ni que no supiera de dónde atajarlo.
-Una cosa que me parecía muy rara era que los actores cuando se equivocan se dan cuenta e intentan hacerlo mejor y repiten, “hay una palabra que me cuesta”, “aquí me caigo”, “esto es difícil”…, pero en este caso Carme se equivocaba y no era consciente de que se estaba equivocando. Todo era muy desconcertante para el equipo, para mí, porque ella seguía adelante como si lo que estuviera diciendo tuviera sentido, mezclaba palabras en un monólogo que tenía. Imagínate, Carme ha hecho casi todos los monólogos que se pueden hacer en el teatro. Era todo muy extraño. Mientras yo seguía avanzando e íbamos haciendo toma tras toma, ella se iba poniendo cada vez más nerviosa. Yo no sabía cómo podía ayudarla, así que me puse a su lado y le iba diciendo las palabras y ella las repetía… Fue un momento bastante angustioso. No era un problema normal de un rodaje. Recuerdo que nos fuimos a una parte, para que ella descansara y se relajara un poco. Estaba muy nerviosa. Se puso a llorar y me dijo: “Claudia no sé lo que está pasando, pero no soy una actriz segura, te voy a dañar tu película”. Ella sabía lo que hay detrás de una película: conseguir el dinero, la financiación, escribir un guion, años y años de preparación, y no quería hacernos daño ni a mí ni a la película. Era un poco de “cámbiame, estamos a tiempo, es el segundo día de rodaje…”. Yo, en ese momento, le dije: “Me da igual. Tú y yo vamos a acabar esta película sea como sea. No te preocupes, estoy aquí para ayudarte y la vamos a acabar”. Así que no cambié de actriz, seguí con ella. Terminamos la película.
-Creo que Las consecuencias está muy bien, pero me cuesta mucho no verla sin recordar lo que pasó. Después de todo esto, vino el diagnóstico, y el médico le puso nombre a la enfermedad, aunque Carme tardó mucho en ponerle nombre. Ella la llamaba “esto que me pasa”, “esto que tengo”, luego empezó a llamarle “mi amigo Al”, de Alzheimer. A ella no le gusta usar la palabra “luchar contra” porque dice “no puedo luchar porque sé que él ha ganado esto, entonces lo que tengo que hacer es aceptarlo y asumirlo”, que se ha vuelto su filosofía. Ya cuando su diagnóstico se hizo público fue que decidimos hacer una película para la gente, porque Mientras seas tú empezó siendo una película para nosotras.

Carme Elías, una mujer y una actriz que aprendió a aceptar el Alzheimer sin compadecerse de sí misma (CORTESÍA CLAUDIA PINTO)
-¿Qué ha aprendido de Carme Elías, qué es lo más importante que ella le ha enseñado?
-Son tantas cosas. En lo que tiene que ver con el trabajo en el cine, me ha reafirmado que el talento tiene que estar acompañado de muchísimo trabajo y de mucha pasión. En Mientras seas tú se ve el amor que Carme siente por su profesión, por la interpretación, y creo que también se intuye el amor que siento por el cine, por el oficio de dirigir. En ese sentido nos parecemos mucho, fue nuestro primer punto de conexión, de tomarnos muy en serio, con mucho compromiso y respeto.
Y prosigue: “También hay una cosa muy bonita que Carme me ha enseñado y que es una bendición el haberla aprendido en mi primera película, y es que no pasa nada si en el set tienes dudas o no sabes o tienes miedos, porque precisamente de esas dudas y esos miedos podemos trabajar. Viví con ella muchos momentos de pánico escénico y me sorprendió mucho en una actriz con tantas tablas, con tanta experiencia, que estas cosas pudieran pasar y cómo verlo, pues me legitima a mí también, que todavía me considero una directora novel, a poder hacer lo mismo. Y ese es un bonito lugar desde el que crear, que te pone en una situación de vulnerabilidad también y pasan cosas muy mágicas cuando estás en ese sitio”.
-¿Y en lo personal?
-Ser testigo de la generosidad, de la valentía de Carme; ella siempre ha sido una mujer muy valiente, pero en estos momentos dejarse retratar de esa manera, de asumir la enfermedad como lo ha hecho, es de una valentía, de una generosidad, impresionantes. Creo que en la película queda muy patente su transparencia, esa aceptación sin victimizarse, su sentido del humor… No sé, creo que soy muy afortunada de que la vida nos haya juntado y que nos hayamos esforzado por mantener y hacer crecer nuestra amistad. Siento a Carme como parte de mi familia. He mencionado muchas cosas, pero si me pides la más importante, creo que quizás sea el vivir el momento, que como ella lo explica en la película, es como el eje, el aquí y el ahora de la interpretación. Trasladar eso a la vida, aunque se dice mucho, es tan difícil de hacer, pero cuando la salud te pone adelante que tu pasado está disperso y se va borrando y el futuro es algo en lo que no quieres pensar, pues es como que la vida te obliga a estar en un presente absoluto. Ver cómo ella va consiguiendo estar en ese presente, abrazándolo e intentando ser feliz desde allí, está siendo un aprendizaje vital increíble.
-El acercamiento entre ambas es muy introspectivo. ¿Qué permitió que se diera de esta manera?
-Yo creo que esta película no hubiera podido ocurrir nunca sin una confianza ciega de la una en la otra. Era sorprendente. Todo empezó de una manera espontánea, de “oye me encantaría que hiciéramos otra peli”. Estábamos en una casita que tenemos en las afueras de Valencia, ella vino a vernos, siempre viene los veranos y yo subo a Barcelona en navidades. No era raro que ella estuviera entre mi familia, vino con su hijo, etcétera. En algún momento nos quedamos solas, hablando, recordaba Las consecuencias, lo que había pasado. Le dije: “Pero verás, es una película mucho más pequeña, mucho más sencilla, mucho más del corazón, con menos parafernalia alrededor… Joder, tendremos que hacer otra película juntas”. Y ella me dijo: “Pues, como no sea un documental”. “¿Tú te atreverías?”, le pregunté. “¿Por qué no? ¿Tú te atreverías?”, respondió. “Bueno, ¿por qué no?”, dije. Empezó a aplaudir. Fue un momento muy curioso, muy bonito porque, claro, en ese momento ella no quería contarle a nadie, su gran paranoia era “se van a enterar, nadie me va a volver a contratar, nunca me van a llamar como actriz, voy a dejar de ser actriz, que es mi vida”. Quería que todo fuera un secreto, pero paradójicamente estábamos empezando a rodar una película, por tanto era una película secreta, casi que el cine por el cine, la memoria por la memoria, por intentar recoger algo que eran momentos que sabíamos que eran irrepetibles, como todo. Yo no sabía si ella iba a volver a Valencia, no sabía cuál es la velocidad de esa enfermedad tan incierta, no sabía nada, pero ella, al dejarse grabar, podía sentirse actriz de alguna manera… Así nació la película.
“A lo largo del proceso de hacer la peli -continúa Pinto-, le quería mostrar cosas y ella me decía que no le mostrara nada, que confiaba plenamente en mí, que yo iba a hacer lo que tenía que hacer… Nunca quiso ver material. Nunca vio secuencias montadas, somos muy intuitivas las dos y entonces era un ‘sigue tu intuición y vas a saber en el camino’. Le mostré un trocito una vez y le encantó. La primera vez que Carme vio la película fue en San Sebastián, estrenamos en el Festival de San Sebastián el año pasado. Imagínate lo nerviosa que estaba, era una gran responsabilidad para mí. A ella le encantó la película, le pareció un reflejo de su carrera y de dónde está. He intentado hacer la película desde el amor más profundo y poniendo el acento en el valor, no en sus caídas, sino en lo que tenía que hacer para levantarse”.
-¿Qué ha aprendido de Carme Elías, qué es lo más importante que ella le ha enseñado?
-Son tantas cosas. En lo que tiene que ver con el trabajo en el cine, me ha reafirmado que el talento tiene que estar acompañado de muchísimo trabajo y de mucha pasión. En Mientras seas tú se ve el amor que Carme siente por su profesión, por la interpretación, y creo que también se intuye el amor que siento por el cine, por el oficio de dirigir. En ese sentido nos parecemos mucho, fue nuestro primer punto de conexión, de tomarnos muy en serio, con mucho compromiso y respeto.
Y prosigue: “También hay una cosa muy bonita que Carme me ha enseñado y que es una bendición el haberla aprendido en mi primera película, y es que no pasa nada si en el set tienes dudas o no sabes o tienes miedos, porque precisamente de esas dudas y esos miedos podemos trabajar. Viví con ella muchos momentos de pánico escénico y me sorprendió mucho en una actriz con tantas tablas, con tanta experiencia, que estas cosas pudieran pasar y cómo verlo, pues me legitima a mí también, que todavía me considero una directora novel, a poder hacer lo mismo. Y ese es un bonito lugar desde el que crear, que te pone en una situación de vulnerabilidad también y pasan cosas muy mágicas cuando estás en ese sitio”.
-¿Y en lo personal?
-Ser testigo de la generosidad, de la valentía de Carme; ella siempre ha sido una mujer muy valiente, pero en estos momentos dejarse retratar de esa manera, de asumir la enfermedad como lo ha hecho, es de una valentía, de una generosidad, impresionantes. Creo que en la película queda muy patente su transparencia, esa aceptación sin victimizarse, su sentido del humor… No sé, creo que soy muy afortunada de que la vida nos haya juntado y que nos hayamos esforzado por mantener y hacer crecer nuestra amistad. Siento a Carme como parte de mi familia. He mencionado muchas cosas, pero si me pides la más importante, creo que quizás sea el vivir el momento, que como ella lo explica en la película, es como el eje, el aquí y el ahora de la interpretación. Trasladar eso a la vida, aunque se dice mucho, es tan difícil de hacer, pero cuando la salud te pone adelante que tu pasado está disperso y se va borrando y el futuro es algo en lo que no quieres pensar, pues es como que la vida te obliga a estar en un presente absoluto. Ver cómo ella va consiguiendo estar en ese presente, abrazándolo e intentando ser feliz desde allí, está siendo un aprendizaje vital increíble.
-El acercamiento entre ambas es muy introspectivo. ¿Qué permitió que se diera de esta manera?
-Yo creo que esta película no hubiera podido ocurrir nunca sin una confianza ciega de la una en la otra. Era sorprendente. Todo empezó de una manera espontánea, de “oye me encantaría que hiciéramos otra peli”. Estábamos en una casita que tenemos en las afueras de Valencia, ella vino a vernos, siempre viene los veranos y yo subo a Barcelona en navidades. No era raro que ella estuviera entre mi familia, vino con su hijo, etcétera. En algún momento nos quedamos solas, hablando, recordaba Las consecuencias, lo que había pasado. Le dije: “Pero verás, es una película mucho más pequeña, mucho más sencilla, mucho más del corazón, con menos parafernalia alrededor… Joder, tendremos que hacer otra película juntas”. Y ella me dijo: “Pues, como no sea un documental”. “¿Tú te atreverías?”, le pregunté. “¿Por qué no? ¿Tú te atreverías?”, respondió. “Bueno, ¿por qué no?”, dije. Empezó a aplaudir. Fue un momento muy curioso, muy bonito porque, claro, en ese momento ella no quería contarle a nadie, su gran paranoia era “se van a enterar, nadie me va a volver a contratar, nunca me van a llamar como actriz, voy a dejar de ser actriz, que es mi vida”. Quería que todo fuera un secreto, pero paradójicamente estábamos empezando a rodar una película, por tanto era una película secreta, casi que el cine por el cine, la memoria por la memoria, por intentar recoger algo que eran momentos que sabíamos que eran irrepetibles, como todo. Yo no sabía si ella iba a volver a Valencia, no sabía cuál es la velocidad de esa enfermedad tan incierta, no sabía nada, pero ella, al dejarse grabar, podía sentirse actriz de alguna manera… Así nació la película.
“A lo largo del proceso de hacer la peli -continúa Pinto-, le quería mostrar cosas y ella me decía que no le mostrara nada, que confiaba plenamente en mí, que yo iba a hacer lo que tenía que hacer… Nunca quiso ver material. Nunca vio secuencias montadas, somos muy intuitivas las dos y entonces era un ‘sigue tu intuición y vas a saber en el camino’. Le mostré un trocito una vez y le encantó. La primera vez que Carme vio la película fue en San Sebastián, estrenamos en el Festival de San Sebastián el año pasado. Imagínate lo nerviosa que estaba, era una gran responsabilidad para mí. A ella le encantó la película, le pareció un reflejo de su carrera y de dónde está. He intentado hacer la película desde el amor más profundo y poniendo el acento en el valor, no en sus caídas, sino en lo que tenía que hacer para levantarse”.

"Carme es una persona aparentemente tan lejana a mí: nos llevamos 30 años de edad, ella es catalana, yo soy venezolana, tenemos referentes muy distintos, pero mira, hemos conectado en lo profundo", afirma la directora de Mientras seas tú (CORTESÍA CLAUDIA PINTO)
-¿Cuán duro o difícil fue para usted emprender la realización de Mientras seas tú? ¿Cómo se enfrentó a una actriz, y ya amiga, que va perdiendo sus capacidades cognitivas, su memoria? ¿Pensó que en algún momento Carme Elías no la reconocería?
-Es una pregunta muy potente porque hay muchas cosas ahí adentro. Yo creo que debe ser que las películas como que tocan a tu puerta y no puedes evitarlas o decir que no. Es verdad que después de haber empezado a rodar, a mí me entró mucho miedo porque me sentía un poco abocada a un lugar tan incierto; además he hecho, sobre todo, ficción y para mí era meterme en el mundo del documental, pero además con una amiga hablando de algo tan delicado que tiene que ver con la finitud, con el final de una vida, enfrentarse a una enfermedad, un momento de vulnerabilidad máximo; una enfermedad que, además, pone en juego la consciencia y, por tanto, la dignidad también.
“Tuve muchos debates internos de cómo hacerlo, desde dónde hacerlo, de si debía grabar o no, si debía parar o no -continúa la cineasta-. Hubo muchas veces que decidí no grabar y paraba la cámara. El proceso de rodaje fue muy potente porque, claro, yo estaba acostumbrada a ver a Carme desde el combo: ella es la actriz y yo al otro lado. Y cuando empecé a grabar es como ‘claro, no es una actriz que esté interpretando nada, es ella, y yo no soy una directora que está rodando, la película forma parte de mí también’. Como directora es una película que me ha cambiado mucho porque me he puesto a trabajar desde un lugar meramente intuitivo, incluso dejando de ver por el monitor porque me di cuenta que en el momento en que ella era muy consciente de que estaba siendo grabada o sentía el micrófono, pues inmediatamente como que se colocaba, y la película evidentemente no podía ir de eso, sino de una mujer que se transparenta. Fue un ejercicio potente”.
-Me di cuenta que tenía que entrar, que no podía ver la película desde la distancia, porque creo que le hacía daño a la propia película, pero también porque era una historia en la que yo sentía que me tenía que mojar, que tenía que formar parte. Como todo fue muy intuitivo, no sabía cómo ni desde dónde, pero hubo un momento en que lo vi claro: me di cuenta que a lo largo de cinco años de rodaje, llegaría un momento en que Carme no se podría narrar a sí misma, que la voz de la persona que miraba, que en este caso era yo, como cualquier persona que acompaña al enfermo, también tenía un valor dentro del relato, y fue entonces cuando la película adquirió dos caras: la de la persona que está enferma y la del que la acompaña. Dos personas que no saben qué hacer. Yo sí que tenía claro desde bastante pronto que no quería hacer una película con entrevistados que hablaran del Alzheimer y contaran lo que es y lo que deja de ser, que tampoco quería hacer una película donde todo el mundo dijera lo maravilloso que era Carme como actriz, sino que prefería otro camino que sentía que era el más difícil y el más riesgoso, pero sentía que era el lugar y poner en imágenes la incertidumbre que yo sentía ante una enfermedad que no sabes nunca cómo va a ser, ni cuánto tiempo tienes, ni cómo va a evolucionar; solo sabes que hay un final y sabes cuál es, pero en el camino todo depende, depende, depende… Trabajar desde esa vulnerabilidad, intentando complacer a Carme en lo que ella pedía -al final era casi un regalo para ella- e ir siguiéndola de la manera más honesta posible en todos sus vaivenes emocionales a lo largo de cinco años, es lo que he intentado hacer.
-He tenido pánico, por supuesto, y todavía lo tengo, de cuando llegue ese día que no me reconozca, creo que no se está preparado nunca para un momento tan demoledor, pero intento pensar que mientras se ha hecho la película ella ha estado muy bien, ahora cuando recibe todas las valoraciones y comentarios de la película y sabe que se ve y que está en un lugar y en otro, ella es muy feliz.
Sobre el estado actual de Carme Elías, comenta Claudia Pinto: “Ella está bien dentro de su situación. La enfermedad avanza lentamente, está menos angustiada que cuando nadie lo sabía, la ha calmado mucho el hacer la enfermedad pública, terminó de firmar su testamento vital. Está cerrando todo, tranquila, despidiéndose lentamente, intentando no dramatizar, no compadecerse, se ríe mucho, hace bromas de su salud”.
-¿Qué responsabilidad entraña para usted la amistad?
-La amistad verdadera tiene un valor inmenso que es casi como de otro mundo; el entenderte profundamente con alguien, darte a alguien, recibir a alguien en lo profundo, es una fortuna. ¿Quién me iba a decir a mí que aquella película rodada en la Gran Sabana me daría este regalo tan hermoso como es mi amistad con Carme? Ahí está. Es misterioso porque, aunque nosotras nos hemos esforzado por mantenerla, hay algo de piel, de química. Carme es una persona aparentemente tan lejana a mí: nos llevamos 30 años de edad, ella es catalana, yo soy venezolana, tenemos referentes muy distintos, pero mira, hemos conectado en lo profundo.
Mientras seas tú forma parte de la programación de la edición número 28 del Festival de Cine Español. Este sábado 26 de octubre, a las 10:00 am, se realizará un cine foro con la participación, vía Zoom, de su directora Claudia Pinto; ese mismo día tendrá una función a las 5:00 pm, en Trasnocho Cultural. También se proyectará el jueves 31 de octubre y el domingo 10 de noviembre en las mismas salas.
@juanchi62
-¿Cuán duro o difícil fue para usted emprender la realización de Mientras seas tú? ¿Cómo se enfrentó a una actriz, y ya amiga, que va perdiendo sus capacidades cognitivas, su memoria? ¿Pensó que en algún momento Carme Elías no la reconocería?
-Es una pregunta muy potente porque hay muchas cosas ahí adentro. Yo creo que debe ser que las películas como que tocan a tu puerta y no puedes evitarlas o decir que no. Es verdad que después de haber empezado a rodar, a mí me entró mucho miedo porque me sentía un poco abocada a un lugar tan incierto; además he hecho, sobre todo, ficción y para mí era meterme en el mundo del documental, pero además con una amiga hablando de algo tan delicado que tiene que ver con la finitud, con el final de una vida, enfrentarse a una enfermedad, un momento de vulnerabilidad máximo; una enfermedad que, además, pone en juego la consciencia y, por tanto, la dignidad también.
“Tuve muchos debates internos de cómo hacerlo, desde dónde hacerlo, de si debía grabar o no, si debía parar o no -continúa la cineasta-. Hubo muchas veces que decidí no grabar y paraba la cámara. El proceso de rodaje fue muy potente porque, claro, yo estaba acostumbrada a ver a Carme desde el combo: ella es la actriz y yo al otro lado. Y cuando empecé a grabar es como ‘claro, no es una actriz que esté interpretando nada, es ella, y yo no soy una directora que está rodando, la película forma parte de mí también’. Como directora es una película que me ha cambiado mucho porque me he puesto a trabajar desde un lugar meramente intuitivo, incluso dejando de ver por el monitor porque me di cuenta que en el momento en que ella era muy consciente de que estaba siendo grabada o sentía el micrófono, pues inmediatamente como que se colocaba, y la película evidentemente no podía ir de eso, sino de una mujer que se transparenta. Fue un ejercicio potente”.
-Me di cuenta que tenía que entrar, que no podía ver la película desde la distancia, porque creo que le hacía daño a la propia película, pero también porque era una historia en la que yo sentía que me tenía que mojar, que tenía que formar parte. Como todo fue muy intuitivo, no sabía cómo ni desde dónde, pero hubo un momento en que lo vi claro: me di cuenta que a lo largo de cinco años de rodaje, llegaría un momento en que Carme no se podría narrar a sí misma, que la voz de la persona que miraba, que en este caso era yo, como cualquier persona que acompaña al enfermo, también tenía un valor dentro del relato, y fue entonces cuando la película adquirió dos caras: la de la persona que está enferma y la del que la acompaña. Dos personas que no saben qué hacer. Yo sí que tenía claro desde bastante pronto que no quería hacer una película con entrevistados que hablaran del Alzheimer y contaran lo que es y lo que deja de ser, que tampoco quería hacer una película donde todo el mundo dijera lo maravilloso que era Carme como actriz, sino que prefería otro camino que sentía que era el más difícil y el más riesgoso, pero sentía que era el lugar y poner en imágenes la incertidumbre que yo sentía ante una enfermedad que no sabes nunca cómo va a ser, ni cuánto tiempo tienes, ni cómo va a evolucionar; solo sabes que hay un final y sabes cuál es, pero en el camino todo depende, depende, depende… Trabajar desde esa vulnerabilidad, intentando complacer a Carme en lo que ella pedía -al final era casi un regalo para ella- e ir siguiéndola de la manera más honesta posible en todos sus vaivenes emocionales a lo largo de cinco años, es lo que he intentado hacer.
-He tenido pánico, por supuesto, y todavía lo tengo, de cuando llegue ese día que no me reconozca, creo que no se está preparado nunca para un momento tan demoledor, pero intento pensar que mientras se ha hecho la película ella ha estado muy bien, ahora cuando recibe todas las valoraciones y comentarios de la película y sabe que se ve y que está en un lugar y en otro, ella es muy feliz.
Sobre el estado actual de Carme Elías, comenta Claudia Pinto: “Ella está bien dentro de su situación. La enfermedad avanza lentamente, está menos angustiada que cuando nadie lo sabía, la ha calmado mucho el hacer la enfermedad pública, terminó de firmar su testamento vital. Está cerrando todo, tranquila, despidiéndose lentamente, intentando no dramatizar, no compadecerse, se ríe mucho, hace bromas de su salud”.
-¿Qué responsabilidad entraña para usted la amistad?
-La amistad verdadera tiene un valor inmenso que es casi como de otro mundo; el entenderte profundamente con alguien, darte a alguien, recibir a alguien en lo profundo, es una fortuna. ¿Quién me iba a decir a mí que aquella película rodada en la Gran Sabana me daría este regalo tan hermoso como es mi amistad con Carme? Ahí está. Es misterioso porque, aunque nosotras nos hemos esforzado por mantenerla, hay algo de piel, de química. Carme es una persona aparentemente tan lejana a mí: nos llevamos 30 años de edad, ella es catalana, yo soy venezolana, tenemos referentes muy distintos, pero mira, hemos conectado en lo profundo.
Mientras seas tú forma parte de la programación de la edición número 28 del Festival de Cine Español. Este sábado 26 de octubre, a las 10:00 am, se realizará un cine foro con la participación, vía Zoom, de su directora Claudia Pinto; ese mismo día tendrá una función a las 5:00 pm, en Trasnocho Cultural. También se proyectará el jueves 31 de octubre y el domingo 10 de noviembre en las mismas salas.
@juanchi62
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