Amílcar Rivero: “'Por los caminos verdes' solo enaltece el gentilicio venezolano”
El actor y comediante se une a su colega Emilio Lovera para demostrar sobre el escenario que el drama también da risa
Amílcar Rivero (Caracas, 1968) inició su camino en la actuación cuando apenas tenía 10 años, en el dramático Mariaelena, emitido por RCTV, en 1981. Desde esa fecha hasta hoy, ha sido mucha el agua que ha pasado debajo del puente. No obstante, ver al artista hoy plantado en un escenario es observar cómo evolucionó como performer y entertainer, gracias a la formación que obtuvo a esa edad y la experiencia que ganó en producciones como Por estas calles, El desafío, Angelito, Los amores de Anita Peña y Mambo y canela, entre otros títulos más. Los números se pierden de vista cuando se trata de contar todo lo que ha hecho en televisión, teatro y cine.
Desde hace rato, se le ve cómodo en las tablas, lugar que comparte en la actualidad con Emilio Lovera en el show Por los caminos verdes, cuya gira comenzará el 14 de noviembre y que llevará a los comediantes también a Colombia, República Dominicana, Chile, Uruguay, Argentina y Perú.
-¿Qué significa para usted girar en Venezuela y Latinoamérica el show Por los caminos verdes? Así como también, presentarlo con Emilio Lovera.
-Para mí, Por los caminos verdes es como la segunda parte de un show que hicimos Emilio y yo hace mucho tiempo que se llama ¿Emigrante yo?, en el que hablábamos, hace aproximadamente 15 años, sobre lo complicado que es para el venezolano adaptarse a otras culturas, que no sabemos cómo emigrar. Ahora, este show es el resultado de ese proceso.
“Por otra parte -prosigue-, trabajar con Emilio siempre es un placer porque trata de sacar lo mejor de sí y del compañero para el beneficio del espectador. Es mi amigo y compadre desde hace mucho tiempo, nos conocemos. Solo nos miramos y sabemos que lo que viene es algo explosivo que nos va a hacer reír. Es como una batalla picaresca que, a veces, yo también intento hacérsela a él. Hacemos una buena dupla porque somos responsables y atentos a la gente y nos gusta sacar la risa como una manera de expresión que nos llena la vida. Es muy gratificante trabajar con él porque es un gran exponente del humor venezolano.
-A pesar del tiempo que ha pasado siguen abordando el tema de la migración, no solo la tradicional, sino también, la extrema, la que toma la decisión de cruzar la selva del Darién.
-Lo principal es hacer reír a la gente, ver la parte desde la óptica de la risa. Emigrar es tema que todos los países tienen. Nos referimos a la selva porque es como lo más noticioso y lo más cercano que tenemos. Los venezolanos se han ido desde la Amazonia, por los Andes y muchas vías y realmente, no hablamos de eso, de la manera cómo se va, sino de lo complicado que es emigrar, vivir afuera y también, lo complicado que es vivir adentro.
“Por los caminos verdes solo enaltece el gentilicio venezolano porque es la visión de dos amigos que tienen la interrogante de si se van o si se quedan. Y aquí lo más importante son los afectos y eso es lo que mantiene unida a Venezuela”, agrega.
-¿Cómo se maneja una situación tan traumática desde el humor?
-Te sorprenderías porque las cosas dramáticas también dan risa. Es una manera que diferencia a los seres humanos de los animales de poder reírse de sus desgracias. Lo que pasa es que nos enfocamos, en este show, no desde la tragedia, sino desde las expectativas y experiencias que tiene cada personaje.
Desde hace rato, se le ve cómodo en las tablas, lugar que comparte en la actualidad con Emilio Lovera en el show Por los caminos verdes, cuya gira comenzará el 14 de noviembre y que llevará a los comediantes también a Colombia, República Dominicana, Chile, Uruguay, Argentina y Perú.
-¿Qué significa para usted girar en Venezuela y Latinoamérica el show Por los caminos verdes? Así como también, presentarlo con Emilio Lovera.
-Para mí, Por los caminos verdes es como la segunda parte de un show que hicimos Emilio y yo hace mucho tiempo que se llama ¿Emigrante yo?, en el que hablábamos, hace aproximadamente 15 años, sobre lo complicado que es para el venezolano adaptarse a otras culturas, que no sabemos cómo emigrar. Ahora, este show es el resultado de ese proceso.
“Por otra parte -prosigue-, trabajar con Emilio siempre es un placer porque trata de sacar lo mejor de sí y del compañero para el beneficio del espectador. Es mi amigo y compadre desde hace mucho tiempo, nos conocemos. Solo nos miramos y sabemos que lo que viene es algo explosivo que nos va a hacer reír. Es como una batalla picaresca que, a veces, yo también intento hacérsela a él. Hacemos una buena dupla porque somos responsables y atentos a la gente y nos gusta sacar la risa como una manera de expresión que nos llena la vida. Es muy gratificante trabajar con él porque es un gran exponente del humor venezolano.
-A pesar del tiempo que ha pasado siguen abordando el tema de la migración, no solo la tradicional, sino también, la extrema, la que toma la decisión de cruzar la selva del Darién.
-Lo principal es hacer reír a la gente, ver la parte desde la óptica de la risa. Emigrar es tema que todos los países tienen. Nos referimos a la selva porque es como lo más noticioso y lo más cercano que tenemos. Los venezolanos se han ido desde la Amazonia, por los Andes y muchas vías y realmente, no hablamos de eso, de la manera cómo se va, sino de lo complicado que es emigrar, vivir afuera y también, lo complicado que es vivir adentro.
“Por los caminos verdes solo enaltece el gentilicio venezolano porque es la visión de dos amigos que tienen la interrogante de si se van o si se quedan. Y aquí lo más importante son los afectos y eso es lo que mantiene unida a Venezuela”, agrega.
-¿Cómo se maneja una situación tan traumática desde el humor?
-Te sorprenderías porque las cosas dramáticas también dan risa. Es una manera que diferencia a los seres humanos de los animales de poder reírse de sus desgracias. Lo que pasa es que nos enfocamos, en este show, no desde la tragedia, sino desde las expectativas y experiencias que tiene cada personaje.

Imagen promocional del espectáculo Por los caminos verdes, con Amílcar Rivero y Emilio Lovera (CORTESÍA)
-¿Cómo es el público que, hoy por hoy, se acerca a un teatro a ver un espectáculo protagonizado por Amílcar Rivero?
-Los públicos tienen que identificarse con lo que está sucediendo, verse reflejados. Todos tenemos un familiar o un amigo que se nos fue y sabe lo difícil que es eso. Y van a ver un espectáculo protagonizado por Emilio Lovera y Amílcar Rivero porque son dos visiones tipo show y hay situaciones que planteamos en sketches de los dos. El público no cambia. Lo que cambia es la generación del público.
-En una época en la que el mundo del entretenimiento está signado por la fiebre de las redes sociales, ¿qué lo motiva como humorista a mantenerse fiel a la vieja usanza y expresar sus ideas, a través de un show en las tablas?
-Es verdad, existen las redes sociales, pero la esencia sigue siendo la misma, la de hacer reír, la de caracterizar, la de sorprender al espectador y la manera más directa que tenemos es hacerlo a través de las tablas; es más, allí es donde tú tienes un contacto real y verdadero con el humorista, en un show en vivo porque lo demás, como saben, puedo editarlo mejor y transmitirlo en las redes, que está muy bien para la publicidad, pero no es el fin. El espectáculo sigue siendo pararte frente a ese monstruo que representa el público.
-¿Cómo pondera el hecho de que cada vez haya más comediantes venezolanos llevando el sentido del humor, manera de pensar y sentir de nuestro país al resto del mundo?
-El humorista es el reflejo de su sociedad y la verdad es que, sencillamente, nos estamos mostrando al mundo. Además, a eso le combinamos el sentido del humor agudo que tenemos. El venezolano (24/7) está jodiendo todo el día, eso conlleva a que sobresalgamos del resto.
-Se inició muy joven en la televisión. Hoy, a sus 56 años, ¿qué retrospectiva hace de su recorrido por la industria del entretenimiento?
-Estoy muy agradecido con Dios de haberme brindado la oportunidad de dirigirme durante tanto tiempo a la gente y haberme ganado su confianza y respeto. A veces siento que no merezco tanto cariño. La gente me para en la calle, me abraza, llora. Me dicen: “Yo crecí contigo”, a lo que respondo: “Bueno, creciste tú, yo no crecí mucho”. Y, la verdad, es que el cariño que me tiene la gente en Venezuela es indescriptible.
-¿Tiene algún personaje pendiente que le gustaría interpretar en televisión, cine o teatro?
-La verdad es que no. No me pongo una meta de un personaje. Si ha de llegar, llegará. Si lo tengo que crear, lo crearé, pero eso solamente me lo dirá el paso del tiempo. Hay tantos personajes e historias del pueblo de Venezuela, que más adelante se verá. Estoy orgullosísimo de ser venezolano.
-Aparte de esta gira, ¿qué otros planes se propone Amílcar Rivero de cara al último trimestre de 2024?
-La verdad es que no me planteo nada, no pienso en el futuro, sino como decía Eudomar Santos: “Como vaya viniendo, vamos viendo”. Hay que vivir y disfrutar cada paso que das en este camino tan largo que es la vida. Contento y privilegiado que es estar en el corazón del público venezolano.
@yolilu
-¿Cómo es el público que, hoy por hoy, se acerca a un teatro a ver un espectáculo protagonizado por Amílcar Rivero?
-Los públicos tienen que identificarse con lo que está sucediendo, verse reflejados. Todos tenemos un familiar o un amigo que se nos fue y sabe lo difícil que es eso. Y van a ver un espectáculo protagonizado por Emilio Lovera y Amílcar Rivero porque son dos visiones tipo show y hay situaciones que planteamos en sketches de los dos. El público no cambia. Lo que cambia es la generación del público.
-En una época en la que el mundo del entretenimiento está signado por la fiebre de las redes sociales, ¿qué lo motiva como humorista a mantenerse fiel a la vieja usanza y expresar sus ideas, a través de un show en las tablas?
-Es verdad, existen las redes sociales, pero la esencia sigue siendo la misma, la de hacer reír, la de caracterizar, la de sorprender al espectador y la manera más directa que tenemos es hacerlo a través de las tablas; es más, allí es donde tú tienes un contacto real y verdadero con el humorista, en un show en vivo porque lo demás, como saben, puedo editarlo mejor y transmitirlo en las redes, que está muy bien para la publicidad, pero no es el fin. El espectáculo sigue siendo pararte frente a ese monstruo que representa el público.
-¿Cómo pondera el hecho de que cada vez haya más comediantes venezolanos llevando el sentido del humor, manera de pensar y sentir de nuestro país al resto del mundo?
-El humorista es el reflejo de su sociedad y la verdad es que, sencillamente, nos estamos mostrando al mundo. Además, a eso le combinamos el sentido del humor agudo que tenemos. El venezolano (24/7) está jodiendo todo el día, eso conlleva a que sobresalgamos del resto.
-Se inició muy joven en la televisión. Hoy, a sus 56 años, ¿qué retrospectiva hace de su recorrido por la industria del entretenimiento?
-Estoy muy agradecido con Dios de haberme brindado la oportunidad de dirigirme durante tanto tiempo a la gente y haberme ganado su confianza y respeto. A veces siento que no merezco tanto cariño. La gente me para en la calle, me abraza, llora. Me dicen: “Yo crecí contigo”, a lo que respondo: “Bueno, creciste tú, yo no crecí mucho”. Y, la verdad, es que el cariño que me tiene la gente en Venezuela es indescriptible.
-¿Tiene algún personaje pendiente que le gustaría interpretar en televisión, cine o teatro?
-La verdad es que no. No me pongo una meta de un personaje. Si ha de llegar, llegará. Si lo tengo que crear, lo crearé, pero eso solamente me lo dirá el paso del tiempo. Hay tantos personajes e historias del pueblo de Venezuela, que más adelante se verá. Estoy orgullosísimo de ser venezolano.
-Aparte de esta gira, ¿qué otros planes se propone Amílcar Rivero de cara al último trimestre de 2024?
-La verdad es que no me planteo nada, no pienso en el futuro, sino como decía Eudomar Santos: “Como vaya viniendo, vamos viendo”. Hay que vivir y disfrutar cada paso que das en este camino tan largo que es la vida. Contento y privilegiado que es estar en el corazón del público venezolano.
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