Julio Túpac Cabello: “'Felices bastardos' coincide con lo que es una representación de Miami”
El periodista y escritor venezolano presentará su nuevo libro el 2 de noviembre en Macondo Kendall, con palabras de Elí Bravo
“Miami es una ciudad de expatriados, donde muchos vivimos extrañando. Es una ciudad de latinos en Estados Unidos, sin llegar a ser una ciudad latinoamericana. No es ni de lejos la ciudad de la rumba, los malls y el reguetón. Hay toda una sociedad joven que se está formando, muy artística, muy politizada, y una buena calidad de educación en todos los niveles. Eso le da como un eje muy interesante, un centro de gravedad nuevo, joven”.
Radicado hace 23 años en esa ciudad del estado de Florida, Julio Túpac Cabello (Caracas, 1971) le dedica a ese complejo mosaico cultural su más reciente producción editorial, un libro heterogéneo en el que, haciendo uso de la libertad que tanto valora, ha reunido 44 textos que nos permiten aproximarnos a una visión desde adentro de la cambiante dinámica de la ciudad, por encima de los estereotipos que en torno a ella se tejen.
Felices bastardos, como se titula el volumen, disponible en lulu.com, se bautiza el sábado 2 de noviembre en Macondo Kendall Café, a las 5:00 pm, con palabras del también periodista y escritor Elí Bravo, autor del prólogo.
Se trata de “un ejercicio creativo sobre Miami, una mirada arbitraria cuya motivación inicial es la rebeldía ante tanto estereotipo, sobre todo de cierta intelectualidad, cierta izquierda, para las que hablar mal de Miami parece muy fácil, un lugar común”, explica el autor de este compendio de crónicas, textos autobiográficos, poemas en prosa, entrevistas, listados, reflexiones, ensayos y hasta la letra de un reguetón, llenos de información, anécdotas, personajes y detalles que dan vida a escenas de la realidad cotidiana de la ciudad.
Hijo de Julio Cabello, recordado docente, investigador y estudioso del periodismo radial en Venezuela, Julio Túpac Cabello es un nombre familiar en los medios digitales. Periodista, docente universitario y especialista en narrativas audiovisuales, estudió Comunicación Social, Literatura y Producción de Cine y TV en la Universidad Central de Venezuela.
“Parece que hace quedar bien a algunos que hablan mal de la ciudad con mucha facilidad, así como hay otros que la ven como un parque temático Disney. Pero Miami no es una cosa ni la otra, es una ciudad compleja, como todas las ciudades, con muchas particularidades, porque es una ciudad de migrantes, una cultura dentro de otra, en las que rigen grosso modo las líneas culturales de Estados Unidos, pero quienes ejercen la cultura acá son latinos”.
“Por razones diversas”, responde al ser consultado por qué se marcha a esa ciudad. “Estudié en Inglaterra y cuando regresé a Venezuela a ejercer, en 1999, encontré un país que estaba absolutamente inmerso en una discusión que no me interesaba. Era algo que yo había superado desde muy jovencito, que era si las revoluciones sirven o no. Yo ya no creía en esas militancias religioso-políticas. Tenía muy claro lo importante que era la libertad. Pero eso era lo que se estaba discutiendo, porque la revolución ya estaba en el poder. Sentía que el país no estaba abierto a hacer cosas que me interesaran, pero hice cosas interesantes”, afirma.
Entre ellas, trabajó como productor y escritor en el programa de documentales Aquí en Venezuela. Luego en “El Mundo de Teodoro”, como dice, el diario Tal Cual, y docente en la cátedra Radios Alternativas de la Universidad Católica Andrés Bello.
“Por otra parte -sigue su relato-, el regreso de Inglaterra me había dejado ganas de viajar, y casualmente me reencontré con una de mis compañeras de la Universidad, de quien me enamoré. Ella vivía en Miami, el último lugar en el mundo en el que yo hubiera pensado para vivir. Nos casamos, tuvimos hijos, pero llegó un momento en que quería regresar. Las dificultades de Venezuela lo que hacían era llamarme, pero era un tiempo de muchísima inseguridad en el país, y la mamá de los niños no quiso volver. Años después nos divorciamos, pero no quise irme lejos de donde estaban mis hijos”.
Especializado en escritura dramática, desarrollo de ficción y consultor y dialoguista, con más de 20 años de experiencia en la industria, Cabello ha participado en la construcción de series que van desde Los caballeros las prefieren brutas hasta Luis Miguel. Hasta hace poco se desempeñó como director sénior de Estrategia y Desarrollo de Contenido en Telemundo.
Sus numerosas crónicas y reseñas se leen en medios como Univisión.com, La Vida de Nos, Tal Cual Digital, entre otros, y libros como Cemento fresco, poemas en prosa que abordan “las múltiples muertes por la que estamos rodeados: la partida de esta vida, la orfandad, el exilio, el orgasmo, la alienación, el apego y de cómo todas las muertes en realidad son nacimiento”.
“Sabiduría de moribundo -explica- es un trabajo mucho más amplio, que conecta decretos con humor, declaración de principios con miradas infantiles, burla con ficción. Y en él hay poesía, mini ensayos, diálogos, relatos. Y de nuevo la idea de renacer”.
-¿No le gusta ceñirse a modelos genéricos?
-Escribo de acuerdo al género que requiera lo que voy a decir. Me gusta que la escritura sea lúdica, creativa, una obra plástica en sí misma. No tengo nada en contra de los géneros, pero no me encuentro definido por ellos. Creo que en mi cabeza siempre hay un libro parecido a Vuelta al día en ochenta mundos, de Julio Cortázar, en el cual lo mismo da una crónica, un relato fantástico, una foto o un poema. El libro es un rompecabezas, más que una estructura inmodificable.
En ese sentido, apunta finalmente, “Felices bastardos coincide un poco con lo que es una representación de Miami: aquí hay contrabandistas y profesionales, millonarios e indigentes, progresistas y racistas, playeros y foráneos. Todos conviven aquí, pero no necesariamente en un orden determinado. Puedes armar la ciudad en muchos órdenes distintos. Y siempre habrá otro que verá otra ciudad, con otros elementos”.
“Pero no se crean que el libro es pura lisonja”, aclara. “Esta ciudad, como sus habitantes, también está rota. Lo que pasa es que también hay belleza en lo que se descompone”.
@weykapu
Radicado hace 23 años en esa ciudad del estado de Florida, Julio Túpac Cabello (Caracas, 1971) le dedica a ese complejo mosaico cultural su más reciente producción editorial, un libro heterogéneo en el que, haciendo uso de la libertad que tanto valora, ha reunido 44 textos que nos permiten aproximarnos a una visión desde adentro de la cambiante dinámica de la ciudad, por encima de los estereotipos que en torno a ella se tejen.
Felices bastardos, como se titula el volumen, disponible en lulu.com, se bautiza el sábado 2 de noviembre en Macondo Kendall Café, a las 5:00 pm, con palabras del también periodista y escritor Elí Bravo, autor del prólogo.
Se trata de “un ejercicio creativo sobre Miami, una mirada arbitraria cuya motivación inicial es la rebeldía ante tanto estereotipo, sobre todo de cierta intelectualidad, cierta izquierda, para las que hablar mal de Miami parece muy fácil, un lugar común”, explica el autor de este compendio de crónicas, textos autobiográficos, poemas en prosa, entrevistas, listados, reflexiones, ensayos y hasta la letra de un reguetón, llenos de información, anécdotas, personajes y detalles que dan vida a escenas de la realidad cotidiana de la ciudad.
Hijo de Julio Cabello, recordado docente, investigador y estudioso del periodismo radial en Venezuela, Julio Túpac Cabello es un nombre familiar en los medios digitales. Periodista, docente universitario y especialista en narrativas audiovisuales, estudió Comunicación Social, Literatura y Producción de Cine y TV en la Universidad Central de Venezuela.
“Parece que hace quedar bien a algunos que hablan mal de la ciudad con mucha facilidad, así como hay otros que la ven como un parque temático Disney. Pero Miami no es una cosa ni la otra, es una ciudad compleja, como todas las ciudades, con muchas particularidades, porque es una ciudad de migrantes, una cultura dentro de otra, en las que rigen grosso modo las líneas culturales de Estados Unidos, pero quienes ejercen la cultura acá son latinos”.
“Por razones diversas”, responde al ser consultado por qué se marcha a esa ciudad. “Estudié en Inglaterra y cuando regresé a Venezuela a ejercer, en 1999, encontré un país que estaba absolutamente inmerso en una discusión que no me interesaba. Era algo que yo había superado desde muy jovencito, que era si las revoluciones sirven o no. Yo ya no creía en esas militancias religioso-políticas. Tenía muy claro lo importante que era la libertad. Pero eso era lo que se estaba discutiendo, porque la revolución ya estaba en el poder. Sentía que el país no estaba abierto a hacer cosas que me interesaran, pero hice cosas interesantes”, afirma.
Entre ellas, trabajó como productor y escritor en el programa de documentales Aquí en Venezuela. Luego en “El Mundo de Teodoro”, como dice, el diario Tal Cual, y docente en la cátedra Radios Alternativas de la Universidad Católica Andrés Bello.
“Por otra parte -sigue su relato-, el regreso de Inglaterra me había dejado ganas de viajar, y casualmente me reencontré con una de mis compañeras de la Universidad, de quien me enamoré. Ella vivía en Miami, el último lugar en el mundo en el que yo hubiera pensado para vivir. Nos casamos, tuvimos hijos, pero llegó un momento en que quería regresar. Las dificultades de Venezuela lo que hacían era llamarme, pero era un tiempo de muchísima inseguridad en el país, y la mamá de los niños no quiso volver. Años después nos divorciamos, pero no quise irme lejos de donde estaban mis hijos”.
Especializado en escritura dramática, desarrollo de ficción y consultor y dialoguista, con más de 20 años de experiencia en la industria, Cabello ha participado en la construcción de series que van desde Los caballeros las prefieren brutas hasta Luis Miguel. Hasta hace poco se desempeñó como director sénior de Estrategia y Desarrollo de Contenido en Telemundo.
Sus numerosas crónicas y reseñas se leen en medios como Univisión.com, La Vida de Nos, Tal Cual Digital, entre otros, y libros como Cemento fresco, poemas en prosa que abordan “las múltiples muertes por la que estamos rodeados: la partida de esta vida, la orfandad, el exilio, el orgasmo, la alienación, el apego y de cómo todas las muertes en realidad son nacimiento”.
“Sabiduría de moribundo -explica- es un trabajo mucho más amplio, que conecta decretos con humor, declaración de principios con miradas infantiles, burla con ficción. Y en él hay poesía, mini ensayos, diálogos, relatos. Y de nuevo la idea de renacer”.
-¿No le gusta ceñirse a modelos genéricos?
-Escribo de acuerdo al género que requiera lo que voy a decir. Me gusta que la escritura sea lúdica, creativa, una obra plástica en sí misma. No tengo nada en contra de los géneros, pero no me encuentro definido por ellos. Creo que en mi cabeza siempre hay un libro parecido a Vuelta al día en ochenta mundos, de Julio Cortázar, en el cual lo mismo da una crónica, un relato fantástico, una foto o un poema. El libro es un rompecabezas, más que una estructura inmodificable.
En ese sentido, apunta finalmente, “Felices bastardos coincide un poco con lo que es una representación de Miami: aquí hay contrabandistas y profesionales, millonarios e indigentes, progresistas y racistas, playeros y foráneos. Todos conviven aquí, pero no necesariamente en un orden determinado. Puedes armar la ciudad en muchos órdenes distintos. Y siempre habrá otro que verá otra ciudad, con otros elementos”.
“Pero no se crean que el libro es pura lisonja”, aclara. “Esta ciudad, como sus habitantes, también está rota. Lo que pasa es que también hay belleza en lo que se descompone”.
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