Demi Moore se transforma en cuerpo y alma en la película de terror "La sustancia"
En el film de Coralie Fargeat, se despoja de cualquier tipo de complejo en aras de su performance. No cualquier artista pudiera hacer ese mismo ejercicio sin pataletas o condiciones de retoques estéticos
Ambientada en el mundo de la televisión y de Hollywood, en La sustancia encontramos a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz ganadora del Óscar, que con el paso de los años, todavía disfruta de la fama y el aplauso del público con un programa de aerobics. Cualquier guiño con Jane Fonda es pura coincidencia.
La protagonista principal luce tan impresionante a sus 61 años que fácilmente se pondría pensar que es en la encarnación de una Barbie madura. Todos creen eso. Menos el inescrupuloso productor de su espacio, Harvey (encarnado por Dennis Quaid), quien busca sustituirla por un modelo más joven. Al ser despedida del canal en el que trabajó durante décadas, la artista aceptará tomar medidas desesperadas.
¿La némesis de Elisabeth? Paradójicamente saldrá de su columna vertebral y será una hermosa criatura, 40 años menor que ella, que se presentará ante el mundo como Sue (Margaret Qualley, hija de Andie MacDowell). Todo esto se produce después de que la histrión decidiera someterse a un peligroso y misterioso proceso de rejuvenecimiento. Cada siete días, la diva de antaño deberá repetirlo para que Sue ocupe su lugar y viceversa.
Al principio, todo parecerá funcionar hasta que una de las partes no cumpla con lo que le corresponde, provocando consecuencias desastrosas. Lo que empieza como una sátira sobre el mundo del entretenimiento, la belleza, lo que son capaces de hacer las mujeres por detener el paso del tiempo, la cosificación de la féminas, la hipersexualización de los medios de comunicación y redes sociales y el trato que los hombres le dan al mismo, terminará por convertirse en una incómoda y provocadora oda que, a ratos, evoca a Frankenstein, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde o incluso El retrato de Dorian Gray.
Las de Moore y Qualley resultan una entrega total, pero la que más quiero destacar es la de es actriz que dejó sin palabras al mundo en 1993 cuando protagonizó Una proposición indecente; la que tres años después, atrajo los focos en Striptease e incluso, la de aquella mujer embarazada que se desnudó para la portada de Vanity Fair, cuando las arrugas y la gravedad no habían tocado su figura. En el film de Coralie Fargeat, se despoja de cualquier tipo de complejo en aras de su performance. No cualquier artista pudiera hacer ese mismo ejercicio sin pataletas o condiciones de retoques estéticos o la exigencia de un doble de cuerpo. Mientras Moore hizo eso, su compañera de reparto cada vez da más muestras de su infinito potencial. Recordemos que hace poco la vimos descollando en Tipos de gentileza, de Yorgos Lanthimos.
El Festival de Cannes celebró este año a La sustancia dándole el premio al Mejor Guion. Aplausos de pie también merece Benjamin Kracun, a cargo de la impactante fotografía de la producción.
Una vez que las luces se apaguen, el brillo de la estrella de la fama de la protagonista no será el mismo de sus años mozos. Aún así, la película logra su objetivo: meterse en la cabeza del público de todas las maneras posibles, así tenga que recurrir a las escenas más dantescas y grotescas que pueda soportar el ojo humano. @yolilu
La protagonista principal luce tan impresionante a sus 61 años que fácilmente se pondría pensar que es en la encarnación de una Barbie madura. Todos creen eso. Menos el inescrupuloso productor de su espacio, Harvey (encarnado por Dennis Quaid), quien busca sustituirla por un modelo más joven. Al ser despedida del canal en el que trabajó durante décadas, la artista aceptará tomar medidas desesperadas.
¿La némesis de Elisabeth? Paradójicamente saldrá de su columna vertebral y será una hermosa criatura, 40 años menor que ella, que se presentará ante el mundo como Sue (Margaret Qualley, hija de Andie MacDowell). Todo esto se produce después de que la histrión decidiera someterse a un peligroso y misterioso proceso de rejuvenecimiento. Cada siete días, la diva de antaño deberá repetirlo para que Sue ocupe su lugar y viceversa.
Al principio, todo parecerá funcionar hasta que una de las partes no cumpla con lo que le corresponde, provocando consecuencias desastrosas. Lo que empieza como una sátira sobre el mundo del entretenimiento, la belleza, lo que son capaces de hacer las mujeres por detener el paso del tiempo, la cosificación de la féminas, la hipersexualización de los medios de comunicación y redes sociales y el trato que los hombres le dan al mismo, terminará por convertirse en una incómoda y provocadora oda que, a ratos, evoca a Frankenstein, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde o incluso El retrato de Dorian Gray.
Las de Moore y Qualley resultan una entrega total, pero la que más quiero destacar es la de es actriz que dejó sin palabras al mundo en 1993 cuando protagonizó Una proposición indecente; la que tres años después, atrajo los focos en Striptease e incluso, la de aquella mujer embarazada que se desnudó para la portada de Vanity Fair, cuando las arrugas y la gravedad no habían tocado su figura. En el film de Coralie Fargeat, se despoja de cualquier tipo de complejo en aras de su performance. No cualquier artista pudiera hacer ese mismo ejercicio sin pataletas o condiciones de retoques estéticos o la exigencia de un doble de cuerpo. Mientras Moore hizo eso, su compañera de reparto cada vez da más muestras de su infinito potencial. Recordemos que hace poco la vimos descollando en Tipos de gentileza, de Yorgos Lanthimos.
El Festival de Cannes celebró este año a La sustancia dándole el premio al Mejor Guion. Aplausos de pie también merece Benjamin Kracun, a cargo de la impactante fotografía de la producción.
Una vez que las luces se apaguen, el brillo de la estrella de la fama de la protagonista no será el mismo de sus años mozos. Aún así, la película logra su objetivo: meterse en la cabeza del público de todas las maneras posibles, así tenga que recurrir a las escenas más dantescas y grotescas que pueda soportar el ojo humano. @yolilu
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