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Las divas ensimismadas de Pablo Larraín

El director chileno cerró en el Festival de Venecia su trilogía sobre grandes mujeres del siglo XX, que dedicó a Jacqueline Kennedy ("Jackie"), a Diana, la princesa de Gales ("Spencer") y ahora a Maria Callas ("Maria"), con biografías nada literales

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

08/09/2024 01:00 am

Nombre, lugar y fecha de nacimiento. Padres, hermanos, abuelos. Estudios realizados. Señas particulares. Esposo, hijos… El género de las películas biográficas, sobre todo las que se producen en Hollywood, tiende a revisar vidas como si se tratara de adaptar el cine lo que Wikipedia recoge de personas relevantes en la historia pasada o reciente.

Pocas veces se intenta ir más allá del dato puro y duro. Pablo Larraín (Santiago de Chile, 1976) es uno de los contados cineastas para los que el biopic, más que una revisión, representa la posibilidad de adentrarse en la interioridad de esas personalidades que por su ser y hacer merecen ser inmortalizadas en una película.

En el recién finalizado Festival de Cine de Venecia -hoy se entregan los respectivos Leones de la Mostra-, el director presentó Maria, tercera parte de la trilogía que decidió dedicar a grandes mujeres que, para él, marcaron el siglo XX: Jacqueline Kennedy (Jackie, 2016), Diana, la princesa de Gales (Spencer, 2021) y Maria Callas (Maria, 2024).



En realidad lo que une a estas mujeres, devenidas en divas por el público y los medios, es la tragedia. Lo que hace el cineasta es ubicarlas en un momento preciso de sus vidas: los días posteriores al asesinato de su esposo, en el caso de Jackie Kennedy; el fin de semana en el que Lady Di comprende que su matrimonio con el príncipe Carlos no funciona, y el de los últimos días en París de Maria Callas. Momentos, claro está, tristes.

Tales circunstancias permiten a Larraín trabajar, desde la ficción, los estados anímicos de sus mujeres y, además, la intensidad de la interpretación de las actrices que las encarnan. En Jackie, por ejemplo, vemos a una Natalie Portman en shock, desorientada, rota, superada por los acontecimientos, como debió estarlo la propia ex Primera Dama de Estados Unidos que representa luego de que viera saltar a su lado los sesos de su marido.



¿Y qué decir de la Lady Di que interpretó para Larraín Kristen Stewart? Sin buscar la imitación, la actriz estadounidense compuso con eficacia el retrato de una joven encarcelada en los estrictos códigos de conducta de la familia real británica, con el añadido de ser rechazada y humillada por su suegra, Isabel II, y su esposo, el hoy rey Carlos III. Ver a Stewart correr por los largos pasillos de palacio, verla feliz como Diana Frances Spencer al lado de sus dos hijos o llorando desconsolada sobre la falda de tul blanco de un vestido de gala, son signos del drama que vivió la también llamada “Princesa de corazones”.

“En una crisis es donde podemos conocer realmente bien a una persona”, dijo Pablo Larraín en una de las tantas entrevistas promocionales que dio por el estreno de Spencer.



Queda visto que el éxito de su trilogía sobre grandes mujeres del siglo XX ha radicado en la selección de las actrices con las que Larraín hace un viaje, siempre imaginario pero también realista, a los episodios más complejos y definitorios de sus “divas”.

Concluida ya la edición 81 del Festival de Venecia, habrá que ver si el impacto de la encarnación de la soprano Maria Callas por parte de Angelina Jolie es el mismo que causaron en su momento Portman y Stewart. Larraín, simplemente, dio sus brazadas creativas en la última semana de vida de la cantante lírica más mediática del siglo pasado. El breve y doloroso tránsito hacia la muerte de una mujer que se acostumbró a la ovación, a la devoción, pero que jamás aceptó el final: una voz que perdió la voz.
@juanchi62




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