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A CONTROL REMOTO

La historia no contada de Eduardo Casado

Así se llamaba el actor y productor cubano contratado por Radio Caracas Televisión en 1953. Empezó con un programa infantil “Los cuentos del abuelito”, que a los pocos meses hubo que suspender por su extraña y misteriosa muerte. Dicen que se suicidó

  • AQUILINO JOSÉ MATA

28/07/2024 01:00 am

A fines de 1953 llega a Caracas Eduardo Casado, artista cubano de consistente trayectoria, que había sido contratado por la recién creada Radio Caracas Televisión, para actuar, escribir, adaptar, dirigir y producir programas. Debutó en Los cuentos del abuelito, versión del espacio del mismo nombre que con gran éxito de sintonía presentaba desde 1950 en Unión Radio TV, canal que en su Cuba natal competía fieramente por acaparar la atención del público con la poderosa CMQ TV, que era su rival por excelencia.

En el Canal 2, que así mencionaban coloquialmente al canal de Bárcenas en la época, Casado aparecía en el horario de la tarde, ataviado y maquillado como anciano (tenía entonces 40 años), sentado en una silla y con una niña en sus piernas, a la que contaba un cuento diferente en cada emisión. Valga añadir que la niña era mi hermana mayor, Josefina, quien de esa manera marcó su debut en la pequeña pantalla. Que también resultó su despedida, pues para ella, más que un aliciente para tornarse en artista infantil, todo aquello le resultaba más bien una diversión que quedaría para el recuerdo y las inevitables anécdotas de cara al futuro. Pero lamentablemente la experiencia no duró mucho. El 7 de abril de 1954, después de relatar el cuento de La Cenicienta en la versión caraqueña de Los cuentos del abuelito, inesperadamente fallece Eduardo Casado.

La trágica muerte de casado “por su propia mano”, tal y como la calificó años después, en un recuento histórico sobre la TV en la isla, el fallecido intelectual cubano Mario Parajón, en su recopilación de ensayos Habana eterna de ayer, en tres tomos publicados en España y Estados Unidos, en el capítulo titulado Los teatristas, se cubrió con un manto de misterio. En los diversos medios escritos y radiales, tanto en Venezuela como en Cuba, no se mencionaba para nada la palabra, “suicidio”, aunque era un secreto a voces. Muchos atribuyen la decisión del artista a la decepción y tristeza que le produjo el hecho de que a su esposa, la joven y bella actriz cubana Raquel Revuelta, a quien había logrado que Radio Caracas TV contratara para integrar juntos, como protagonistas, las telenovelas que el canal ya tenía prácticamente listas para integrarlas en su programación, ella, finalmente, y aparentemente contra su voluntad, no pudo hacer.

La cronista Mayra Cue Sierra, en un artículo publicado en la web Televisión Cubana, con fecha 7 de julio de 2022, narra la historia de la fallida contratación de la actriz con detalles:

“En febrero de 1954, Radio Caracas Televisión anuncia que Raquel Revuelta, calificada allí como ‘La María Félix cubana’ y la ‘Ingrid Bergman de América Latina’ debutaría en esa televisora”.

Y más adelante destaca:

“La prensa de la época afirmó que Raquel había firmado un contrato con RCTV por $1.200 mensuales, inmensa suma para la época. Pero el canal 4 cubano, donde ella protagonizaba Un romance cada jueves, Teatro del hogar, Su programa FAB y otros dramatizados estelares, no la autorizaron (como previamente habían convenido), pues era una carta de triunfo en cualquier programa dramático y la necesitaban para enfrentar al Canal 6 de CMQ TV en un momento de dura competencia”.

A los que argumentaban que, con todo y lo sorpresivo que pudiera significar tal contratiempo, no era una razón tan contundente como para cometer suicidio, Mario Parajón, en el artículo ya citado, esgrime una razón de peso: Eduardo Casado provenía de una familia suicida.

“Eduardo Casado murió en Venezuela, víctima de su propia mano. Se decía que en México ya había intentado suicidio. Algunos años después de su fallecimiento, su madre, Balbina Remedios, siguió el mismo camino del hijo. ¡Qué misterioso, extraño y trágico el destino de algunas familias! ¡Cómo hay miembros de ellas que escapan milagrosamente a esta fatalidad y cómo otros son siempre sus víctimas!”.

Raquel Revuelta, la esposa de Casado, no pudo venir a trabajar aquí, aún estando contratada, todo un contratiempo para su esposo. La actriz apoyó al castrismo y protagonizó la película Lucía, uno de los clásicos del cine cubano (CORTESÍA)

De acuerdo a estos parámetros, vale suponer que no debió haberle sido fácil a Eduardo Casado que la prometedora actriz, 12 años menor que él, su esposa y madre de su único hijo, así como su inseparable compañera en la mayoría de los proyectos que llevaban a cabo hasta entonces en Cuba, tanto en la televisión como en el teatro y el cine, no pudiese estar a su lado por un tiempo previsiblemente largo y además en otro país.

Sus restos fueron trasladados de inmediato a Cuba, donde en el concurrido y publicitado funeral una inconsolable Raquel Revuelta no dejaba de llorar, rodeada de su familia, amigos y compañeros de trabajo.

Años después, convertida en una ferviente partidaria del castrismo, Raquel Revuelta se situaría, ya consagrada como una primera actriz, en producciones del teatro, la TV y el cine, así como docente para las nuevas generaciones de histriones. En la gran pantalla brilló especialmente con Lucía (1968), de Humberto Solás, todo un clásico del cine cubano, así como también en otros títulos emblemáticos, como Cecilia (1982) y Un hombre de éxito (1985), del mismo realizador. Falleció en enero de 2004.

Volviendo a Venezuela, Radio Caracas Televisión, a pesar de este lamentable e inesperado tropiezo, no alteró sus planes de incursionar en el género del melodrama. En 1954 estrenó la Telenovela Camay (aludiendo a la marca patrocinante de jabón de tocador), protagonizada por Hilda Vera y Luis Salazar. Se realizaba en vivo y su duración diaria era de 15 minutos. Le siguieron las novelas Palmolive (1956), Único (1957) y LM (1957). Y en lugar de Raquel Revuelta y Eduardo Casado, por allí pasaron y se hicieron muy populares otras luminarias del patio en esos años, entre ellas Enrique Faillace, Elvira Mayo, Héctor Hernández Vera, Edmundo Arias, Liliana Durán, Eva Moreno, Héctor Monteverde, Linda Olivier, María Luisa Lamata, Eva Blanco, Edmundo Valdemar, Peggy Walker y Oscar Martínez.

De Eduardo Casado en los inicios de nuestra TV en el programa Los cuentos del abuelito, así como de su posterior y misteriosa muerte, no volvió a hablarse más. Hoy revelamos esta historia y reconocemos que como tema para una miniserie no estaría nada mal.
@aquilinojmata




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