Disney se ríe de sí mismo con "Deadpool and Wolverine"
¿Pueden el amor, la familia o la amistad estremecer la vida de un mercenario sin escrúpulos? El director y guionista Shawn Levy revela las claves de una cinta que se propone sacar del foso a la factoría Marvel
En un tercer intento por poner el pequeño universo de Wade Wilson a prueba, el antihéroe más querido en el mundo de grandes superhéroes hace su debut en producciones de Disney en una atmósfera cargada de nostalgia y mucho fan service para consagrar, junto al icónico Wolverine de los X-Men, la dupla más disparatada, pero también más esperada del año: Deadpool and Wolverine, ya en la cartelera local.
Bajo la dirección de Shawn Levy, la producción de Ryan Reynolds y la convicción de Hugh Jackman, esta cinta que reúne a los últimos mutantes de los X-Men y con ellos, los grandes recuerdos de la cadena 20th Century Fox -adquirida por Disney en 2019-, busca ser el salvavidas que saque al UCM de la fosa a la que las últimas entregas lo condujeron. Así, Marvel presenta una audaz apuesta para reírse de sus propios errores y admitir frente a sus audiencias sus desaciertos, a través de una comedia que traspasa los límites cualquier canon de pudor que antes distinguían a los estudios del ratón Mickey.
Se trata de un filme muy cruento y satírico que continúa explorando la idea del Multiverso y sus variantes temporales y que con mordacidad atina en la reunión de dos personajes tan diferentes como el agua y el aceite que comparten mucho más de lo que se espera desde los tráileres.


Bajo la dirección de Shawn Levy, la producción de Ryan Reynolds y la convicción de Hugh Jackman, esta cinta que reúne a los últimos mutantes de los X-Men y con ellos, los grandes recuerdos de la cadena 20th Century Fox -adquirida por Disney en 2019-, busca ser el salvavidas que saque al UCM de la fosa a la que las últimas entregas lo condujeron. Así, Marvel presenta una audaz apuesta para reírse de sus propios errores y admitir frente a sus audiencias sus desaciertos, a través de una comedia que traspasa los límites cualquier canon de pudor que antes distinguían a los estudios del ratón Mickey.
Se trata de un filme muy cruento y satírico que continúa explorando la idea del Multiverso y sus variantes temporales y que con mordacidad atina en la reunión de dos personajes tan diferentes como el agua y el aceite que comparten mucho más de lo que se espera desde los tráileres.

Shawn Levy: "Hay momentos en esta película que, si se puede escuchar el diálogo por sobre las risas, hemos fracasado" (20TH CENTURY FOX / MARVEL)
“Siempre fui fan de las películas de Marvel, y ya era fan de Deadpool y un gran fan de Wolverine, de modo que la oportunidad de unirme a esta franquicia y hacer algo notablemente diferente me resultó apasionante”, dijo en conferencia virtual Shawn Levy, director de Una noche en el museo y Stranger Things.
“Cuando comenzamos a trabajar en el guion -agregó- estábamos pensando en la arquitectura de la historia, pensábamos en cuál sería la estructura adecuada para que esta película no se sintiera como una secuela más, o como una repetición derivada de las otras dos. Pero sabíamos que queríamos a estos dos personajes originales en la película, y sabíamos que nos darían material para que hubiera emoción. No para salvar al universo otra vez, sino para salvar a las personas que Deadpool ama. Sabíamos que iría bien, pero la película no tenía una verdadera razón para existir hasta el día en el que Hugh Jackman llamó a Ryan y le preguntó si los tres podríamos hacer esto juntos. Y a partir de ese día, entendimos la película. La vimos instantáneamente”.
Es, sin duda, notorio el peso profundo y dramático que Jackman carga a cuestas durante el filme, convirtiéndolo en la contraparte que compensa todo el caos de un Wade Wilson que constantemente se encuentra escondiéndose en el humor oscuro y altamente inapropiado para ocultar el gran dolor y desilusión que le causa no ser reconocido en un mundo donde las personas como él son héroes.
“Siempre fui fan de las películas de Marvel, y ya era fan de Deadpool y un gran fan de Wolverine, de modo que la oportunidad de unirme a esta franquicia y hacer algo notablemente diferente me resultó apasionante”, dijo en conferencia virtual Shawn Levy, director de Una noche en el museo y Stranger Things.
“Cuando comenzamos a trabajar en el guion -agregó- estábamos pensando en la arquitectura de la historia, pensábamos en cuál sería la estructura adecuada para que esta película no se sintiera como una secuela más, o como una repetición derivada de las otras dos. Pero sabíamos que queríamos a estos dos personajes originales en la película, y sabíamos que nos darían material para que hubiera emoción. No para salvar al universo otra vez, sino para salvar a las personas que Deadpool ama. Sabíamos que iría bien, pero la película no tenía una verdadera razón para existir hasta el día en el que Hugh Jackman llamó a Ryan y le preguntó si los tres podríamos hacer esto juntos. Y a partir de ese día, entendimos la película. La vimos instantáneamente”.
Es, sin duda, notorio el peso profundo y dramático que Jackman carga a cuestas durante el filme, convirtiéndolo en la contraparte que compensa todo el caos de un Wade Wilson que constantemente se encuentra escondiéndose en el humor oscuro y altamente inapropiado para ocultar el gran dolor y desilusión que le causa no ser reconocido en un mundo donde las personas como él son héroes.

El humor para adultos salpica los diálogos de Deadpool and Wolverine (20TH CENTURY FOX / MARVEL)
“Creo que lo que nos unió a Ryan y a mí al principio –y que todavía nos une– es que compartimos el ejercicio de la comedia. Trabajamos en ese género la mayor parte de nuestras carreras. Los dos somos graciosos. Los dos pensamos mucho en cuáles son los ingredientes de la comedia. Pero eso no es lo único que nos interesa. Lo que quizás nos interesa más es lo emocional, el calor humano y esa conmoción que hay debajo de las risas. Y esa fue la clave en el caso de Deadpool and Wolverine. Va a ser muy divertido, pero con esta idea del encuentro entre Logan y Wade, dos personas que están hechas para odiarse mutuamente, hay otro elemento, ¿cómo es esa historia de animosidad y cómo evoluciona en algo que tal vez se parezca a algo fraternal? Esa es la historia que queríamos contar”, aseguró Levy.
Quizás un aspecto que debilita la trama sea el uso indiscriminado del mal vocabulario como recurso principal de todo el filme, una salida que al igual que la violencia excesiva se torna repetitiva y en más de una ocasión innecesaria cuando los picos de profundidad emocional aparecen y no permite que lleguen a desarrollarse completamente.
A este tema, el director se adelantó y dio su visión del asunto: “Si estás trabajando en algo que tiene este alcance cultural, eso es muy potente, y sé que habrá momentos que al público le va a encantar, pero también diré que hay momentos en el que va a perder la cabeza, como a la diez mil millonésima, que no es un número, pero lo digo hiperbólicamente. Hay momentos en esta película que, si se puede escuchar el diálogo por sobre las risas, hemos fracasado”.
“Lo vimos en la sala de edición, cuando le señalo a Ryan que cada vez que mostramos una escena en particular, no se pueden escuchar las tres líneas de diálogo porque el público todavía se está riendo de la línea anterior. Todas las veces que tuvimos esta discusión, Ryan generalmente ganaba, diciéndome algo como: “¡Genial! Pues tendrán que ver la película otra vez”.
@LuRoj
“Creo que lo que nos unió a Ryan y a mí al principio –y que todavía nos une– es que compartimos el ejercicio de la comedia. Trabajamos en ese género la mayor parte de nuestras carreras. Los dos somos graciosos. Los dos pensamos mucho en cuáles son los ingredientes de la comedia. Pero eso no es lo único que nos interesa. Lo que quizás nos interesa más es lo emocional, el calor humano y esa conmoción que hay debajo de las risas. Y esa fue la clave en el caso de Deadpool and Wolverine. Va a ser muy divertido, pero con esta idea del encuentro entre Logan y Wade, dos personas que están hechas para odiarse mutuamente, hay otro elemento, ¿cómo es esa historia de animosidad y cómo evoluciona en algo que tal vez se parezca a algo fraternal? Esa es la historia que queríamos contar”, aseguró Levy.
Quizás un aspecto que debilita la trama sea el uso indiscriminado del mal vocabulario como recurso principal de todo el filme, una salida que al igual que la violencia excesiva se torna repetitiva y en más de una ocasión innecesaria cuando los picos de profundidad emocional aparecen y no permite que lleguen a desarrollarse completamente.
A este tema, el director se adelantó y dio su visión del asunto: “Si estás trabajando en algo que tiene este alcance cultural, eso es muy potente, y sé que habrá momentos que al público le va a encantar, pero también diré que hay momentos en el que va a perder la cabeza, como a la diez mil millonésima, que no es un número, pero lo digo hiperbólicamente. Hay momentos en esta película que, si se puede escuchar el diálogo por sobre las risas, hemos fracasado”.
“Lo vimos en la sala de edición, cuando le señalo a Ryan que cada vez que mostramos una escena en particular, no se pueden escuchar las tres líneas de diálogo porque el público todavía se está riendo de la línea anterior. Todas las veces que tuvimos esta discusión, Ryan generalmente ganaba, diciéndome algo como: “¡Genial! Pues tendrán que ver la película otra vez”.
@LuRoj
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