Carolina Leandro: “El teatro es quizás la actividad artística más efímera”
La actriz encarna a Gloria en el nuevo montaje de la agrupación Deus Ex Machina, "Los pálidos", de la dramaturga madrileña Lucía Carballal. La pieza se presenta en el Teatro Trasnocho hasta el 23 de junio
«Al principio pensé que Los pálidos era una obra sobre el mundo de la televisión que en los últimos años he conocido como guionista. Pero después entendí que ese universo ha sido una excusa para hablar de algo más amplio. Y es que ser quien cuenta la historia no es solo una posición de poder en el seno de una industria particular. También es una forma de existir y sobrevivir en este tiempo que permanentemente busca la novedad, que fomenta la creación de identidades y modelos inspiradores y que deja de escuchar a quien haya perdido el brillo o se haya quedado atrás».
La frase pertenece a la directora teatral y dramaturga madrileña Lucía Carballal, autora de la pieza Los pálidos, con la que el grupo Deus Ex Machina regresa al Teatro Trasnocho.
El montaje que protagonizan Antonio Delli, Carolina Leandro, Elvis Chaveinte, Mahuampy Ruiz y Rossana Hernández, quien además lo dirige, explora una forma de poder distinta al político y al económico. Hablamos del poder en el ámbito artístico, más bien creativo, puesto que estas cinco criaturas que nos apartan de la Historia para sumergirnos en sus historias, libran pequeñas batallas por ser quien las cuente.
Desde la sala de escritores, Jacobo (Delli), guionista veterano y caído en desgracia por el fracaso de su última serie, intenta recuperar su prestigio y el éxito de la producción junto a un equipo de colegas que ya no solo sigue sus instrucciones a ciegas, sino que comienza a cuestionarlo, a veces desde el ego de cada quien. Pensando en conectar con las nuevas generaciones, Jacobo suma al grupo a María (Hernández), activista de origen humilde cuya llegada no agrada para nada a Gloria (Leandro), la segunda al mando del grupo, que terminan de integrar Max (Chaveinte), un joven brillante pocas veces oído, y Miranda (Ruiz), la hija adolescente de Jacobo y su más férrea crítica.
Para Carolina Leandro, actriz con 38 años de carrera, cantante de la agrupación Jasztrio, docente y traductora, lo que más la sedujo del texto de Carballal fue “lo actual y lo relevante de esta pieza, muy especialmente por la forma tan honesta y transparente de abordar temas que son tan sensibles y polémicos en esta época en la cual dar una opinión libre, puede ser incluso peligroso. Me conmovió la humanidad de cada uno de los personajes, incluyendo los que se esfuerzan por disimularla”.
Cofundadora de Teatro del Contrajuego, compañía creada por Orlando Arocha, Leandro ha trabajado con directoras como Xiomara Moreno y Diana Volpe; también en doblajes, en cine y televisión.
“El teatro es quizás la actividad artística más efímera y yo además no procuré cosas como la fama porque me importaba mucho más mi vida familiar y la calidad del trabajo que iba a realizar por encima del dinero o el éxito. En algún momento, sentada horas y horas en un set de televisión donde iba a hacer algún papel secundario en un medio que valoraba más el tamaño de los senos y la pequeñez de la cintura, me prometí a mí misma procurar un modo de vida digno que dependiera exclusivamente de mi esfuerzo y mi preparación y no de lo bien que le cayera a alguien o lo seductora que pudiera resultar para alguna persona influyente en el medio o el público. En ese momento decidí volver a estudiar, sin dejar nunca por completo la actuación”, afirma rotunda.

La frase pertenece a la directora teatral y dramaturga madrileña Lucía Carballal, autora de la pieza Los pálidos, con la que el grupo Deus Ex Machina regresa al Teatro Trasnocho.
El montaje que protagonizan Antonio Delli, Carolina Leandro, Elvis Chaveinte, Mahuampy Ruiz y Rossana Hernández, quien además lo dirige, explora una forma de poder distinta al político y al económico. Hablamos del poder en el ámbito artístico, más bien creativo, puesto que estas cinco criaturas que nos apartan de la Historia para sumergirnos en sus historias, libran pequeñas batallas por ser quien las cuente.
Desde la sala de escritores, Jacobo (Delli), guionista veterano y caído en desgracia por el fracaso de su última serie, intenta recuperar su prestigio y el éxito de la producción junto a un equipo de colegas que ya no solo sigue sus instrucciones a ciegas, sino que comienza a cuestionarlo, a veces desde el ego de cada quien. Pensando en conectar con las nuevas generaciones, Jacobo suma al grupo a María (Hernández), activista de origen humilde cuya llegada no agrada para nada a Gloria (Leandro), la segunda al mando del grupo, que terminan de integrar Max (Chaveinte), un joven brillante pocas veces oído, y Miranda (Ruiz), la hija adolescente de Jacobo y su más férrea crítica.
Para Carolina Leandro, actriz con 38 años de carrera, cantante de la agrupación Jasztrio, docente y traductora, lo que más la sedujo del texto de Carballal fue “lo actual y lo relevante de esta pieza, muy especialmente por la forma tan honesta y transparente de abordar temas que son tan sensibles y polémicos en esta época en la cual dar una opinión libre, puede ser incluso peligroso. Me conmovió la humanidad de cada uno de los personajes, incluyendo los que se esfuerzan por disimularla”.
Cofundadora de Teatro del Contrajuego, compañía creada por Orlando Arocha, Leandro ha trabajado con directoras como Xiomara Moreno y Diana Volpe; también en doblajes, en cine y televisión.
“El teatro es quizás la actividad artística más efímera y yo además no procuré cosas como la fama porque me importaba mucho más mi vida familiar y la calidad del trabajo que iba a realizar por encima del dinero o el éxito. En algún momento, sentada horas y horas en un set de televisión donde iba a hacer algún papel secundario en un medio que valoraba más el tamaño de los senos y la pequeñez de la cintura, me prometí a mí misma procurar un modo de vida digno que dependiera exclusivamente de mi esfuerzo y mi preparación y no de lo bien que le cayera a alguien o lo seductora que pudiera resultar para alguna persona influyente en el medio o el público. En ese momento decidí volver a estudiar, sin dejar nunca por completo la actuación”, afirma rotunda.

El elenco de Los pálidos: Rossana Hernández (directora/María), Carolina Leandro (Gloria), Antonio Delli (Jacobo), Mahuampy Ruiz (Miranda) y Elvis Chaveinte (director adjunto/Max). CORTESÍA DEUS EX MACHINA
-Su personaje, Gloria, es quien desenmascara para el público la lucha de poder entre Jacobo y María. ¿Se siente identificada con ella?
-No mucho en realidad. Tener características como actriz que me permitan interpretarla no necesariamente supone que me identifique con ella. Es dura, tal vez más por necesidad debido a la época en la que se desarrolló su carrera en el mundo creativo-empresarial, por las responsabilidades de su oficio y por el nivel de entrega a su trabajo. Ella es un tanto seca, tajante y yo no lo soy tanto. Sin embargo, me gusta Gloria, admiro lo valiente que es para expresar sus ideas con firmeza y no la juzgo por amoldarse a una industria que siempre ha sido cuestionada por solo querer vender a costa de lo que sea. Siento empatía con ella cuando ve llegar a María con sus ideales y sabe que eso durará poco.
-¿El tono de comedia no le resta potencia al planteamiento de la obra?
-Al contrario, la comedia en el caso de Los pálidos está fundamentada en la ironía inteligente y perspicaz para cuestionar la ridiculez, el vacío intelectual y la superficialidad de muchos en estos tiempos.
-De alguna manera, Carballal cuestiona las luchas del llamado “progresismo cultural”; es decir, el feminismo, el activismo LGTBIQ, el inclusivismo, el ecologismo y la multiculturalidad; todos de carácter radical. ¿Qué posición tiene ante estos “ismos”?
-El progresismo no me gusta en absoluto y esto no se refiere a que condene a quienes tienen preferencias sexuales diferentes a las mías, a quien profese una religión distinta a la mía o a quien pertenezca a una raza distinta a la mía, sino a quien pretenda condenarme a mí por eso. Una cosa es luchar porque no se maltrate a alguien por ser diferente o por pertenecer a determinada raza, cultura o religión y otra es tener que pedir perdón por ser blanco, católico o heterosexual como sucede hoy en día. La supuesta "inclusión" ha terminado por segregar todo lo que no esté dentro de ese grupo que supuestamente aboga por ser incluido. Y lo más importante es que no se trata de que lo progre nos lleve a una división social, sino que es una agenda política deliberada proveniente del marxismo cultural que quiere destruir los valores occidentales, la búsqueda de la verdad, de la cordura, el derecho a escoger una ética y eventualmente, una creencia religiosa, la familia natural.
-¿Hizo algún aporte a la puesta en escena de Rossana Hernández?
-Procurar entender lo que ella deseaba expresar con su visión de directora y ser ese personaje que ella concibió para su puesta.
-Tiene 38 años trabajando como actriz. ¿Cuál es el mayor escollo al que se enfrentan las actrices en el país?
-Sin duda el problema económico y más recientemente la poca oferta laboral, muy especialmente por la desaparición de las más grandes productoras audiovisuales, canales de televisión, productoras independientes e incluso productoras extranjeras que tenían gran presencia en el país en las últimas décadas del siglo XX.
-¿De qué vive Carolina Leandro: del teatro, de la música, de la traducción?
-Todas las actividades profesionales a las cuales me he dedicado (y no son pocas) me han reportado ganancias económicas, pero las más estables y lucrativas han sido las traducciones y las clases.
-Finalmente, ¿en qué otros proyectos está trabajando?
-Tengo la alegría y fortuna de trabajar en un excelente grupo de jazz, bossa y blues (Jasztrio) liderado por Álvaro Mirabal, quien ha sido mi más importante maestro en la música, que fue la pasión artística inicial que tuve de niña. Y también el privilegio y honor de volver a trabajar después de muchos años bajo la dirección de Orlando Arocha, con quien me formé como actriz (además del Celcit) y el director de los más relevantes montajes de mis inicios, en la primera obra escrita por Antón Figuera en La Caja de Fósforos, que estará en cartelera al terminar la temporada de Los pálidos.
Los pálidos se podrá ver en el Teatro Trasnocho hasta el 16 de este mes, en los horarios: viernes, a las 8:00 pm, y sábados y domingos, a las 7:00 pm.
@juanchi62
-Su personaje, Gloria, es quien desenmascara para el público la lucha de poder entre Jacobo y María. ¿Se siente identificada con ella?
-No mucho en realidad. Tener características como actriz que me permitan interpretarla no necesariamente supone que me identifique con ella. Es dura, tal vez más por necesidad debido a la época en la que se desarrolló su carrera en el mundo creativo-empresarial, por las responsabilidades de su oficio y por el nivel de entrega a su trabajo. Ella es un tanto seca, tajante y yo no lo soy tanto. Sin embargo, me gusta Gloria, admiro lo valiente que es para expresar sus ideas con firmeza y no la juzgo por amoldarse a una industria que siempre ha sido cuestionada por solo querer vender a costa de lo que sea. Siento empatía con ella cuando ve llegar a María con sus ideales y sabe que eso durará poco.
-¿El tono de comedia no le resta potencia al planteamiento de la obra?
-Al contrario, la comedia en el caso de Los pálidos está fundamentada en la ironía inteligente y perspicaz para cuestionar la ridiculez, el vacío intelectual y la superficialidad de muchos en estos tiempos.
-De alguna manera, Carballal cuestiona las luchas del llamado “progresismo cultural”; es decir, el feminismo, el activismo LGTBIQ, el inclusivismo, el ecologismo y la multiculturalidad; todos de carácter radical. ¿Qué posición tiene ante estos “ismos”?
-El progresismo no me gusta en absoluto y esto no se refiere a que condene a quienes tienen preferencias sexuales diferentes a las mías, a quien profese una religión distinta a la mía o a quien pertenezca a una raza distinta a la mía, sino a quien pretenda condenarme a mí por eso. Una cosa es luchar porque no se maltrate a alguien por ser diferente o por pertenecer a determinada raza, cultura o religión y otra es tener que pedir perdón por ser blanco, católico o heterosexual como sucede hoy en día. La supuesta "inclusión" ha terminado por segregar todo lo que no esté dentro de ese grupo que supuestamente aboga por ser incluido. Y lo más importante es que no se trata de que lo progre nos lleve a una división social, sino que es una agenda política deliberada proveniente del marxismo cultural que quiere destruir los valores occidentales, la búsqueda de la verdad, de la cordura, el derecho a escoger una ética y eventualmente, una creencia religiosa, la familia natural.
-¿Hizo algún aporte a la puesta en escena de Rossana Hernández?
-Procurar entender lo que ella deseaba expresar con su visión de directora y ser ese personaje que ella concibió para su puesta.
-Tiene 38 años trabajando como actriz. ¿Cuál es el mayor escollo al que se enfrentan las actrices en el país?
-Sin duda el problema económico y más recientemente la poca oferta laboral, muy especialmente por la desaparición de las más grandes productoras audiovisuales, canales de televisión, productoras independientes e incluso productoras extranjeras que tenían gran presencia en el país en las últimas décadas del siglo XX.
-¿De qué vive Carolina Leandro: del teatro, de la música, de la traducción?
-Todas las actividades profesionales a las cuales me he dedicado (y no son pocas) me han reportado ganancias económicas, pero las más estables y lucrativas han sido las traducciones y las clases.
-Finalmente, ¿en qué otros proyectos está trabajando?
-Tengo la alegría y fortuna de trabajar en un excelente grupo de jazz, bossa y blues (Jasztrio) liderado por Álvaro Mirabal, quien ha sido mi más importante maestro en la música, que fue la pasión artística inicial que tuve de niña. Y también el privilegio y honor de volver a trabajar después de muchos años bajo la dirección de Orlando Arocha, con quien me formé como actriz (además del Celcit) y el director de los más relevantes montajes de mis inicios, en la primera obra escrita por Antón Figuera en La Caja de Fósforos, que estará en cartelera al terminar la temporada de Los pálidos.
Los pálidos se podrá ver en el Teatro Trasnocho hasta el 16 de este mes, en los horarios: viernes, a las 8:00 pm, y sábados y domingos, a las 7:00 pm.
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