Jon Fosse, Héctor Manrique y la imposibilidad de ser felices
El GA80 monta por primera vez en el país una pieza del Premio Nobel de Literatura 2023. "Alguien va a venir" se presenta en Espacio Plural
Tras haber pasado varias temporadas interpretando al desquiciado Edmundo Chirinos en Sangre en el diván y al atribulado Simón Bolívar en Mi último delirio, el actor, director y líder del Grupo Actoral 80, Héctor Manrique, se aleja del escenario para montar por primera vez en Venezuela un texto del ganador del Premio Nobel de Literatura 2023, el dramaturgo noruego Jon Fosse.
Se trata de Alguien va a venir, título que alude directamente a la llegada de una persona que trastoca la vida de los demás. Un texto que se ubica en la universalidad de temas como los celos, la fragilidad del vínculo amoroso, la edad, el porvenir, la esperanza, la convivencia, el retiro, pero sobre todo en la imposibilidad del ser humano para alcanzar ese anhelado estado de felicidad. Una trama que podría desarrollarse en Oslo, Buenos Aires o Caracas.
Cuenta Manrique que supo de la existencia de Fosse cuando una gira del GA80 por España coincidió con el fallo del Nobel de Literatura 2023 en octubre pasado. La primera conexión en produjo en el momento en que el actor y director venezolano leyó que el galardonado “era un escritor de teatro con una enorme influencia de Samuel Beckett, que es un autor que a mí siempre me ha interesado mucho y del que he montado dos obras: Esperando a Godot y Final de partida”.
Como ocurre cuando se revelan los nombres de autores ganadores de importantes premios literarios, como el Nobel o, antes, el Rómulo Gallegos, Manrique inició una pesquisa:
“Fui a una librería que está en Madrid que se llama Yorick, especializada en teatro, pero no tenían las obras de Fosse, y me advirtieron, además, que muy pocas de sus obras habían sido traducidas y publicadas al castellano. Muy amablemente quedaron en encontrármelas. A la semana me llamaron para decirme que tenían dos obra de él. Encontré Alguien va a venir, la leí y apenas la terminé me gustó mucho, me dio placer leerla, me detonó la cabeza, me conmovió. ‘Me gustaría hacer esta obra’, me dije. De ahí surgió la necesidad de montarla”.
Aquella urgencia es ahora una realidad con la presentación en Espacio Plural de Trasnocho Cultural de Alguien va a venir, en una temporada que se inició el pasado viernes 3 de mayo y se extenderá hasta el 2 de junio con funciones los viernes, a las 7:30 pm, y sábado y domingos, a las 7:00 pm.
-¿Por qué decidió dirigirla y no actuarla?
-Porque, al igual que Final de partida o Esperando a Godot, forma parte de esas obras que tienen personajes muy potentes, que sé que me interesan, que encuentro en ellas su potencialidad poética y escénica, pero que no logro, cuando las leo, saber hacia dónde me van a llevar. Ahí procuro siempre estar desde afuera como director y no en el rol de actor o de actor/director como he hecho algunas veces. Es decir, creo que no tendría la capacidad para lograr un trabajo en profundidad de indagación, de descubrimiento del universo de la obra, además de estimulación del trabajo del actor, pensando en la puesta en escena si también estoy adentro como actor.
“No me planteé en ningún momento actuar en Alguien va a venir, no porque no me atrajera uno de los personajes, que es el que hace Daniel Rodríguez -Él- que me parece fascinante. Desde que lo leí pensé en él para hacerlo y no en mí porque me di cuenta que encontrar la teatralidad de la obra iba a requerir desde afuera un trabajo de enorme atención, de enorme concentración, que no podría tener haciendo los dos roles de actor y director”, agrega Manrique.

Él (Daniel Rodríguez), Ella (Larisa González) y el Hombre (Pedro Brogo), tres personajes que buscan una felicidad inalcanzable (CORTESÍA GA80)
Él (Daniel Rodríguez) y Ella (Larisa González). Una pareja con veinte años de diferencia. Huyen a un lugar apartado del mundo con el propósito de estar juntos, solos, el uno con el otro. La inquietud se apodera de Ella. El deseo es interceptado por un presentimiento. siempre hay alguien, el Hombre (Pedro Borgo) aparecerá… El deseo se hará irrealizable.
-Alguien va a venir podría entenderse como una pieza que trata el tema de los celos y de la fragilidad de la pareja, pero viéndola en el contexto de las obras de Fosse se suma al planteamiento de la imposibilidad del ser humano para ser feliz. ¿Cuál es la lectura que hace de esta obra?
-Los celos son el detonante, esa condición que todos los seres humanos tenemos. ¿Cómo surgen los celos? Creo que surgen de distintas y muchísimas maneras. En el caso de la obra de Fosse, a partir de la inseguridad de uno de los personajes, que es Él. Ese es el detonante para hablarnos de la lucha, de la procura de estos personajes por encontrar eso que bien dices en tu pregunta: la felicidad. Ellos deciden encontrarla yéndose a un lugar aislado, donde no haya nadie, donde solo estén ellos dos. Solos, juntos. Pero Ella tiene la sospecha, la presunción, de que alguien va a venir, de que alguien va a llegar, y en la obra alguien llega.
Y prosigue: “Entonces, esta lucha existencial por encontrar la paz, la tranquilidad, la felicidad, los lleva a movilizarse. Los diez primeros minutos de la obra, que no están escritos, son ellos, sobre todo Él, llevando maletas; es como la mudanza. Ellos se han ido a un lugar lejos de todo el mundo, y cuando llegan descubren, a partir de los acontecimientos, a partir de que aparece otra persona, que todo este enorme esfuerzo no los lleva sino al conflicto entre ellos… Ahí creo que la lección de Fosse es absolutamente extraordinaria: no busques afuera, no te mudes tú, sino que logra estar en paz contigo mismo donde tú estés. Esta es una de las cosas que más me sedujo de la obra: el enorme esfuerzo que estos personajes hacen para encontrarse solos, entendiendo que la felicidad es estar ellos juntos y que después descubren que eso es prácticamente imposible porque somos seres sociales; es decir, que debemos encontrar la armonía con lo que nos rodea dentro de la sociedad en la que vivimos. Todo hecho con un lenguaje poético, sintético -esta obra podría durar 55 minutos- usado por Fosse para hablar de la angustia de estos personajes. Es una obra que cuando la lees pareciera que no pasa nada, pero cuando empiezas a indagar con los actores, explota por todas partes”.
-¿Qué conexiones encuentra entre la obra de Fosse y la realidad actual venezolana?
-No solamente con la realidad actual venezolana. La obra tiene conexiones con cualquier realidad, porque todos estos temas son recurrentes en el hombre, en cualquier parte donde se encuentre. La búsqueda de la felicidad, la búsqueda de la armonía, el encuentro con tus semejantes, todo eso está en el espíritu de casi todos los seres humanos. Fíjate tú: la obra no sucede en un lugar específico, no sucede en un país, en un continente, no. Sucede a la orilla del mar. Los personajes no tienen nombres, sino es Él, Ella y el Hombre, que es el que llega. En ningún momento hace referencia a algún lugar específico del planeta. Esta obra tú la miras y puedes perfectamente pensar que sucede en el lugar al que tu imaginación te lleve a partir de quién eres tú, de tu cultura, de lo que te ha tocado vivir, en el lugar donde tu vivencia ponga la obra. En eso Alguien va a venir es de una atronadora libertad.
-El GA80 cumple 42 años. ¿Qué significa mantenerse en la escena en un país como Venezuela?, ¿qué sacrificios ha hecho para mantener activa la agrupación?
-Si hay una palabra que resume los 42 años del Grupo Actoral 80 es “resistir”. Creo que hemos resistido con enorme voluntad y con una fe en la que a veces se duda. Ha sido el espacio que hemos tenido para darle sentido a nuestra vida. Lo digo con mucha frecuencia: los griegos cuando inventaron el teatro era porque no les gustaba el mundo en el que vivían y procuraban desde el escenario arrojar una pequeña luz en medio de las dificultades, las dudas y las tinieblas en las que vive la sociedad. El sentido que para mí sigue teniendo estar en el Grupo Actoral 80 es procurar desde el escenario arrojar una pequeña luz en una Venezuela en la que no me gusta lo que pasa, en la que quisiera que pasaran otras cosas… Cuando yo hago esta obra y veo a los personajes al principio, que van con sus maletas para un lado y para otro, no dejo de pensar en los millones de venezolanos que con sus maletas van de un lado para otro, de un lado para otro, de un lado para otro… Son conexiones que uno hace por el compromiso que uno tiene con el sitio en el que vive.
“Para mí tiene mucho sentido seguir haciendo teatro en Venezuela, con la dificultad que representa hacer teatro aquí, pero he procurado no desfallecer y he tenido la fortuna de tener al Grupo Actoral 80, y el GA80 de tenernos ahí. La palabra es resistir, pero desde la celebración, desde la esperanza de que las cosas cambien y mejoren. Yo no hago teatro político. A mí me interesa la poética del escenario, pero entiendo que como uno está conectado con el mundo en el que vive, todo eso debe resonar en función del compromiso que todos debemos tener para hacer un mejor país”, concluye Héctor Manrique.
@juanchi62
Se trata de Alguien va a venir, título que alude directamente a la llegada de una persona que trastoca la vida de los demás. Un texto que se ubica en la universalidad de temas como los celos, la fragilidad del vínculo amoroso, la edad, el porvenir, la esperanza, la convivencia, el retiro, pero sobre todo en la imposibilidad del ser humano para alcanzar ese anhelado estado de felicidad. Una trama que podría desarrollarse en Oslo, Buenos Aires o Caracas.
Cuenta Manrique que supo de la existencia de Fosse cuando una gira del GA80 por España coincidió con el fallo del Nobel de Literatura 2023 en octubre pasado. La primera conexión en produjo en el momento en que el actor y director venezolano leyó que el galardonado “era un escritor de teatro con una enorme influencia de Samuel Beckett, que es un autor que a mí siempre me ha interesado mucho y del que he montado dos obras: Esperando a Godot y Final de partida”.
Como ocurre cuando se revelan los nombres de autores ganadores de importantes premios literarios, como el Nobel o, antes, el Rómulo Gallegos, Manrique inició una pesquisa:
“Fui a una librería que está en Madrid que se llama Yorick, especializada en teatro, pero no tenían las obras de Fosse, y me advirtieron, además, que muy pocas de sus obras habían sido traducidas y publicadas al castellano. Muy amablemente quedaron en encontrármelas. A la semana me llamaron para decirme que tenían dos obra de él. Encontré Alguien va a venir, la leí y apenas la terminé me gustó mucho, me dio placer leerla, me detonó la cabeza, me conmovió. ‘Me gustaría hacer esta obra’, me dije. De ahí surgió la necesidad de montarla”.
Aquella urgencia es ahora una realidad con la presentación en Espacio Plural de Trasnocho Cultural de Alguien va a venir, en una temporada que se inició el pasado viernes 3 de mayo y se extenderá hasta el 2 de junio con funciones los viernes, a las 7:30 pm, y sábado y domingos, a las 7:00 pm.
-¿Por qué decidió dirigirla y no actuarla?
-Porque, al igual que Final de partida o Esperando a Godot, forma parte de esas obras que tienen personajes muy potentes, que sé que me interesan, que encuentro en ellas su potencialidad poética y escénica, pero que no logro, cuando las leo, saber hacia dónde me van a llevar. Ahí procuro siempre estar desde afuera como director y no en el rol de actor o de actor/director como he hecho algunas veces. Es decir, creo que no tendría la capacidad para lograr un trabajo en profundidad de indagación, de descubrimiento del universo de la obra, además de estimulación del trabajo del actor, pensando en la puesta en escena si también estoy adentro como actor.
“No me planteé en ningún momento actuar en Alguien va a venir, no porque no me atrajera uno de los personajes, que es el que hace Daniel Rodríguez -Él- que me parece fascinante. Desde que lo leí pensé en él para hacerlo y no en mí porque me di cuenta que encontrar la teatralidad de la obra iba a requerir desde afuera un trabajo de enorme atención, de enorme concentración, que no podría tener haciendo los dos roles de actor y director”, agrega Manrique.

Él (Daniel Rodríguez), Ella (Larisa González) y el Hombre (Pedro Brogo), tres personajes que buscan una felicidad inalcanzable (CORTESÍA GA80)
Él (Daniel Rodríguez) y Ella (Larisa González). Una pareja con veinte años de diferencia. Huyen a un lugar apartado del mundo con el propósito de estar juntos, solos, el uno con el otro. La inquietud se apodera de Ella. El deseo es interceptado por un presentimiento. siempre hay alguien, el Hombre (Pedro Borgo) aparecerá… El deseo se hará irrealizable.
-Alguien va a venir podría entenderse como una pieza que trata el tema de los celos y de la fragilidad de la pareja, pero viéndola en el contexto de las obras de Fosse se suma al planteamiento de la imposibilidad del ser humano para ser feliz. ¿Cuál es la lectura que hace de esta obra?
-Los celos son el detonante, esa condición que todos los seres humanos tenemos. ¿Cómo surgen los celos? Creo que surgen de distintas y muchísimas maneras. En el caso de la obra de Fosse, a partir de la inseguridad de uno de los personajes, que es Él. Ese es el detonante para hablarnos de la lucha, de la procura de estos personajes por encontrar eso que bien dices en tu pregunta: la felicidad. Ellos deciden encontrarla yéndose a un lugar aislado, donde no haya nadie, donde solo estén ellos dos. Solos, juntos. Pero Ella tiene la sospecha, la presunción, de que alguien va a venir, de que alguien va a llegar, y en la obra alguien llega.
Y prosigue: “Entonces, esta lucha existencial por encontrar la paz, la tranquilidad, la felicidad, los lleva a movilizarse. Los diez primeros minutos de la obra, que no están escritos, son ellos, sobre todo Él, llevando maletas; es como la mudanza. Ellos se han ido a un lugar lejos de todo el mundo, y cuando llegan descubren, a partir de los acontecimientos, a partir de que aparece otra persona, que todo este enorme esfuerzo no los lleva sino al conflicto entre ellos… Ahí creo que la lección de Fosse es absolutamente extraordinaria: no busques afuera, no te mudes tú, sino que logra estar en paz contigo mismo donde tú estés. Esta es una de las cosas que más me sedujo de la obra: el enorme esfuerzo que estos personajes hacen para encontrarse solos, entendiendo que la felicidad es estar ellos juntos y que después descubren que eso es prácticamente imposible porque somos seres sociales; es decir, que debemos encontrar la armonía con lo que nos rodea dentro de la sociedad en la que vivimos. Todo hecho con un lenguaje poético, sintético -esta obra podría durar 55 minutos- usado por Fosse para hablar de la angustia de estos personajes. Es una obra que cuando la lees pareciera que no pasa nada, pero cuando empiezas a indagar con los actores, explota por todas partes”.
-¿Qué conexiones encuentra entre la obra de Fosse y la realidad actual venezolana?
-No solamente con la realidad actual venezolana. La obra tiene conexiones con cualquier realidad, porque todos estos temas son recurrentes en el hombre, en cualquier parte donde se encuentre. La búsqueda de la felicidad, la búsqueda de la armonía, el encuentro con tus semejantes, todo eso está en el espíritu de casi todos los seres humanos. Fíjate tú: la obra no sucede en un lugar específico, no sucede en un país, en un continente, no. Sucede a la orilla del mar. Los personajes no tienen nombres, sino es Él, Ella y el Hombre, que es el que llega. En ningún momento hace referencia a algún lugar específico del planeta. Esta obra tú la miras y puedes perfectamente pensar que sucede en el lugar al que tu imaginación te lleve a partir de quién eres tú, de tu cultura, de lo que te ha tocado vivir, en el lugar donde tu vivencia ponga la obra. En eso Alguien va a venir es de una atronadora libertad.
-El GA80 cumple 42 años. ¿Qué significa mantenerse en la escena en un país como Venezuela?, ¿qué sacrificios ha hecho para mantener activa la agrupación?
-Si hay una palabra que resume los 42 años del Grupo Actoral 80 es “resistir”. Creo que hemos resistido con enorme voluntad y con una fe en la que a veces se duda. Ha sido el espacio que hemos tenido para darle sentido a nuestra vida. Lo digo con mucha frecuencia: los griegos cuando inventaron el teatro era porque no les gustaba el mundo en el que vivían y procuraban desde el escenario arrojar una pequeña luz en medio de las dificultades, las dudas y las tinieblas en las que vive la sociedad. El sentido que para mí sigue teniendo estar en el Grupo Actoral 80 es procurar desde el escenario arrojar una pequeña luz en una Venezuela en la que no me gusta lo que pasa, en la que quisiera que pasaran otras cosas… Cuando yo hago esta obra y veo a los personajes al principio, que van con sus maletas para un lado y para otro, no dejo de pensar en los millones de venezolanos que con sus maletas van de un lado para otro, de un lado para otro, de un lado para otro… Son conexiones que uno hace por el compromiso que uno tiene con el sitio en el que vive.
“Para mí tiene mucho sentido seguir haciendo teatro en Venezuela, con la dificultad que representa hacer teatro aquí, pero he procurado no desfallecer y he tenido la fortuna de tener al Grupo Actoral 80, y el GA80 de tenernos ahí. La palabra es resistir, pero desde la celebración, desde la esperanza de que las cosas cambien y mejoren. Yo no hago teatro político. A mí me interesa la poética del escenario, pero entiendo que como uno está conectado con el mundo en el que vive, todo eso debe resonar en función del compromiso que todos debemos tener para hacer un mejor país”, concluye Héctor Manrique.
@juanchi62
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