Iván Quintero: “El objeto me permite mostrar el juego entre la memoria y la imaginación”
El reconocido pintor tovareño expone hasta fines de mes en la Asociación Cultural Humboldt, de San Bernardino, "Tiempos de la memoria"
Con el título de Tiempos de la memoria, el artista merideño Iván Quintero (Mesa de Quintero, 1963), expone en los espacios de la Asociación Cultural Humboldt un conjunto de pinturas en diversas técnicas y formatos, realizadas en su mayoría en la introspección impuesta por el encierro de la pandemia.
Aunque nació en Mesa Quintero, uno de los llamados Pueblos del Sur del estado Mérida, a los 12 años el artista se desplazó a la región tovareña para encontrar su destino como integrante del llamado Grupo de Tovar, que en la década de los 90 sorprendió en el ámbito de las artes plásticas nacionales con la frescura de sus imágenes figurativas y paisajes.
Gerardo García, Gilberto Pérez, Jesús Guerrero, José Luis Guerrero, Martín Morales, Néstor Alí Quiñonez, Rafael Sánchez, Vidal Manzanilla, Fidel Ramírez, Iván Ramírez, Ricardo Perozo, Gerardo Sulbarán y Alfredo Contreras, entre otros, asistieron a los talleres artísticos del Centro de Formación Cultural Elbano Pérez Osuna, construido en la ciudad por el entonces Consejo Nacional de la Cultura y la Universidad de Los Andes.
La experiencia incluía talleres en cerámica, títeres, danza y otras artes. Quintero, que había ingresado con la intención de prepararse en el campo musical como ejecutante del cuatro, al pasar por el de artes plásticas, sintió que había encontrado su verdadera vocación. Finalmente cursó allí pintura, dibujo y serigrafía.
Posteriormente, continuó en el arte cinético con el Museo de Arte Jesús Soto de Ciudad Bolívar, hasta que llegó a Caracas con una beca para estudiar en el Centro de Enseñanza Gráfica (Cegra), donde cursó serigrafía, grabado y litografía.
“Allí tuve la fortuna de asistir a clases con Edgar Sánchez, Antonio Lazo, María Elena Ramos, Ida Gramcko, Ablio Padrón, de quienes aprendí mucho. A mí toda la vida me impactó el dibujo y siempre anhelaba las clases de dibujo de los viernes con Abilio. Era el primero en llegar y el último en irme, después de que se iba la modelo”, recuerda.
Sin embargo, regresó a Tovar dos años después, porque con las exigencias y el estrés de la vida en la capital, piensa, le habría sido imposible dedicarse a la pintura.
En 1983 comenzó su actividad expositiva participando en numerosas colectivas regionales e internacionales, que le reportan diversos reconocimientos, hasta 1995, cuando entró en contacto con la desaparecida galería Félix, donde tiene lugar su primera muestra individual caraqueña.
Además de la orden Ciudad de Tovar en su primera clase por su trayectoria artística, Iván Quintero participó como invitado en la Exposicao da Pintores Venezuelanos, Casa de America Latina (Lisboa, Portugal) y la residencia internacional In Het Van Walcheren Schildersweek en Domburg, Holanda.
Tiempos de la memoria, presentada inicialmente en 2022 en el Ateneo Jesús Soto, de Tovar, reúne un grupo de pinturas en diversos formatos y técnicas en las que el artista subraya “el valor de la huella humana y el peso de nuestros recuerdos”.
Son trabajos de corte intimista, pintados, en su mayoría, en el taller del artista durante la pandemia, en los que destaca el tratamiento conferido a los objetos de su mundo, a los que intenta “sacar su alma, su atmósfera”.
Ante ellos, nos enfrentamos a esos espacios cerrados que nos cuestionan de qué está hecha la memoria de un artista, en la que recuerdos de infancia y la apropiación de elementos de otros artistas, se reúnen para conformar composiciones de cuyo caos emerge un orden subyacente de misterio y evocación.
Armarios que son reflejo del exterior, el pañuelo de Miró en la mesa puesta, cacharros, caballetes, la danza de Matisse, la infanta Margarita, girasoles, la noche de Van Gogh, y sobre todo la bicicleta en su callada presencia, dialogan en el plano, dejando ver la insistencia del artista en el trabajo de la construcción de los fondos.
En definitiva, se trata, explica el artista, de “sacarle al objeto todo lo que pueda dar, su forma, su brillo, su esencia. Pero el objeto en sí es más bien una excusa para ver todo lo que nos plantea el juego de la memoria y la imaginación”.
@weykapu
Aunque nació en Mesa Quintero, uno de los llamados Pueblos del Sur del estado Mérida, a los 12 años el artista se desplazó a la región tovareña para encontrar su destino como integrante del llamado Grupo de Tovar, que en la década de los 90 sorprendió en el ámbito de las artes plásticas nacionales con la frescura de sus imágenes figurativas y paisajes.
Gerardo García, Gilberto Pérez, Jesús Guerrero, José Luis Guerrero, Martín Morales, Néstor Alí Quiñonez, Rafael Sánchez, Vidal Manzanilla, Fidel Ramírez, Iván Ramírez, Ricardo Perozo, Gerardo Sulbarán y Alfredo Contreras, entre otros, asistieron a los talleres artísticos del Centro de Formación Cultural Elbano Pérez Osuna, construido en la ciudad por el entonces Consejo Nacional de la Cultura y la Universidad de Los Andes.
La experiencia incluía talleres en cerámica, títeres, danza y otras artes. Quintero, que había ingresado con la intención de prepararse en el campo musical como ejecutante del cuatro, al pasar por el de artes plásticas, sintió que había encontrado su verdadera vocación. Finalmente cursó allí pintura, dibujo y serigrafía.
Posteriormente, continuó en el arte cinético con el Museo de Arte Jesús Soto de Ciudad Bolívar, hasta que llegó a Caracas con una beca para estudiar en el Centro de Enseñanza Gráfica (Cegra), donde cursó serigrafía, grabado y litografía.
“Allí tuve la fortuna de asistir a clases con Edgar Sánchez, Antonio Lazo, María Elena Ramos, Ida Gramcko, Ablio Padrón, de quienes aprendí mucho. A mí toda la vida me impactó el dibujo y siempre anhelaba las clases de dibujo de los viernes con Abilio. Era el primero en llegar y el último en irme, después de que se iba la modelo”, recuerda.
Sin embargo, regresó a Tovar dos años después, porque con las exigencias y el estrés de la vida en la capital, piensa, le habría sido imposible dedicarse a la pintura.
En 1983 comenzó su actividad expositiva participando en numerosas colectivas regionales e internacionales, que le reportan diversos reconocimientos, hasta 1995, cuando entró en contacto con la desaparecida galería Félix, donde tiene lugar su primera muestra individual caraqueña.
Además de la orden Ciudad de Tovar en su primera clase por su trayectoria artística, Iván Quintero participó como invitado en la Exposicao da Pintores Venezuelanos, Casa de America Latina (Lisboa, Portugal) y la residencia internacional In Het Van Walcheren Schildersweek en Domburg, Holanda.
Tiempos de la memoria, presentada inicialmente en 2022 en el Ateneo Jesús Soto, de Tovar, reúne un grupo de pinturas en diversos formatos y técnicas en las que el artista subraya “el valor de la huella humana y el peso de nuestros recuerdos”.
Son trabajos de corte intimista, pintados, en su mayoría, en el taller del artista durante la pandemia, en los que destaca el tratamiento conferido a los objetos de su mundo, a los que intenta “sacar su alma, su atmósfera”.
Ante ellos, nos enfrentamos a esos espacios cerrados que nos cuestionan de qué está hecha la memoria de un artista, en la que recuerdos de infancia y la apropiación de elementos de otros artistas, se reúnen para conformar composiciones de cuyo caos emerge un orden subyacente de misterio y evocación.
Armarios que son reflejo del exterior, el pañuelo de Miró en la mesa puesta, cacharros, caballetes, la danza de Matisse, la infanta Margarita, girasoles, la noche de Van Gogh, y sobre todo la bicicleta en su callada presencia, dialogan en el plano, dejando ver la insistencia del artista en el trabajo de la construcción de los fondos.
En definitiva, se trata, explica el artista, de “sacarle al objeto todo lo que pueda dar, su forma, su brillo, su esencia. Pero el objeto en sí es más bien una excusa para ver todo lo que nos plantea el juego de la memoria y la imaginación”.
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