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APROXIMACIONES AL ÓSCAR 2024 – MEJOR PELÍCULA (IV)

Recrear el pasado y ficcionar el presente para interpelarnos a todos

De diez candidatas se apuesta por tres como las mejores opciones para ganar la categoría reina de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Estados Unidos

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

25/02/2024 01:00 am

Seguramente muchos no estarán de acuerdo con esta depuración a tres del listado de las diez películas nominadas al Óscar 2024. Esto es lo que tiene de maravilloso el cine: la diversidad de opiniones, criterios y gustos es tal, que resultaría sospechoso llegar a una valoración absolutamente unánime con respecto a una película. Unos hablarán de obras maestras, otros de bodrios y algunos más preferirán plantarse en una apreciación no tan extrema.

Cada año los más de 7.000 miembros de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood se decantan por una veintena de títulos en un país donde se producen anualmente más de 3.000 filmes. Así que hacer una selección de las nominaciones es un “pecado” de subjetividad que me permito.

American Fiction, Anatomía de una caída, Barbie, Los que se quedan, Los asesinos de la luna, Maestro, Oppenheimer, Vidas pasadas, Pobres criaturas y The Zone of Interest conforman la decena de obras que aspiran a llevarse el Óscar a Mejor Película el próximo 10 de marzo. Nuestra apuesta es que el triunfo debería estar entre Anatomía de una caída, The Zone of Interest y Pobres criaturas. Ya explicaré por qué.

MEJOR PELÍCULA

Anatomía de una caída

A partir del guion escrito sin golpes de efecto por los franceses Justine Triet, su directora, y Arthur Harari, en Anatomía de una caída, la crisis matrimonial de Samuel Maleski y Sandra Voyter es proyectada sobre una sociedad -la que representa un juicio- propensa a culpabilizar a la mujer del declive de la familia… Ello, por ser escritora, bisexual y, además, mujer.

Estructurada como un thriller, esta embriagadora película conduce al espectador, en principio, a responsabilizar a Sandra (interpretada por la soberbia Sandra Hüller) de la muerte de su marido. Todo la señala: desde las novelas en las que sus protagonistas arremeten contra sus parejas, el coqueteo con una estudiante de literatura y el moretón que se hizo en el brazo con un mueble de la cocina, hasta la grabación de voz de una riña entre los esposos que termina en violencia y la autopsia que revela que Samuel recibió un golpe en la cabeza antes de caer del ático del chalé de la familia en las montañas de Grenoble.

Anatomía de una caída no detalla el desmoronamiento de un núcleo familiar, sino cómo a los ojos de la sociedad la mujer es la gran responsable de ello. Con fino pulso, Triet pone en boca de un niño ciego -el hijo de Sandra y Samuel- la verdad que la mayoría de los adultos no atina a ver.

The Zone of Interest

Esta película llega en un momento en que la humanidad debería preguntarse hasta cuándo vamos a permanecer indiferentes ante las atrocidades que se cometen en el mundo. El hecho que su director, el británico Jonathan Glazer, la haya ambientado en plena Segunda Guerra Mundial, no es motivo para que el espectador de hoy no se sienta interpelado acerca de su inacción frente a catástrofes como las guerras, las dictaduras, la destrucción del medio ambiente, las migraciones forzosas, la corrupción y tantas otras desgracias.

Basada en la novela homónima de Martin Amis, The Zone of Interest cuenta la historia de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz que levanta un muro para proveer a su familia de una casa idílica, con río cercano, huerto y hasta mascotas, y donde su esposa Hedwig (otra vez grande Sandra Hüller) se ocupa de las clases de piano y natación de los niños y de los girasoles que crecen en su jardín… mientras del otro lado se ejecuta el Holocausto. El muro no evita que se oigan los gritos de las personas asesinadas en las duchas del campo de concentración.

Glazer trae al ahora el término acuñado por Hannah Arendt en los años sesenta, “la banalidad del mal”, para llamar la atención sobre nuestra propensión a meter la cabeza bajo tierra cuando tenemos al horror enfrente.

Pobres criaturas

Yorgos Lanthimos marcha a contracorriente de la mayoría de los cineastas que conforme avanzan en sus carreras van depurando su estilo. Si en Canino (2009) le bastó un pequeño grupo familiar para hablar de lo deformante que puede ser la educación, para Pobres criaturas (2023) crea un universo barroco y unos personajes delirantes para contar el proceso de Bella Baxter (Emma Stone), su protagonista, cuando rescatada de la muerte por un científico que le implanta el cerebro del niño que llevaba en su vientre cuando decidió suicidarse, redescubre, aprehende, la vida y el sexo sin ningún tipo de cortapisas moral.

Pobres criaturas es una mirada despiadada a las llagas de la raza humana, a la que Lanthimos no duda en animalizar. La “nueva” vida de Bella pasa por enfrentarse a la maldad, la vanidad, el egoísmo, la codicia, la venganza y el deseo irreprimible de poseer lo otro, al Otro. También tienen cabida la bondad, la empatía y la solidaridad.

A esta película, fantasiosa y metafórica, hay que verla más allá de su empaque, al que es difícil detallar en profundidad, pero que apunta a una especie de axioma con el que algunas feministas podrían sentirse identificadas: la plena libertad de la mujer está en el replanteamiento de los valores con los que tradicionalmente ha sido educada.
@juanchi62




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