Luego de su éxito en el Festival de Sundance, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado, Maite Alberdi consiguió su primer Goya en la categoría Mejor Película Iberoamericana. La memoria infinita narra la cotidianidad entre el periodista Augusto Góngora, que sufre de Alzheimer, y su pareja, la actriz Paulina Urrutia. Una obra que ella misma define como una historia de amor que trasciende el tiempo.
A pocas semanas de celebrarse el Óscar, Alberdi ha recibido dos nominaciones en la categoría de Mejor Largometraje Documental, por El agente Topo (2020) y ahora por La memoria infinita (2023). “No pienso en los premios, solo en la visibilidad, en esa ventana que nos dan estos reconocimientos”, afirma.
-El documental ha tenido gran receptividad en festivales y salas de cine de su país, Chile.
-Por lo general, el documental está asociado a la información, lo que busco es hacerle entender al público que está viviendo una experiencia y no un contenido temático. Pareciera que La memoria infinita, por su tema, es doloroso; en realidad es compartir una experiencia amorosa. Por fortuna, el público la ha entendido como una gran historia de amor y no como una película sobre el Alzheimer, que representa el contexto donde se mueve esta pareja. Lograr que le gente se atreviera a ver un documental, que llenara las salas y se emocionara, es sorprendente para mí.
A pocas semanas de celebrarse el Óscar, Alberdi ha recibido dos nominaciones en la categoría de Mejor Largometraje Documental, por El agente Topo (2020) y ahora por La memoria infinita (2023). “No pienso en los premios, solo en la visibilidad, en esa ventana que nos dan estos reconocimientos”, afirma.
-El documental ha tenido gran receptividad en festivales y salas de cine de su país, Chile.
-Por lo general, el documental está asociado a la información, lo que busco es hacerle entender al público que está viviendo una experiencia y no un contenido temático. Pareciera que La memoria infinita, por su tema, es doloroso; en realidad es compartir una experiencia amorosa. Por fortuna, el público la ha entendido como una gran historia de amor y no como una película sobre el Alzheimer, que representa el contexto donde se mueve esta pareja. Lograr que le gente se atreviera a ver un documental, que llenara las salas y se emocionara, es sorprendente para mí.
Augusto Góngora, periodista afectado por el Alzheimer, y su pareja, la actriz Paulina Urrutia (MTV DOCUMENTARY FILMS)
-Contar una historia de amor es algo atípico en esta sociedad líquida.
-Claro, no está de moda hablar de amor. Y creo que mi película muestra una noción del amor en su mejor formato, entendiendo que todos queremos una pareja por la que sintamos deseos, que te trate bien y estar juntos en la enfermedad y que dicha enfermedad no se convierta en una tragedia. Es una película que puede llevarte a pensar y sentir envidia del buen amor. Hay pocos ejemplos. Resulta excepcional y emocionante desde lo bello y lo doloroso.
-Pero en el amor romántico e idealizado no está la enfermedad.
-Es la vida. Normalicemos la fragilidad, lo que le pasa a mis personajes y a mí es que tratamos la fragilidad con el riesgo de la perdida, que es dolorosa. Parte de mi relato también tiene que ver con preguntas sobre el duelo, la vulnerabilidad y los últimos momentos de vida. Me parece peligroso pensar solo en lo terrible; al revés, terrible es que no se hable de ello, no asumir que nos puede pasar, que es parte de la normalidad. El amor perfecto tiene la enfermedad y tiene las labores del cuidado asociadas no solo a la pareja, también a un padre, una madre, un hijo, la pareja.
-Su primera película, que atraviesa lo político a través de un periodista que luchó por la verdad y la libertad de expresión en una época de censura, justamente la estrenó a cincuenta años de la dictadura de Augusto Pinochet.
-Retrato la memoria colectiva y la paradoja de una persona que luchó mucho por preservar la memoria histórica y que pierde la memoria, pero que al final no la está perdiendo porque la memoria histórica es permanente. Es un periodista que puede narrar, cuando no sabe lo que hizo al día anterior, los dolores de la dictadura y cómo murió su amigo. Con el pasar de los años esa es la narrativa de la memoria histórica que tenemos que hacer, la información se va.
-Contar una historia de amor es algo atípico en esta sociedad líquida.
-Claro, no está de moda hablar de amor. Y creo que mi película muestra una noción del amor en su mejor formato, entendiendo que todos queremos una pareja por la que sintamos deseos, que te trate bien y estar juntos en la enfermedad y que dicha enfermedad no se convierta en una tragedia. Es una película que puede llevarte a pensar y sentir envidia del buen amor. Hay pocos ejemplos. Resulta excepcional y emocionante desde lo bello y lo doloroso.
-Pero en el amor romántico e idealizado no está la enfermedad.
-Es la vida. Normalicemos la fragilidad, lo que le pasa a mis personajes y a mí es que tratamos la fragilidad con el riesgo de la perdida, que es dolorosa. Parte de mi relato también tiene que ver con preguntas sobre el duelo, la vulnerabilidad y los últimos momentos de vida. Me parece peligroso pensar solo en lo terrible; al revés, terrible es que no se hable de ello, no asumir que nos puede pasar, que es parte de la normalidad. El amor perfecto tiene la enfermedad y tiene las labores del cuidado asociadas no solo a la pareja, también a un padre, una madre, un hijo, la pareja.
-Su primera película, que atraviesa lo político a través de un periodista que luchó por la verdad y la libertad de expresión en una época de censura, justamente la estrenó a cincuenta años de la dictadura de Augusto Pinochet.
-Retrato la memoria colectiva y la paradoja de una persona que luchó mucho por preservar la memoria histórica y que pierde la memoria, pero que al final no la está perdiendo porque la memoria histórica es permanente. Es un periodista que puede narrar, cuando no sabe lo que hizo al día anterior, los dolores de la dictadura y cómo murió su amigo. Con el pasar de los años esa es la narrativa de la memoria histórica que tenemos que hacer, la información se va.
"Mi película muestra una noción del amor en su mejor formato", afirma la cineasta Maite Alberdi (MTV DOCUMENTARY FILMS)
“Cuando queremos heredar una historia común de sufrimiento, ¿solo vamos a contar los hechos y la información?, cuando esta se puede reinterpretar, manipular e incluso borrar y lo que trasciende es la emoción. Es lo que pasa con los países en la actualidad con tanta manipulación informativa, tanto negacionismo que vemos desde los grupos radicales, de las derechas radicales, que tratan de justificar la violación de derechos humanos; van a manejar la información como quieran, Lo único que nos queda por defender es que el dolor de un pueblo no lo puedes borrar, por eso hay que preservarlo. Lo interesante de Augusto, y que descubrí haciendo la película, es que pensé que se iba a olvidar de todo, por eso la película se llama La memoria infinita, porque es más sobre lo que se recuerda y no sobre lo que se olvida.
-Como una mujer joven que retrata a personas de la tercera edad, ¿cuál es su temor ante la vejez?
-No sé si tengo grandes temores. El gran temor es la soledad en cualquier etapa de la vida. El agente topo y La memora infinita dialogan justo en ese punto: en El agente topo son personas frágiles, solas, aisladas de la sociedad, y La memoria infinita es la respuesta, el ejemplo de lo ideal, vivir la fragilidad acompañado.
-Precisamente, en sus películas usted no hace ninguna oda a la juventud.
-Ya ha sido suficiente hacerle oda a la juventud.
@DulceMRamosR
“Cuando queremos heredar una historia común de sufrimiento, ¿solo vamos a contar los hechos y la información?, cuando esta se puede reinterpretar, manipular e incluso borrar y lo que trasciende es la emoción. Es lo que pasa con los países en la actualidad con tanta manipulación informativa, tanto negacionismo que vemos desde los grupos radicales, de las derechas radicales, que tratan de justificar la violación de derechos humanos; van a manejar la información como quieran, Lo único que nos queda por defender es que el dolor de un pueblo no lo puedes borrar, por eso hay que preservarlo. Lo interesante de Augusto, y que descubrí haciendo la película, es que pensé que se iba a olvidar de todo, por eso la película se llama La memoria infinita, porque es más sobre lo que se recuerda y no sobre lo que se olvida.
-Como una mujer joven que retrata a personas de la tercera edad, ¿cuál es su temor ante la vejez?
-No sé si tengo grandes temores. El gran temor es la soledad en cualquier etapa de la vida. El agente topo y La memora infinita dialogan justo en ese punto: en El agente topo son personas frágiles, solas, aisladas de la sociedad, y La memoria infinita es la respuesta, el ejemplo de lo ideal, vivir la fragilidad acompañado.
-Precisamente, en sus películas usted no hace ninguna oda a la juventud.
-Ya ha sido suficiente hacerle oda a la juventud.
@DulceMRamosR
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