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"Armar un relato de lo ocurrido sirve para comprender la extensión de la destrucción"

La escritora Ana Teresa Torres presenta este jueves en El Buscón del Trasnocho Cultural su "Diario en ruinas (1998-2017)", publicado por Editorial Alfa

  • DULCE MARÍA RAMOS

09/08/2018 01:00 am

Para algunos escritores, la memoria puede tener forma de dolor. Para otros tiene olor y sonidos. En el caso de Ana Teresa Torres en Diario en ruinas (1998-2017), fue el vehículo para recuperar las ruinas de un diario que nunca ha escrito: 

"Si la memoria no es un museo que guarda incólume nuestro pasado, habría que entenderla como la recuperación fragmentaria de acontecimientos, situaciones, circunstancias, personas, espacios, experiencias, en los que nos detenemos porque algo nuestro se detuvo allí. De las infinitas posibilidades de la recuperación, elegimos aquellas que contienen una desarticulación traumática para nuestra identidad en el intento de restaurarla", afirma la escritora en la introducción de su Diario publicado por la Editorial Alfa. 

Ana Teresa Torres es autora de una reconocida producción novelística y ensayística. En 2001 recibió el Premio de la Fundación Anna Seghers de Berlín por su obra general. Además es individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua. 

-En los últimos años, en el mercado editorial venezolano ha predominado la publicación de diarios: Victoria De Stefano, Antonio López Ortega, Armando Rojas Guardia. ¿Por qué cree usted que existe ese interés por este género?
-Estos años han traído experiencias muy duras y los escritores han sentido la necesidad de escribir en primera persona. También tenemos muchas crónicas, otra manera de registrar lo inmediato. 

-Usted reconoce que no fue rigurosa, o más bien disciplinada, en llevar un diario; sin embargo en ese hurgar por su memoria, ¿qué pudo descubrir Ana Teresa Torres la escritora, la ciudadana, la mujer, la madre que fue antes y después del chavismo? 
-Me permitió entender cómo me habían afectado a mí las circunstancias vividas, y cómo esa experiencia era compatible con la que habían vivido otros. Una experiencia de pérdida. 

-El ejercicio de un diario, y más tomando lo vivido en Venezuela durante estos veinte años, ¿sirvió para descubrir que como país y sociedad estamos rotos? 
 -Armar un relato de lo ocurrido sirve para comprender la extensión de la destrucción. Mi relato es un aporte más dentro de todos los relatos que deben reunirse, desde la destrucción republicana hasta la destrucción de la población por hambre y enfermedad. 

-En una reciente entrevista el escritor Rodrigo Blanco Calderón dijo: "Es una deuda compartida entre los intelectuales y la clase política que, salvo muy contadas excepciones, no supieron ver lo que se nos venía encima".  Para usted, ¿cuál es la deuda de los intelectuales con el país? 
-Se espera de los intelectuales más de lo que pueden dar. No somos adivinos. Hemos planteado una visión del país, acertada o desacertada, y hemos sido ciudadanos en ejercicio, no creo que estemos en deuda. 

-Venezuela parece un país sin futuro donde la cotidianidad y el horror que viven los ciudadanos para subsistir suelen ser abrumadores. Ante un escenario tan pesimista, ¿cree que pueda existir un mejor futuro para para el país? 
-La historia da muchas vueltas. Creo en la posibilidad de un mejor futuro, pero no para las generaciones que ya han sido lastimadas. 

-A pesar de la fuerte crisis editorial en Venezuela, ¿los libros son aún un milagro? 
-Las editoriales, que ya son muy pocas, siguen luchando con optimismo y hay que celebrarlo. 

-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Ana Teresa Torres?
 -Veo lo que pasa en la calle, oigo lo que me cuentan, leo sobre lo que ocurre. Y sobre todo, percibo dentro de mí lo que siento.
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