Espacio publicitario

Rodolfo Izaguirre: “Estamos Belén y yo en cada página en un apasionado pas de deux”

“Lo que queda en el aire”, el más reciente libro del afamado crítico cinematográfico y escritor, es una deliciosa crónica homenaje a quien fuera su esposa durante 50 años, con la historia del país como telón de fondo

  • MARITZA JIMÉNEZ

05/11/2023 01:00 am

“Siempre he creído que todo lo que uno haga, piense o intente tiene que tener detrás un país”, afirma el crítico e historiador cinematográfico Rodolfo Izaguirre (Caracas, 1931).
 
Por eso, Lo que queda en el aire, homenaje a un amor que trascendió sus propias barreras para convertirse en una relación que ni la muerte logró destruir, tiene como escenario la Venezuela que les tocó vivir desde la muerte de Gómez hasta la hora presente.
 
“Conozco pocos libros como este de rendición cabal por parte de los escritores, a la figura y memoria de la mujer que ha sido su esposa”, sostiene Elisa Lerner en el prólogo.
 
Lo que queda en el aire no es una novela, tampoco un ensayo sobre el ballet en Venezuela. Es un poema de amor que escribí para seguir amando a la mujer con quien me hundí cincuenta años en la portentosa aventura de vivir”, afirma Izaguirre, 92 años, dotado de su siempre admirable lucidez y energía, a pesar de la claudicación que afecta sus venas.


“Así como amé a Belén, así adoro y respeto al lenguaje desde el momento en que descubrí que hay una música inaudible oculta detrás de las palabras”, dice Rodolfo Izaguirre (VASCO SZINETAR)
 
En las páginas de esta publicación de Gisela Cappellin Ediciones, dos vidas, la de su esposa Belén Lobo y la suya, se enlazan en una hermosa danza por la memoria, recorriendo con minuciosidad anécdotas y escenarios de la Caracas de los años 40, en la que ambos crecieron y contribuyeron con su arte a transformar.
 
“Estamos Belén y yo en cada página del libro entrelazados en un apasionado pas de deux, pero está la geografía que nos vio nacer y crecer, como si ambos fuésemos raras flores de loto que brotan del pantano de un país todavía primitivo y gomecista. Belén ve surgir el ballet y yo las imágenes siempre en movimiento del cine”.

No fue fácil su escritura, confiesa, “porque las lágrimas me impedían ver a Belén, y porque resultaba muy cuesta arriba seleccionar los mejores trozos de mi fragmentada memoria. Nunca sabré contar los años que estuve escribiéndolo, porque sería enumerar los serenos y luminoso años de vida conyugal y las respectivas edades de mis hijos: Rházil, Boris y Valentina”.
 
Belén
Pionera de la renovación dancística en la Venezuela de los años 40, junto a Vicente Nebrada, Irma Contreras y Graciela Henríquez, entre otros, el nombre de Belén Lobo se vinculó a esa manifestación desde su infancia como estudiante en el colegio La Gran Colombia, y, más tarde, en el liceo Fermín Toro, semillero de la danza y el teatro en Venezuela.

En 1948 ingresa a la primera Escuela Nacional de Ballet del país, fundada por la Nena Coronil, y tres años más tarde, visionaria y arriesgada, decide continuar su formación en Nueva York, donde cursa ingresa a la School of American Ballet, hasta 1953, cuando regresa a Venezuela. En 1960, en contacto con el trabajo pionero de Grishka Holguin, deja el ballet clásico por la danza moderna.

Luego de su matrimonio con Rodolfo Izaguirre, y el nacimiento de sus tres hijos, Ráhzil, Boris y Valentina, se retira del escenario, asume la Dirección de Danza del Conac, funda el Instituto Superior de Danza (1981) y recibe en 1987 el Premio Nacional de Danza.
 
“El título del libro –dice su autor- tiene que ver con una vieja definición del ballet que nunca supe quién la dijo: El ballet es lo que queda en el aire después que el bailarín pasó por él”.

Rodolfo
Rodolfo Izaguirre debutó en nuestra literatura con una novela, Alacranes, escrita al fragor de aquellos años de la “iracundia”, como calificó Jesús Sanoja Hernández esa década de los 60, signada por la guerrilla política y el vanguardismo literario.
 
Venía de Sardio, el grupo que entre 1954 y 1961 se erige contra Pérez Jiménez, junto a Adriano González León, Guillermo Sucre, Rómulo Aranguibel, Luis García Morales y Elisa Lerner, entre otros, hasta que el tema de la Cuba revolucionaria los divide y da origen al radical Techo de la Ballena.
 
“Cambiar la vida, transformar la sociedad”, era, en cierto modo, el lema de todos los que en las artes y las letras se embarcaron en aquella aventura.
En su juventud, pide anuencia a la familia para dirigirse a Francia a cursar estudios de Derecho. Su vida daría el vuelco que lo conduce a su destino: El cine.


"En la hora actual tengo la certeza de que el país venezolano volverá a ser, flotaremos gloriosos en el aire, y todos nosotros, juntos, ¡navegaremos hacia el sol!" (VASCO SZINETAR)
 
“De muchacho fui a Paris a estudiar leyes en la Sorbona, una universidad vieja, medieval y oxidada, y deserté de ella porque un día, por azar, entré a la Cinemateca francesa y no salí nunca de allí, porque no sabía entonces que me iba a tocar dirigir la de mi país durante más de veinte años. ¡Era torcer el rumbo de una vida!”.
 
Su voz y su presencia nos enseñaron una forma de relacionarnos con el cine. El afamado director de la Cinemateca Nacional entre 1968 y 1988, mostró a toda un generación el séptimo arte en sus más grandes nombres, acompañando al mismo tiempo el desarrollo de la industria nacional que empezaba a levantar cabeza.
 
Con el título de El cine, mitología de lo cotidiano, su voz transitó durante 39 años (1971-2010) las ondas hertzianas desde la señal de la Radio Nacional de Venezuela, entonces de carácter verdaderamente cultural y educativo.
 
Más tarde, entró a nuestros hogares por la pantalla chica con Cinemateca del aire, en el canal 5 de la Televisora Nacional, donde su magia narrativa nos conducía a la joya cinematográfica que nos invitaba a disfrutar.
 
En 1966 entregó Alacranes. “Una novela muy cinematográfica, a pesar de que en ella lo único que ocurre es una mujer que da un portazo y se va para no sé dónde”, afirma con su agudo humor.
 
Pero ocurren cosas. Ocurre el derrumbe de una época en la atmósfera de una casa, y el prodigio de una escritura que le dio el premio en la Bienal Pocaterra de 1968. “Una de las mejores novelas del continente”, al decir del dramaturgo Edilio Peña, autor del prólogo de la reedición de Bruguera de 2017.

Fue gracias al cine, a su decir, que encontró la literatura. “Durante años, el cine se apoderó de la voluntad de mis fervores estéticos, pero gracias a él creo haberme hecho escritor, porque me vi obligado a perfeccionar mi idioma para poder trasmitir verbalmente la gloria de una determinada secuencia visual”, afirma.
 
“Así como amé a Belén –sostiene- así adoro y respeto al lenguaje desde el momento en que descubrí que hay una música inaudible oculta detrás de las palabras”.

Esa música está en sus ensayos, crónicas e investigaciones históricas recogida en sus libros: El cine: belleza de lo imposible (1965), Cine venezolano: largometrajes (1966), El cine en Venezuela (1967), Historia sentimental del cine americano (1968), Acechos de la imaginación (1993), y, ya en este siglo, Obligaciones de la memoria (2019), presentado en España, y En el tiempo de mi propia vida (2018), recopilación de sus artículos realizada por su hija Valentina.
 
-“Usted sabe de películas. Yo sé de cine”, le responde al vecino insistente en demostrar sus conocimientos. ¿Qué piensa del cine de hoy?
-Con el tiempo, después de haber visionado millares de filmes, descubrí que detesto las "películas" que solo narran peripecias generalmente banales e inventadas; prefiero el "cine", y siento que debido en parte a los avances tecnológicos y de la cultura del espectáculo, cada día se hace menos "cine" y Netflix se llena de malas películas.

-La historia de Venezuela es el trasfondo de su libro, hasta su reflexión del presente. ¿Cómo ve el futuro?
-En la hora actual tengo la certeza de que el país venezolano volverá a ser, flotaremos gloriosos en el aire, y todos nosotros, juntos, ¡navegaremos hacia el sol!
@weykapu




Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario