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Jacobo Villalobos: “Quiero que mis relatos generen incomodidad en el lector”

"El otro hemisferio" es el tercer libro del premiado narrador venezolano radicado en Chile

  • MARITZA JIMÉNEZ

22/10/2023 01:00 am

Jacobo Villalobos es uno de los jóvenes autores que evidencian la salud del género narrativo en Venezuela. Nacido en Caracas en 1995 y radicado en Chile desde hace cinco años, su tercer libro de cuentos, El otro hemisferio, publicado con el sello uruguayo Dos Pájaros, revela un hábil manejo de los elementos extraliterarios para poner en escena relatos que conducen al asombro.

Su escritura causó sorpresa en los medios nacionales desde 2015, cuando, a los 20 años, resultó ganador del concurso Monte Ávila Editores para Obras de Autores Inéditos con su libro 26 humillados. Dos años más tarde, recibió el premio Franco-venezolano para la Joven Vocación Literaria con Intrusos.

Seguirán menciones honrosas en el Premio de Creación Literaria Joven Roberto Bolaño de Chile, en sus ediciones 2019 y 2020, y en los concursos de cuentos Santiago Anzola Omaña (2020) y Julio Garmendia (2023).

“Creo que en Venezuela la poesía ha tomado el reflector en los últimos años. Sin embargo, esto ha producido unos cruces interesantes, ya que numerosos narradores venezolanos, especialmente los más jóvenes, han bebido mucho de la poesía y sus textos han adquirido con eso unos ritmos ricos y complejos, y expresan gran madurez en el empleo del lenguaje y la escogencia temática. Pienso en Andrea Leal, en Natasha Rangel, en Gabriela Vignati, por dar algunos nombres. Fedosy Santaella también es un ejemplo de ello”.

“No obstante –aclara–, creo que al mismo tiempo existe una profunda comprensión de la narrativa breve y un hambre voraz por las historias veloces, intensas, pero abrumadoras. Pienso que deseamos ser secuestrados por las anécdotas”.

“Las características propias del cuento y mis inclinaciones personales”, afirma, lo condujeron al terreno del cuento, aunque en ocasiones haya intentado la novela corta.

“El relato breve descansa, sobre todo, en su intensidad y premura”, responde. “Es una historia que no se entretiene, que intenta raptar al lector e hipnotizar al escritor. Me gusta esa brevedad, esa fugacidad contundente; siguiendo la ya bien conocida metáfora: me gusta la emoción del K.O.”.

“Es esa intensidad –continúa- lo que hace del cuento, como sugiere Edgar Allan Poe, el lugar ideal para explorar ideas abstractas. En el cuento se explora, y se pone entre paréntesis, una idea particular para evaluar sus sutilezas y límites. En la novela también se exploran ideas, pero usualmente se trata de una indagación de componentes más morales, más prácticos. Hasta el momento, prefiero las posibilidades del relato”.

"Como Raymond Carver, huyo de los experimentos literarios sin sustancia”, dice el autor (HANNAH ESTEFANÍA PÉREZ)

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela, Villalobos se diplomó en Chile en Escritura Creativa con la Universidad Diego Portales, y actualmente cursa una maestría en Filosofía en la Alberto Hurtado (UAH).

“Migré a Chile a finales de 2018”, confiesa sobre esta historia que contó en el portal Prodavinci, donde relató las penurias de su padre, profesional de la medicina, para trasladarse al país que contrató sus servicios. “Casi todas las razones por las que decidimos migrar están en esa crónica. Era la falta de comida, las complicaciones de salud, la falta de perspectiva de llegar a alcanzar algún tipo de estabilidad. Mis padres trabajaban hasta catorce horas al día por un sueldo que no alcanzaba para comer proteínas. Además, tuvimos varios encuentros con la delincuencia, muy seguidos y bastante alarmantes, que impulsaron nuestra decisión de partir”.

-¿Cómo definiría su estilo literario?
-Busco crear textos que expresen una problemática, una idea que me apasione y que me genere conflictos. Mis relatos son una mezcla de una idea abstracta y una historia que la pueda expresar de mejor manera. En cuanto al registro, intento preservar mucho los formalismos y el lenguaje poético. Como Raymond Carver, huyo de los experimentos literarios sin sustancia, y sospecho que los textos más impactantes no requieren de volteretas lingüísticas.

“Quiero que mis relatos perturben”, continúa, “que presenten escenarios que generen incomodidad al lector. Pero eso es justamente porque las propias ideas que quiero explorar, llevadas al extremo, son incómodas y potencialmente polémicas. Y debería ser así: un texto complaciente, que no incomode, quizá no logre su meta, que es cambiar al lector que atraviesa esa historia”.

Los venezolanos Ednodio Quintero, Fedosy Santaella y José Urriola son mencionados entre sus influencias, junto al español Miguel Serrano Larraz, “José Watanabe es una presencia permanente”, dice sobre el poeta peruano, y “Mario Levrero –afirma del uruguayo- siempre me brinda soluciones y ánimo: un ánimo desquiciado, lo cual valoro todavía más. De hecho, El otro hemisferio tiene tributos a Watanabe, a Levrero y a Santaella. Por otra parte, los directores y escritores David Lynch y Nicolas Winding Refn, también han sido guías en mi formación”.

Sin embargo, sus mayores fuentes de inspiración, indica, vienen de la Filosofía. “Paul Ricoeur y Derek Parfit, son algunos pensadores que han marcado mi forma de ver el mundo, y, por ende, mi forma de escribir literatura”.

Narrados en tercera persona, hay en sus relatos una ilusión de objetividad tras la cual realidad y ficción desdibujan sus límites:

“Prefiero un narrador en tercera persona porque me permite administrar mejor la información que quiero que el lector sepa, controlar el flujo de los datos que deben saberse o permanecer ocultos; luego, expresar los hechos que componen la historia con un poco de desnudez valorativa y que sea el lector quien interprete lo que está leyendo. Creo que esa oportunidad se reduciría si mi narrador estuviera más implicado en la historia y viésemos las cosas a través de sus ojos. No quiero que el lector lea a través de mis ojos o de los ojos de algún personaje en particular. ¡Quiero que lea por sí mismo!”.

-¿Cómo ha influido la migración en su escritura?
-En mis primeros libros, el paisaje no figuraba. Mis personajes habitaban el aire. Ahora, el paisaje en el cual se desenvuelven está vivo. Migrar me hizo revalorizar lo que dejé atrás, me hizo sentir un vínculo más intenso con las formas expresivas de Venezuela, y me refiero no solo a la literatura, sino también a la música, a la pintura, a la manera particular de hablar cotidianamente y de conducirnos por la vida. Me hizo reevaluar los sonidos del Caribe y la atmósfera literaria que presentan. Las playas, el ruido de las olas y la sensación de la brisa salina, a mi parecer, transportan un tipo particular de narraciones o, cuando menos, las posibilitan.
@weykapu




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