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Camila Ríos Armas: “Todo migrante mantiene siempre la esperanza de volver un día a su país”

Poeta y activista radicada en París, Camila Ríos Armas vino a presentar su tercer poemario, “A una llama de lugar / A Flame Away from the Place”

  • MARITZA JIMÉNEZ

20/08/2023 01:00 am

“Todo migrante siempre tiene la esperanza de volver a su país. Aprender a vivir con este anhelo desde muy joven me ha dado la fuerza para hacer todo lo que hago. Y para amar aún más mis raíces”.

Radicada hace nueve años en París, donde comparte su pasión como activista por los derechos de los migrantes con la poesía, Camila Ríos Armas regresó a Venezuela para la presentación de su tercer poemario, A una llama de lugar / A Flame Away from the Place, una publicación de la editorial Kálathos en Madrid, en la que da cuenta de sus memorias y experiencias como migrante.

“Me mudé a un país donde no hablo mi idioma –dice–, donde he crecido y madurado rodeada de códigos distintos, y donde he pasado la mayor parte de mi vida adulta. Llegué de 25 años, y los primeros años fueron muy duros. Era estudiante, pero sabía que me había ido porque no veía cómo quedarme. No me fui creyendo que era definitivo, y a pesar de haber construido cosas maravillosas allá, aún a veces siento que es 'temporal'. Mi vida se divide en antes y después de emigrar y así organizo los recuerdos y me ubico en el tiempo”.

Nacida en Caracas en 1989, su voz es heredera de uno de nuestros grandes narradores, su abuelo, Alfredo Armas Alfonzo, y de una madre, Edda Armas, que signa nuestra poesía desde los años 70.

Licenciada en Estudios Liberales por la Universidad Metropolitana de Caracas, y magister en Desarrollo Internacional por Sciencies Po Paris, muy joven participa en las campañas políticas de Capriles Radonsky en Venezuela, y hace prácticas de cooperación cultural en España.

En 2008 publica su primer poemario, Muralla intermedia, con la editorial Equinoccio de la USB, y en 2012 aparece Ecos en la colección Voces iniciales de Bid&c.o.editor.

“Para mí es muy importante estar aquí hoy presentando un libro que escribí estando afuera a sabiendas de que volvería, y estando aquí a sabiendas de que me iría”, dice a propósito de su libro:

“Lo comencé a escribir la primera vez que viví en París, en 2011. Era la primera vez que iba a Europa, que estaba tan lejos de casa, y sola. Es un libro-cuaderno de viajes. Apuntes de ese descubrimiento del Viejo Mundo, para mí completamente nuevo. Está dividido en ciudades, que visité en esos ocho meses, y también contiene poemas de mis últimos años en Caracas”.

La edición bilingüe, coordinada por su madre, contó con la corrección y revisión de Graciela Yáñez Vicentini, y una imagen de Davood Maeili, fotógrafo iraní exiliado en Paris. Su tía, Victoria Armas, compartió con ella el trabajo de traducción.



-Viene de una familia de escritores y artistas, ¿cómo entra el tema de la política, los derechos ciudadanos, el feminismo, las minorías?
-Son temas que siempre me han interesado. Por eso cursé Estudios Liberales, y dos años de Derecho, que atestiguan de mi profundo interés por la justicia. En el bachillerato y la universidad, estuve siempre involucrada en cómo mejorar nuestro entorno.
 
Relata que, antes de su traslado a Europa, en un viaje de visita a Nueva York, realizó un voluntariado en un centro de migrantes, “y lo que comenzó siendo una experiencia para ocupar mi tiempo mientras se aclaraba mi futuro (dónde estudiar, qué hacer, a dónde emigrar), terminó siendo el descubrimiento de una gran pasión que me mueve hasta hoy: cómo lograr construir sociedades más inclusivas, donde el extranjero, el migrante, el refugiado, pueda encontrar su lugar y desarrollarse plenamente. Por eso decidí hacer un master en Desarrollo Internacional, con una especialización en migraciones y Medio Oriente en Sciences Po.”

“El feminismo –continúa– es algo que está presente en todas las áreas de mi vida. Creo que una sociedad más inclusiva solo se puede lograr si tenemos una sociedad más igualitaria, donde los derechos de las mujeres sean respetados, así como de las personas LGBTQIA+ y las minorías, que quisiera dejáramos de llamar así porque el hecho de ser minorías no las hace menos”.

-¿En qué consiste exactamente su trabajo en Francia?
-Dirijo una ONG que fundé hace cinco años, llamada UniR Universités & Réfugié.e.s (Universidad y Refugiados), www.uni-r.org. Somos un equipo de 12 personas, y más de 30 voluntarios. Ofrecemos asesoramiento a refugiados de todas partes del mundo para que puedan retomar sus estudios, validar sus diplomas, ir a la universidad, aprender francés y encontrar un trabajo en su área.

“También desarrollamos un programa de mentoría únicamente para mujeres, y dicto clases para migrantes, una sobre inclusión a través de la innovación social en Sciences Po Paris y otra sobre gestión de proyectos en Parsons The New School”, agrega.

Además, es presidente del board de la oficina de París de una ONG Internacional llamada SINGA Global, que acompaña refugiados emprendedores a lanzar sus proyectos y negocios y desde 2022 figura entre las cien personas seleccionadas para trabajar durante un año en la Asamblea de Ciudadanos de París.

-Ha hablado del proceso de construcción de una identidad colectiva del venezolano en el extranjero.
-Somos la generación que le tocó ver y vivir este proceso tan doloroso que es la creación de una diáspora. Un proceso que nos confronta a preguntas esenciales sobre nuestra identidad: quiénes somos, de dónde venimos. Creo que los que nos fuimos tenemos una gran responsabilidad de defender lo que somos como país, de darnos a conocer, de sensibilizar sobre lo que nos ha ocurrido, y, en la medida de lo posible, contribuir a imaginar un futuro distinto.

-Su abuelo es uno de nuestros más reconocidos narradores, ¿nunca se sintió tentada a seguir su camino?
-La narrativa me fascina. Me asombra la capacidad de los narradores de crear historias, mundos imaginarios que parten de una realidad, de un sueño, de una obsesión, de un país. Es mi gran pasión de lectora. No sé si logre un día incursionar en ese andar como escritora. Creo que me perdería en mi propio mundo ficticio y que ese libro no se acabaría nunca. Pero quién sabe, hace muchos años empecé un libro de cuentos basado en mis sueños y lo perdí cuando me robaron la computadora. Quizás algún día vuelva a tener ese impulso. Por los momentos, ando explorando mi voz en prosa poética. Me gusta mucha la literatura que no logra encasillarse en un género, o que mezcla varios géneros.

-Entiendo que está trabajando un nuevo libro…
-Una de las cosas que más me ha costado al migrar a Francia ha sido ser constante con mi escritura. Nunca nos hemos abandonado, pero la he dejado al margen de esa vida llena de activismo. Siento una conexión directa entre mi escritura, la casa, la patria y la madre. Me tomó un tiempo entender que al irme de Venezuela, dejé una parte de mi ser poeta, y que por años, sin saberlo, estuve en duelo de ese mundo literario que perdí. Mis amigos escritores, mi tejido familiar, las librerías, los centros culturales donde leí mis primeros poemas, etc. Por eso para mí es tan especial poder estar aquí hoy presentando un libro que escribí estando afuera a sabiendas que volvería y estando aquí a sabiendas que me iría.

“En estos momentos estoy trabajando un libro en prosa poética en el que narro mis recuerdos de infancia, como un diccionario de recuerdos. De un lugar, una fruta, un objeto, cuento una historia, una memoria recurrente. Es mi manera de aferrarme a mi país, y a los míos. Es una manera de rendirle homenaje a mi infancia y a la Caracas que ya no existe”, comenta.

Y concluye: “Paralelamente tengo dos proyectos de escritura: un libro que dé voz a algunas de las historias de vida de las más de mil personas que hemos acompañado en la ONG. Son más de 65 nacionalidades distintas y una fuente eterna de inspiración para mí. Y un libro-ensayo breve (que escribiré en francés) sobre el efecto 'sociedad islotes' que siento que estamos viviendo en Francia (pero que aplica a otros lugares): cada grupo social (y económico) aislado en sí mismo, un tejido social debilitado, la falta de empatía entre los ciudadanos y una desconexión total a nuestra Tierra, que arde en consecuencia a los modelos económicos de extracción ilimitada de nuestros recursos naturales”.
@weykapu




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