No exponía desde hace siete años, tiempo en el que hizo vida de ermitaño para pensar y repensar su trabajo, “para hacer crecer todas las series que había realizado”, luego de su participación en la Bienal de Venecia de 2011 con la obra Solaris, que por primera vez se expondrá en el país a partir del sábado, a las 5:00 pm, cuando se inaugure en la galería Cerquone Projects la muestra Superficies alteradas.
"Solaris", pieza con la que Yoshi participó en la Bienal de Venecia 2011
La exposición, que cuenta con la curaduría de Lorena González Inneco y la museografía de Jean Nouel, revelará además una faceta muy distinta a la del artista que, partiendo de la base técnica del origami, concibió obras en papel donde el plegado, la arruga, respondían mayormente a exploraciones formales.
Ahora, en esos pliegues y en esas arrugas, el artista vuelca su mundo interior. “Hay una serie de cambios que tienen que ver más con procesos internos, con una manera de construir el diario de las cosas que me estaban afectando en lo emocional, lo personal, lo íntimo y hasta en la salud. Quería retomar el lenguaje que ya tengo para hablar desde un aspecto más interno, más íntimo, desde un plano muchísimo más subjetivo”, dice Yoshi, creador al que la timidez le hace cuesta arriba dar entrevistas, pero que, al parecer, ha decidido salir de la crisálida…
Superficies alteradas reúne 27 piezas realizadas en papel de algodón. En algunas de ellas, el color ya no es una aproximación, sino una presencia. “Aunque ya lo había trabajado antes, ahora aparece el color desde una experiencia subjetiva, desde el plano emocional, aparecen marcas de color en los papeles como un acercamiento a nociones de identidad”, explica el artista, que reconoce que en su caso cada pliegue viene impulsado por altibajos emocionales. “Mis euforias y mis tristezas”, añade.
El color adquiere protagonismo en la obra del artista (Cortesía)
-¿Qué es el papel para usted?
-Es una materia prima y una lengua materna, en cuanto a que es el primer recurso con el que cuento para expresarme. Es un espacio de infinitas posibilidades.
Yoshi habla con pausa, como si cada una de sus respuestas hiciera un largo recorrido por su humanidad antes de aflorar en forma de palabras. “Como cualquier ser humano, poseo aristas en lo físico y en lo emocional. Soy meticuloso, minucioso, pero hay momentos en los que soy eruptivo. Tengo momentos destructivos, en los cuales siempre hay algo creativo, bien sea cuando rasgo alguna pieza, la quemo… Finalmente, creo que soy un sujeto extremadamente caótico”, asegura.
Lorena González Inneco, la curadora, encuentra en el trabajo que expondrá Yoshi en Cerquone Projects, ubicada al final de la avenida San Felipe de La Castellana, mucho más que un ejercicio lúdico o formalista. “La obra ya se está mostrando como una traducción de su propio cuerpo y de la relación de ese cuerpo con el espacio y con su historia personal”.
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