Picasso, el artista que inspiró a Coco Chanel
El Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, presenta hasta enero de 2023 la muestra "Picasso/Chanel", que además de unir a dos grandes estetas del siglo XX, marca el inicio de la conmemoración de los 50 años de la muerte del pintor andaluz
En la calle del Prado 8, en pleno centro de Madrid, se dan cita dos genios del arte: Pablo Picasso (1881-1973), quien, junto a Georges Braques, creó el Movimiento Cubista dentro del arte, y Gabrielle “Coco” Chanel (1883-1971), quien se enfrentó a la opulencia de la moda de la Belle Époque con una propuesta para vestir más cómoda y con aires de informalidad. El encuentro se da en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, de Madrid, con la exposición Picasso/Chanel, comisariada por Paula Luengo.

La muestra, que compara el trabajo realizado en vestidos de Chanel con cuadros de Picasso, explora la relación de estos dos grandes creadores del siglo XX. Esta es la tercera vez que Coco y Picasso confluyen en un espacio. Aunque se conocieron en 1917 y forjaron una amistad llena de admiración y respeto, no fue sino hasta 1922 cuando concretaron su primera colaboración. Allí, ambos aportaron a la adaptación de la obra de Sófocles, Antígona, que hizo Jean Cocteau. La diseñadora de modas parisina produjo todo el vestuario, y el fundador del Cubismo se encargó de las máscaras y el decorado. Luego, en 1924, gracias a Serguéi Diághilev, se reunieron de nuevo en la pieza El tren azul (Le Train Bleu), donde ambos apostaron por una sinergia impecable para darle vida a este ballet.




La muestra, que compara el trabajo realizado en vestidos de Chanel con cuadros de Picasso, explora la relación de estos dos grandes creadores del siglo XX. Esta es la tercera vez que Coco y Picasso confluyen en un espacio. Aunque se conocieron en 1917 y forjaron una amistad llena de admiración y respeto, no fue sino hasta 1922 cuando concretaron su primera colaboración. Allí, ambos aportaron a la adaptación de la obra de Sófocles, Antígona, que hizo Jean Cocteau. La diseñadora de modas parisina produjo todo el vestuario, y el fundador del Cubismo se encargó de las máscaras y el decorado. Luego, en 1924, gracias a Serguéi Diághilev, se reunieron de nuevo en la pieza El tren azul (Le Train Bleu), donde ambos apostaron por una sinergia impecable para darle vida a este ballet.

La muestra estará abierta hasta el 15 de enero de 2023 (CORTESÍA MUSEO NACIONAL THYSSEN-BORNEMISZA)
La relación de estos dos artistas se consolidó muy rápidamente. Olga, la esposa de Picasso, frecuentemente era vista luciendo los trajes de su amiga Coco, quien más de una vez afirmó “son los artistas los que me han enseñado el rigor”. Al respecto, Luengo describe que “en ese momento, Picasso y Chanel, ambos en la treintena, ya eran célebres en sus respectivas actividades profesionales. Picasso había dejado atrás sus años difíciles en Montmartre y comenzaba a ser uno de los pintores más cotizados de París gracias a los contactos de su protectora, la chilena Eugenia Errázuriz, quien le había presentado a su nuevo marchante Paul Rosenberg. Chanel, por su parte, había triunfado: tras comenzar su carrera como sombrerera, en 1910 había establecido en París Chanel Modes, había inaugurado la Maison Chanel en Deauville en 1912 y, su casa de modas, en Biarritz en 1915”.
La relación de estos dos artistas se consolidó muy rápidamente. Olga, la esposa de Picasso, frecuentemente era vista luciendo los trajes de su amiga Coco, quien más de una vez afirmó “son los artistas los que me han enseñado el rigor”. Al respecto, Luengo describe que “en ese momento, Picasso y Chanel, ambos en la treintena, ya eran célebres en sus respectivas actividades profesionales. Picasso había dejado atrás sus años difíciles en Montmartre y comenzaba a ser uno de los pintores más cotizados de París gracias a los contactos de su protectora, la chilena Eugenia Errázuriz, quien le había presentado a su nuevo marchante Paul Rosenberg. Chanel, por su parte, había triunfado: tras comenzar su carrera como sombrerera, en 1910 había establecido en París Chanel Modes, había inaugurado la Maison Chanel en Deauville en 1912 y, su casa de modas, en Biarritz en 1915”.

Las bañistas, de Picasso, y su traducción al arte de la moda (CORTESÍA MUSEO NACIONAL THYSSEN-BORNEMISZA)
En el hilo conductor de la muestra se ve claramente que “la comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso evidencia su parentesco formal y los profundos lazos que unen sus respectivas creaciones, fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua admiración, contribuyendo ambos a la construcción del paradigma moderno. Chanel creó el uniforme de la mujer moderna y dinámica del siglo XX, e impuso el atractivo de lo repetitivo, igual que Picasso logró formular un nuevo canon de belleza plástica que se convierte en su estilo. Chanel entendió que el pintor había dado con las claves de un nuevo clasicismo, un lenguaje que, aun siendo sinónimo de modernidad, no se iba a pasar de moda”.
La exposición, que inicia la conmemoración de los 50 años de la desaparición física del artista andaluz, se divide en cuatro momentos importantes. El primero: El cubismo y el estilo Chanel, recoge piezas de arte y vestidos que muestran la influencia que tuvo el trabajo de Picasso en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros diseños. Allí el lenguaje es formal y geométrico, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traduce en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por las masas de color, por el blanco, el negro y el beige, y en la utilización de tejidos humildes.
Un segundo capítulo se dedica exclusivamente a Olga Picasso, y recoge un número importante de retratos que destacan la devoción de ella por el trabajo de Coco Chanel. Se pueden apreciar, también, algunos vestidos de este período inicial de la diseñadora francesa, de los que se conservan escasos ejemplos. Por supuesto, el trabajo de estos exponentes del arte del siglo XX en Antígona ocupa una parte relevante dentro de la exposición, mostrando cómo estos utilizaron a la Grecia Clásica para inspirarse en el trabajo para la puesta en escena.
Por último, se hace un recorrido por la colaboración de Picasso y Chanel para darle vida al ballet El tren azul, producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, inspirado en el deporte y la moda de baño. El cuadro Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), un pequeño gouache que Diághilev descubrió en el taller de Picasso, se convirtió en imagen para el telón de la obra, mientras que Chanel, entusiasta deportista, creó trajes para los bailarines a partir de modelos deportivos diseñados para ella misma y para sus clientes.
En el hilo conductor de la muestra se ve claramente que “la comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso evidencia su parentesco formal y los profundos lazos que unen sus respectivas creaciones, fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua admiración, contribuyendo ambos a la construcción del paradigma moderno. Chanel creó el uniforme de la mujer moderna y dinámica del siglo XX, e impuso el atractivo de lo repetitivo, igual que Picasso logró formular un nuevo canon de belleza plástica que se convierte en su estilo. Chanel entendió que el pintor había dado con las claves de un nuevo clasicismo, un lenguaje que, aun siendo sinónimo de modernidad, no se iba a pasar de moda”.
La exposición, que inicia la conmemoración de los 50 años de la desaparición física del artista andaluz, se divide en cuatro momentos importantes. El primero: El cubismo y el estilo Chanel, recoge piezas de arte y vestidos que muestran la influencia que tuvo el trabajo de Picasso en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros diseños. Allí el lenguaje es formal y geométrico, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traduce en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por las masas de color, por el blanco, el negro y el beige, y en la utilización de tejidos humildes.
Un segundo capítulo se dedica exclusivamente a Olga Picasso, y recoge un número importante de retratos que destacan la devoción de ella por el trabajo de Coco Chanel. Se pueden apreciar, también, algunos vestidos de este período inicial de la diseñadora francesa, de los que se conservan escasos ejemplos. Por supuesto, el trabajo de estos exponentes del arte del siglo XX en Antígona ocupa una parte relevante dentro de la exposición, mostrando cómo estos utilizaron a la Grecia Clásica para inspirarse en el trabajo para la puesta en escena.
Por último, se hace un recorrido por la colaboración de Picasso y Chanel para darle vida al ballet El tren azul, producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, inspirado en el deporte y la moda de baño. El cuadro Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), un pequeño gouache que Diághilev descubrió en el taller de Picasso, se convirtió en imagen para el telón de la obra, mientras que Chanel, entusiasta deportista, creó trajes para los bailarines a partir de modelos deportivos diseñados para ella misma y para sus clientes.

Tanto Picasso como Chanel se inclinaron por propuestas geométricas (CORTESÍA MUSEO NACIONAL THYSSEN-BORNEMISZA)
Cubismo y moda
Desde la primera década del siglo XX ya se comenzaban a ver evidencias de la influencia del cubismo de Picasso y Braque en la moda. Callot Soeurs o Lucile se dejaban impactar por el trabajo de los jóvenes artistas plásticos. La moda, en ese entonces, comenzaba a ser sencilla, pura y, por qué no, precisa. Así la catalogaba la prensa especializada, que aceptaba sin tabú que el Movimiento Cubista llegaba también a la arquitectura, la música y hasta el teatro.
Para Chanel, que terminó acercándose profundamente al cubismo, la ropa nunca fue estática, sino que era un diálogo entre el cuerpo y los vestidos, donde esa interacción generaba discursos propios en cada mujer. Allí, ella exploró la línea recta y la composición mediante planos. Su trabajo se enfocó en proponer una silueta de marcada verticalidad, donde se eliminan las consagradas líneas sinuosas y formas volumétricas de la Belle Époque. Todo comienza a ser más sencillo, claro. Se reducen significativamente las decoraciones innecesarias y se deja de destacar el torso femenino. La propuesta es la comodidad.
Rápidamente, los colores de la calle cambiaron. El beige, los blancos y azules, o el binomio blanco/negro, se convirtieron en tonos habituales no solo en la moda, pues la fotografía, el cine o la cultura del jazz, también se acomodaron a este movimiento artístico. Para Chanel, el color y las decoraciones se enfocaban en los accesorios, no en el vestido per se.
A medio siglo de su partida
El 8 de abril de 2023 se inicia La celebración Picasso 1973-2023, un momento estelar de cincuenta exposiciones y eventos, organizados por instituciones culturales de Europa y América del Norte, bajo la batuta de los gobiernos de Francia y España, que han decidido unir esfuerzos para destacar la labor de este importante artista andaluz. El Musée National Picasso-Paris y la Comisión Nacional española para la conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Pablo Picasso son los responsables de llevar a cabo esta conmemoración, que tendrá su punto más importante en otoño del próximo año, cuando se inaugure el Centre d’Études Picasso en París.
@julioagonzalezl
Cubismo y moda
Desde la primera década del siglo XX ya se comenzaban a ver evidencias de la influencia del cubismo de Picasso y Braque en la moda. Callot Soeurs o Lucile se dejaban impactar por el trabajo de los jóvenes artistas plásticos. La moda, en ese entonces, comenzaba a ser sencilla, pura y, por qué no, precisa. Así la catalogaba la prensa especializada, que aceptaba sin tabú que el Movimiento Cubista llegaba también a la arquitectura, la música y hasta el teatro.
Para Chanel, que terminó acercándose profundamente al cubismo, la ropa nunca fue estática, sino que era un diálogo entre el cuerpo y los vestidos, donde esa interacción generaba discursos propios en cada mujer. Allí, ella exploró la línea recta y la composición mediante planos. Su trabajo se enfocó en proponer una silueta de marcada verticalidad, donde se eliminan las consagradas líneas sinuosas y formas volumétricas de la Belle Époque. Todo comienza a ser más sencillo, claro. Se reducen significativamente las decoraciones innecesarias y se deja de destacar el torso femenino. La propuesta es la comodidad.
Rápidamente, los colores de la calle cambiaron. El beige, los blancos y azules, o el binomio blanco/negro, se convirtieron en tonos habituales no solo en la moda, pues la fotografía, el cine o la cultura del jazz, también se acomodaron a este movimiento artístico. Para Chanel, el color y las decoraciones se enfocaban en los accesorios, no en el vestido per se.
A medio siglo de su partida
El 8 de abril de 2023 se inicia La celebración Picasso 1973-2023, un momento estelar de cincuenta exposiciones y eventos, organizados por instituciones culturales de Europa y América del Norte, bajo la batuta de los gobiernos de Francia y España, que han decidido unir esfuerzos para destacar la labor de este importante artista andaluz. El Musée National Picasso-Paris y la Comisión Nacional española para la conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Pablo Picasso son los responsables de llevar a cabo esta conmemoración, que tendrá su punto más importante en otoño del próximo año, cuando se inaugure el Centre d’Études Picasso en París.
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