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Hernán Jabes: “Hacer una película es una experiencia de vida”

El cineasta venezolano residenciado en México estrena hoy en las salas de cine del país su tercer largometraje, "Jezabel"

  • DULCE MARÍA RAMOS

11/08/2022 01:00 am

Huyó de la dictadura en Chile. En Venezuela se formó y se hizo cineasta. Y hoy en México, país al que migró a raíz de un secuestro, tomó la decisión junto a su familia de escribir una nueva etapa de su vida. Estas experiencias han convertido a Hernán Jabes en un realizador cuyas producciones cinematográficas poseen una innegable mirada crítica o, al menos, buscan sacudir la conciencia del espectador. “Soy hijo de migrantes y ahora mis hijos son migrantes. Yo siempre seré venezolano; un pasaporte no define quién soy”, dice con claridad.

A sus obras Macuro, la fuerza de un pueblo (2008) y Piedra, papel o tijera (2012) se le une Jezabel, filme que se estrena hoy, 11 de agosto de 2022, en las salas de cine de Venezuela, protagonizado por Gabriel Agüero, Eliane Chipia, Shakti Maal, Johanna Juliethe y Erich Wildpret, con la participación especial de Diana Volpe, Armando Cabrera y María Conchita Alonso.

Basada en la novela homónima de Eduardo Sánchez Rugeles, Jezabel retrata a una generación en el abismo a través del viaje en retrospectiva que hace Alain (Agüero), junto al periodista Salvador Grasso (Wildpret), a sus años de adolescencia partiendo del feminicidio de Eli (Chipia).

Un país que se cae a pedazos con una juventud egoísta, narcisista, llena de oscuridad, de maldad, sin rumbo y sin valores, donde los excesos y el libertinaje sexual son permitidos como única vía posible de libertad, de poder. Es a lo que la realidad los ha orillado. Jezabel quita el velo que cubre al país, no romantiza la idea que vendieron en los años ochenta del país petrolero lleno de oportunidades y próspero. Una cara desagradable que nadie se atreve a ver de frente. Apela a la memoria...

La película participó en el Miami Film Festival; en el BCN Film Festival en Barcelona, España, donde fue reconocido el trabajo actoral de Gabriel Agüero, y en el Festival del Cine Venezolano, donde se alzó con los premios de la Prensa, Mejor Actor Principal, Mejor Actriz de Reparto (compartido por Juliethe, Chipia y Maal) y Mejor Edición y Montaje.

 
La nueva película de Jabes ofrece una mirada poco optimista pero muy realista del país (CORTESÍA)  

La génesis
Hacer una producción cinematográfica independiente, y más en Latinoamérica, es un proceso que exige años de trabajo. Han pasado diez desde que Jabes estrenó Piedra, papel o tijera, de los cuales seis, aproximadamente, han sido dedicados a la producción de Jezabel, desde la escritura del guion hasta lograr los recursos necesarios y una coproducción con México.

La novela escrita por Eduardo Sánchez Rugeles llegó a manos del cineasta a través de Rodolfo Cova, productor y su antiguo socio en Factor RH. Cuenta que cuando la leyó conectó inmediatamente con la historia por su carácter cinematográfico y por el giro inesperado de los acontecimientos. El realizador, dice, se encontró con un thriller con un “manto social, político y humano”. Seguidamente se comunicó con Sánchez Rugeles para su adaptación a la gran pantalla con su sello personal: la oscuridad que ha caracterizado su obra.

“Para mí Jezabel habla de la maldad, la manipulación, del abuso de poder. Cada vez que veo mi película la palabra que llega a mi mente es impunidad, cómo sobreviven generaciones y generaciones a esto y no son capaces de detenerla. No es una película optimista”. El realizador también tiene otra definición para su tercer largometraje: “Mi película es la metáfora de un país que no tiene memoria, y cita a uno de los personajes del filme, Salvador Grasso: “Un país que no tiene memoria está condenado a vivir, una y otra vez, experiencias nefastas”.

El reparto
Si bien durante la etapa de producción Jabes tenía en mente el reparto que formaría parte de Jezabel, para su preparación y para lograr un grado de compromiso, confianza y de conexión entre los actores decidió que era vital la convivencia. Alquiló una casa: “Para mí hacer una película es una experiencia de vida. No es un oficio simplemente. Sabiendo que no tenía mucho tiempo de ensayos, busqué una locación que nos permitiera filmar y vivir ahí”.

El actor Gabriel Agüero ha sido premiado por su interpretación en el filme (CORTESÍA)

Para el cineasta, esa experiencia fue fundamental porque no solo logró la compenetración de los actores, sino también del equipo técnico. Este proceso ayudó a que los actores se apropiaran del guion, que improvisaran, que conocieran a profundidad sus personajes. “Creo que las cosas tienen que fluir naturalmente y eso es lo trato de hacer en mis películas”.

Vale destacar que Marcela, hija de realizador que en el momento de la filmación era una adolescente y en la actualidad estudia cine en México, fue parte vital en la preparación de los actores, pues a través de ella conocieron el espíritu que necesitaba la historia y pudieron conectarse con una época que quizás ya no les era tan cercana. “Los llevaba a sus fiestas, les presentó a sus amigos, los involucró en su mundo”, recuerda Jabes.

Sobre el cine venezolano
Si bien Jabes intentó experimentar con otras plataformas para comercializar de forma autónoma su obra, acepta que aún los cineastas necesitan de la distribución tradicional para que sus películas sean vistas. Es por ello que insiste en la urgencia de la unión del gremio cinematográfico: “Necesitamos confrontarnos, no solo alabar nuestros logros. Una de las carencias que tenemos es que no profundizamos en los temas que se tocan en la actualidad y en nuestras propias obras”.

A pesar de que el cine es en la actualidad una industria muy golpeada por la situación que ha vivido el país en los últimos años y porque gran parte de su talento ya no vive aquí, Jabes reconoce que “la diáspora sigue apostando por hacer e impulsar el cine venezolano”. De hecho, el cineasta espera concretar nuevos proyectos a pesar de las dificultades que implica ser migrante.

Eso sí, lamenta la situación a la que se enfrentan algunos talentos venezolanos dentro y fuera del país: “Nos enseñan un patriotismo militar, a adorar un escudo y una bandera. Eso nos garantiza soldados, no gente. El patriotismo real es cuidar nuestro talento y exponerlo a las nuevas generaciones para que les sirva de inspiración”.
@DulceMRamosR





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