"¿Esto es una entrevista estilo 'Ellos, que se conocen tanto"?, pregunta Javier Vidal. "Ella me dijo que estaba sumamente nerviosa por entrevistarte. Lo va a desmentir, pero aquí tengo las capturas", remata Gonzalo Velutini. Ambos comparten una absoluta complicidad y un sentido del humor agudo, casi cáustico. Reciben, a veces, un tierno reclamo de Julie Restifo. Así comenzó nuestro encuentro.
El entorno cercano al matrimonio de Javier Vidal y Julie Restifo se refiere a su casa -la quinta Julivier- como el "Ateneo de Prados del Este". En parte, porque es ahí donde se ensayan y desarrollan los proyectos donde Jota Creativa, la productora familiar, está involucrada.
La sala de este hogar es actualmente el lugar donde Vidal, en calidad de dramaturgo y director, ensaya "La Intima del Presidente", que estrena temporada este viernes 29 de junio en el Teatro Trasnocho. En esta oportunidad, Gonzalo Velutini asume el papel protagónico encarnando a Isaías Medina Angarita, presidente de los Estados Unidos de Venezuela entre 1941 y 1941. Lo hace con todo lo que ello implica: raparse el cabello a la usanza de Medina, engordar -la balanza le apunta 8 kilos de sobrepeso-, incluso el modo de caminar y la hemiplejia izquierda que marcó los últimos años de vida del trigésimo tercer presidente venezolano. Ejecuta una de las leyes de Stanislavski: "Un actor se prepara".
"El director, de alguna manera, siempre está detrás del espectáculo. Si es bueno, los actores se llevan el aplauso..." Javier Vidal Pradas
"... Pero si es muy malo, es porque el director no tiene la más mínima idea de lo que es la dirección" Gonzalo Velutini
Vidal no recuerda con exactitud cuándo conoció a Velutini. Asume que habrá sido en el medio teatral donde ambos se desenvolvían. Velutini lo tiene más claro. "Lo conocí en la casa de Carlos Giménez, aunque él no se acuerda. Fue en una fiesta de Ángel Acosta en Los Ruices. Y tú estabas sentado en una silla en un rincón", afirma sin titubear. No lo hace nunca.
Juntos intentan construir una cronología que les ayude a comprender cuándo comenzaron a trabajar juntos. Vidal lo recuerda actuando en el "Bolívar" de Carlos Giménez y maravillarse ante su voz de contratenor. "Estaba metido como en una costra de langosta", explica refiriéndose al traje medieval de Velutini en aquella escena en aquellos tiempos.
Gonzalo, en cambio, ya lo había visto en "Gritos", dirigida por Marco Antonio Ettedgui y en la que el trabajo de Julie Restifo fue reconocido con el Premio Municipal a la Mejor Actriz de Reparto de 1981. Cuando Velutini comenzó su periplo de siete años como integrante de la Fundación Rajatabla, se presentaba en la sala principal de su sede el fatídico "Eclipse en la casa grande".
El trabajo en conjunto comenzó en 2014 con "Asia y el Lejano Oriente: el musical", una lectura novedosa de la obra original de Isaac Chocrón donde Velutini interpretaba un rol casi protagónico dentro del elenco plural concebido por el dramaturgo y respetado por su director.
El trabajo conjunto se ha mantenido ininterrumpido a lo largo de los últimos cuatro años. El siguiente proyecto, La punta del Iceberg, significó el regreso de Velutini a los escenarios después de la muerte de su madre. "Estaba entumecido. Hacer aquel papel me ayudó a salir del marasmo en el que estaba inmerso", confiesa Velutini. Y llegó Escrito y sellado, una de las obras autobiográficas de Chocrón. Hacer aquel personaje, que ya había hecho 23 años atrás, le valió en esta oportunidad el Premio Isaac Chocrón 2017 en el renglón de Mejor Actor.
Se trata de una relación laboral que no admite el encasillamiento. La variedad de los proyectos que han emprendido en común no lo permite. "No repetimos, más bien seguimos", explica Vidal. "Es necesario seguir porque hay un conocimiento previo de códigos, que es algo sumamente importante", acota. Se sienten cómodos trabajando uno con el otro. Como actor, Velutini afirma que se siente seguro y confiado en la seguridad de que Vidal lo dirige de la manera correcta. "Me protege como actor", explica.
Vidal devuelve el cumplido afirmando que se trata de un "actor impecable". Es objetivo en su apreciación, pues Velutini es el primero en memorizar sus textos y el más puntual en cualquier elenco, cualidades que deberían ser comunes en cualquier actor.
Vidal sabe lo voluble que son los actores. "El director siempre está detrás del espectáculo. Si es muy bueno, los actores se llevan el aplauso", dice. "Pero si es muy malo, es porque el director no tiene la más mínima idea de lo que es la dirección", completa Velutini.
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