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Julie Restifo: "Me gusta fijarme en los detalles"

La actriz habla de su nuevo reto en el teatro: la interpretación de Estrella Serfaty, madre del dramaturgo Isaac Chocrón, en la pieza "La íntima del presidente", escrita y dirigida por Javier Vidal

  • CATHERINE MEDINA MARYS

17/06/2018 01:00 am

Examina el espacio con la minuciosidad de un curioso que entra ahí por primera vez. Ya no se trata de la sala de su casa, donde ensaya regularmente. Para ella, es la quinta en la esquina Corazón de Jesús, donde vivía su personaje en concubinato con Isaías Medina Angarita antes de convertirse en presidente de los Estados Unidos de Venezuela. 

Es un animal escénico, entrenado durante más de treinta años en las tablas y frente a las cámaras. Al llamado del director, Julie Restifo (Long Island, 1958) deja de ser ella. El verde bicolor de sus ojos, su cadencia al caminar, todo ello le pertenece ahora a Estrella Serfaty, madre del dramaturgo Isaac Chocrón. Una mujer que decidió sacrificar un matrimonio y tres hijos para atender el llamado de su corazón y convivir con Medina Angarita. 

Este pasaje oscuro y melodramático de la historia es llevado a escena por Javier Vidal, autor y director de La íntima del presidente, obra que se estrena el 29 de junio, a las 6:00 p.m., en el Teatro Trasnocho, ubicado en Paseo Las Mercedes. 

-¿Cómo presentaría usted a su personaje? 
-Estrella Serfaty… pienso mucho en ella porque es terrible no tener una referencia suya. Yo quisiera saber cómo era ella, pero me lo tengo que imaginar. Nadie quiere hablar de ella. Estoy entrando un poco en conflicto con ella por haber abandonado a sus hijos. ¿Qué madre puede hacer eso, así el matrimonio fuera pésimo? Mi abuela materna lo hizo. Iba a unas especies de reuniones -no sé de qué exactamente porque mi madre nunca me habló en detalle sobre ellas-, y se fue con un predicador. Dejó a dos niñas de dos y tres años. Entonces yo me pregunto qué hay en la cabeza de una mujer que da a luz y es capaz de hacer eso. 

-¿Y se ha respondido? 
-Creo que la pasión y el amor que sintió por Isaías Medina Angarita pudo más que su amor de madre. Ella sacrificó su familia para formar otra con otra persona que terminó despreciándola. 

-¿Hay más dificultad para un actor al crear un personaje basado en alguien que existió realmente? 
-En mi caso, tengo que imaginarme qué fue de su vida antes y después. El dramaturgo -Javier Vidal- coloca que viajó y se comportó como toda una judía errante. Los miembros de esta comunidad con los que he podido hablar no tienen referencias de ella. De igual forma, lo único que importa sobre este personaje es que se trata de una mujer entregada y enamorada, con aspiraciones de acompañar a Isaías Medina Angarita en la Presidencia y cuyos sueños y vida se desmoronan de golpe. 

-Recuerda al personaje de Julianne Moore en Las horas.
-Repitieron la película hace poco. Y me dije "es Estrella". Incluso en la manera como marcó a su hijo. En el caso de mi personaje, ella marca a su hijo: un ser inteligente, brillante y cuya conducta definió la temática de quien se convertiría en el dramaturgo Isaac Chocrón Serfaty: la familia escogida, el vínculo del amor que prevalece sobre el vínculo sanguíneo. Ella está presente en casi todos sus dramas. Él hizo con eso lo que hacen los escritores cuando tienen que atravesar momentos de dolor, es una inspiración para su dramaturgia aunque haya dolor y haya abandono. El dolor siempre se lleva adentro.

-¿Cree usted que no llegó a ser primera dama por ser judía? 
-Definitivamente la sociedad conservadora de 1941 no hubiese visto con buenos ojos a una mujer divorciada en el poder, aunque Irma Felizzola también lo era cuando se casó con Medina Angarita. Debe haber sido una mezcla entre su religión y el hecho de haber abandonado a una familia entera. No es lo que haría "una mujer decente", como dictaba la Constitución de 1936. 

-¿Podría ser amiga de Estrella? 
-Creo que sí. ¿Por qué no? Claro, no sería su mejor amiga, porque yo no soy muy amiguera. Mi vida gira en torno a mi familia y a mi trabajo. Me gusta estar activa. 

-Es directora, actriz y productora. ¿Prefiere algún rol en específico?
-Si supieras que me gustan las tres cosas y me siento cómoda con las tres. Evidentemente hacerlas en simultáneo es lo que siempre juro no volver a repetir… y aquí estoy (risas).

"Me gusta producir -continúa-. Me gusta ver los detalles y comprobar que tengo habilidades para las manualidades. Creo que lo heredé de mi mamá, en cuya casa hay mucha tela y la mayoría de los cuadros que la decoran fueron pintados por ella misma. Mi padre, por su parte, hacía los trabajos de plomería y electricidad en casa. Heredé de ambos el gusto por las manualidades. Eso me convierte en una productora que no se queda sentada en la computadora enviando emails, sino de ir a los sitios a buscar las cosas e intervenirlas".

-¿Cuál sería su espectáculo soñado?
-Uno es de Ryan Craig, un dramaturgo inglés que escribió una obra llamada Perdimos a Elías. Jan -mi hijo- hizo una versión en español, y es una obra que llama mucho mi atención porque se trata de un muchacho sensible y vulnerable de quien se aprovechan para crear un show mediático. Es un espectáculo muy pertinente en una sociedad cuya juventud está marcada por el bullying y los tiroteos en casas de estudio. El otro es La calumnia, de Lillian Hellman, sobre dos mujeres que son acusadas de ser lesbianas sin ninguna prueba y cuya sociedad señala y denigra.

-¿Por qué no los ha hecho?
-Suelo ser muy correcta en lo que hago. Le escribí a los agentes que poseen los derechos de las obras, pero preguntan cosas como el precio de la entrada, el aforo, cuántos meses va a estar en cartelera y en dónde. Ese tipo de información no lo manejas hasta que tienes el proyecto seguro, pero eso no lo entienden en el exterior. Ellos piensan que tú tienes absolutamente todo y que luego pides los derechos, cuando en Venezuela funciona al revés. Solo cuando tienes los derechos puedes pedir una sala, hacer el casting, comenzar los ensayos.

-¿Qué debe tener un proyecto para que usted acceda a tomarlo?
-Hacemos espectáculos que nos dan alegría. Jota Creativa, nuestra empresa, funciona como una productora familiar. Hay un dramaturgo, que es Javier Vidal, y hasta el momento solo hemos montado obras escritas por él. Actualmente Javier y yo estamos trabajando con Marianella Salazar. Ella está escribiendo la memoria del país con los personajes que ella ha conocido y ha entrevistado. La vamos a acompañar en este proyecto. Hemos tenido varias reuniones y podría darse para finales de año, quizás. 

-¿Usted no se anima a escribir? 
-Si bien escribí Yo Madonna, no me puedo considerar dramaturga por eso. Aquello se dio porque queríamos entrar a Microteatro y fue ahí donde me vino la inspiración de Madonna. He hecho tantas novelas de tantos escritores, que bien podría ser dialoguista, pero ya escribir teatro es otra cosa. Es algo que no quiero hacer por los momentos. Quizás más adelante me decida a hacerlo.
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