Hugo Covarrubias: “Faltan más películas que te lleven a reflexionar”
El cineasta chileno habla de la nominación al Oscar como Mejor Cortometraje Animado de su cinta "Bestia", aproximación a la piscología de una temida torturadora de la dictadura de Augusto Pinochet
En la primera escena de Bestia se ve una escultura de porcelana que representa a una mujer sentada en el interior de un avión. Poco a poco, la cámara se acerca a la cicatriz que la robusta e impasible figura tiene en el lado derecho de la sien… A partir de ahí, el espectador entra en la psiquis de Ingrid Olderöck, oscuro personaje de la historia contemporánea de Chile, hija de alemanes afines al nazismo, oficial de carabineros y cruel torturadora al servicio de la dictadura de Pinochet, conocida como “la mujer de los perros”. A partir de ahí, la maldad se hace memoria del ayer, pero también presagio del ahora.
Covarrubias y su equipo proponen un viaje imaginario a la psiquis de una torturadora (CORTESÍA)
Bestia, cortometraje animado dirigido por el cineasta Hugo Covarrubias (Santiago de Chile, 1977), está nominado al Oscar. Con él, Chile aspira a sumarse a las producciones de ese país que han obtenido el premio de la Academia: Historia de un oso (2014) y Una mujer fantástica (2017).
En su categoría, Bestia, que ha sido reconocido en varios festivales internacionales y costó aproximadamente 120.000 dólares, compite con The Windshield Wip (España), Affairs of the Art (Inglaterra), Boxballet (Rusia. Hasta la fecha no ha sido desincorporada por la Academia) y Robin Robin (también de Inglaterra).
Desde niño, Covarrubias siempre mostró interés por el cine, aunque terminó estudiando diseño gráfico presionado por su familia. Su vinculación con el ambiente artístico lo llevó a explorar el séptimo arte en distintos ámbitos; de hecho, fundó junto con Muriel Miranda una compañía de teatro con la que produjeron la obra Maleza, que combina animación y teatro y le permitió recorrer varias ciudades de Latinoamérica -entre ellas Caracas- y de Europa.

La cinta fue realizada con la técnica del stop motion (CORTESÍA)

El personaje real que inspiró Bestia, Ingrid Olderöck, usaba perros para torturar a los disidentes de la dictadura (CORTESÍA)

Bestia, cortometraje animado dirigido por el cineasta Hugo Covarrubias (Santiago de Chile, 1977), está nominado al Oscar. Con él, Chile aspira a sumarse a las producciones de ese país que han obtenido el premio de la Academia: Historia de un oso (2014) y Una mujer fantástica (2017).
En su categoría, Bestia, que ha sido reconocido en varios festivales internacionales y costó aproximadamente 120.000 dólares, compite con The Windshield Wip (España), Affairs of the Art (Inglaterra), Boxballet (Rusia. Hasta la fecha no ha sido desincorporada por la Academia) y Robin Robin (también de Inglaterra).
Desde niño, Covarrubias siempre mostró interés por el cine, aunque terminó estudiando diseño gráfico presionado por su familia. Su vinculación con el ambiente artístico lo llevó a explorar el séptimo arte en distintos ámbitos; de hecho, fundó junto con Muriel Miranda una compañía de teatro con la que produjeron la obra Maleza, que combina animación y teatro y le permitió recorrer varias ciudades de Latinoamérica -entre ellas Caracas- y de Europa.

La cinta fue realizada con la técnica del stop motion (CORTESÍA)
Apasionado del stop motion (animación cuadro por cuadro), Covarrubias también ha dirigido los cortometrajes animados La noche boca arriba, basada en el cuento de Julio Cortázar, y El almohadón de plumas, adaptación del cuento de Horacio Quiroga: “Es una técnica que reúne muchos aspectos del arte que me interesan: dibujar, esculpir, hacer cosas en miniatura, lo teatral, contar historias... Permite generar muchas capas de lectura, asunto que plasmé en Bestia”, dice el cineasta.
-Más allá de la nominación al Oscar, ¿qué significa este reconocimiento en su carrera?, ¿cómo maneja la presión que esto implica?
-Ese punto es muy importante, no solo para mí, sino también para el resto del equipo. El objetivo es seguir haciendo cortos y largos tan potentes como Bestia, también motivar a otras personas. Ya el hecho de estar nominados es importante, si se gana será mejor. Evidentemente pone un poco de presión para los próximos proyectos, es un arma de doble filo. Toca ser mesurado en ese sentido, más que pensar en el futuro de nuestras carreras, es cómo esto puede traspasar a futuras generaciones.
-Por lo general, el cortometraje, y más si es animado, es un género que suele subestimarse.
-Se suele subestimar y se sigue subestimado. El corto animado para mí es como una pieza de arte, implica un trabajo estético, visual y manual distinto. El cortometraje de animación no es solo para los niños, sin desmerecer a los niños; hay animaciones para adultos, de terror… en fin, otros géneros asociados a la animación. En cuanto al formato, siempre se ha tomado como algo de estudio, existe la presión que después de hacer un corto estás obligado a realizar un largo, y ahí está un director como David Lynch, que sigue haciendo cortometrajes. Hay que valorar más este formato que puede ser igual o más potente que un largometraje.
-Más allá de la nominación al Oscar, ¿qué significa este reconocimiento en su carrera?, ¿cómo maneja la presión que esto implica?
-Ese punto es muy importante, no solo para mí, sino también para el resto del equipo. El objetivo es seguir haciendo cortos y largos tan potentes como Bestia, también motivar a otras personas. Ya el hecho de estar nominados es importante, si se gana será mejor. Evidentemente pone un poco de presión para los próximos proyectos, es un arma de doble filo. Toca ser mesurado en ese sentido, más que pensar en el futuro de nuestras carreras, es cómo esto puede traspasar a futuras generaciones.
-Por lo general, el cortometraje, y más si es animado, es un género que suele subestimarse.
-Se suele subestimar y se sigue subestimado. El corto animado para mí es como una pieza de arte, implica un trabajo estético, visual y manual distinto. El cortometraje de animación no es solo para los niños, sin desmerecer a los niños; hay animaciones para adultos, de terror… en fin, otros géneros asociados a la animación. En cuanto al formato, siempre se ha tomado como algo de estudio, existe la presión que después de hacer un corto estás obligado a realizar un largo, y ahí está un director como David Lynch, que sigue haciendo cortometrajes. Hay que valorar más este formato que puede ser igual o más potente que un largometraje.

El personaje real que inspiró Bestia, Ingrid Olderöck, usaba perros para torturar a los disidentes de la dictadura (CORTESÍA)
-Si bien llegaron a Ingrid Olderöck mientras buscaban temas para una serie sobre personajes pocos conocidos de la dictadura, ¿cómo fue la construcción del cortometraje?
-Fue una decisión un poco inconsciente, querer hacer algo distinto y a su vez, querer abordar un tema político. Decidimos indagar a este personaje desde lo psicológico, de ahí hacer un corto algo más simbólico y filosófico que documental o biográfico. No quería narrar, quería interpretar y resignificar cosas, descubrir qué significa esta mujer en estos años de la dictadura. Hace años lo hizo Hannah Arendt cuando escribió La banalidad del mal, cuando reflexionó sobre la maldad. Tratamos de reconocer la fractura de un país completo a través de una mujer que usaba perros para torturar. Cuando empezamos armar este mundo, quisimos exagerar la realidad y en ocasiones la caricaturizamos; por ejemplo, en la relación de ella con su perro cuando le prepara cupcakes. Todo lo intenso y duro que se ve en el cortometraje, también lo fue para nosotros en el momento de la creación.
-¿Piensa seguir con la temática política en sus próximas producciones?
-Hay un prejuicio de que en Chile se hacen únicamente películas sobre la dictadura y hay muchas que triunfan, pero no todo el cine chileno es sobre esa temática, apenas 14%. Faltan más películas que te lleven a reflexionar, que no se queden solo en la denuncia. Claro que me gustaría seguir, pero explorar a Chile desde lo contemporáneo, desde algo distinto como el extractivismo y la maldad del ser humano en masacrar a la naturaleza. También quiero desarrollar un largometraje autobiográfico, con un alter ego que reflexiona sobre los cambios sociopolíticos que ha experimentado la sociedad.
-Después de culminar Bestia, ¿sintió empatía por Ingrid Olderöck?
-No. Pero cuando vi algunas de sus fotos, fantaseé en algunos momentos con que ella habría podido tener un mínimo grado de arrepentimiento o conexión con algo más humano; eso se ve reflejado en el cortometraje en la escena de ella en el avión, cuando ve por la ventana a las personas desaparecidas en las nubes.
-Conocemos poco del cine de nuestra región, ¿qué podemos hacer?
-Necesitamos una plataforma de difusión donde podamos ver todos los contenidos, no solo las producciones exitosas. Por ejemplo, hay otros cortos animados chilenos que vale la pena revisar: Deshabitada, Al otro lado del jardín, La copa feliz del edén, Los huesos… Si bien estamos separados por temas políticos, existe un inconsciente colectivo por esta ética humana, toca luchar por eso y que se valore el cine latinoamericano por todo el mundo.
@DulceMRamosR
-Fue una decisión un poco inconsciente, querer hacer algo distinto y a su vez, querer abordar un tema político. Decidimos indagar a este personaje desde lo psicológico, de ahí hacer un corto algo más simbólico y filosófico que documental o biográfico. No quería narrar, quería interpretar y resignificar cosas, descubrir qué significa esta mujer en estos años de la dictadura. Hace años lo hizo Hannah Arendt cuando escribió La banalidad del mal, cuando reflexionó sobre la maldad. Tratamos de reconocer la fractura de un país completo a través de una mujer que usaba perros para torturar. Cuando empezamos armar este mundo, quisimos exagerar la realidad y en ocasiones la caricaturizamos; por ejemplo, en la relación de ella con su perro cuando le prepara cupcakes. Todo lo intenso y duro que se ve en el cortometraje, también lo fue para nosotros en el momento de la creación.
-¿Piensa seguir con la temática política en sus próximas producciones?
-Hay un prejuicio de que en Chile se hacen únicamente películas sobre la dictadura y hay muchas que triunfan, pero no todo el cine chileno es sobre esa temática, apenas 14%. Faltan más películas que te lleven a reflexionar, que no se queden solo en la denuncia. Claro que me gustaría seguir, pero explorar a Chile desde lo contemporáneo, desde algo distinto como el extractivismo y la maldad del ser humano en masacrar a la naturaleza. También quiero desarrollar un largometraje autobiográfico, con un alter ego que reflexiona sobre los cambios sociopolíticos que ha experimentado la sociedad.
-Después de culminar Bestia, ¿sintió empatía por Ingrid Olderöck?
-No. Pero cuando vi algunas de sus fotos, fantaseé en algunos momentos con que ella habría podido tener un mínimo grado de arrepentimiento o conexión con algo más humano; eso se ve reflejado en el cortometraje en la escena de ella en el avión, cuando ve por la ventana a las personas desaparecidas en las nubes.
-Conocemos poco del cine de nuestra región, ¿qué podemos hacer?
-Necesitamos una plataforma de difusión donde podamos ver todos los contenidos, no solo las producciones exitosas. Por ejemplo, hay otros cortos animados chilenos que vale la pena revisar: Deshabitada, Al otro lado del jardín, La copa feliz del edén, Los huesos… Si bien estamos separados por temas políticos, existe un inconsciente colectivo por esta ética humana, toca luchar por eso y que se valore el cine latinoamericano por todo el mundo.
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