El director Alejandro Hidalgo entrega su alma en "El exorcismo de Dios"
El espectador reconocerá los fotogramas rápidamente: la escalera, el cuarto, la cama, la protagonista. Todo. Eso sí, también encontrará que lo sexual está exacerbado, que no hay discreción, que todo está allí, evidente. Su reacción será individual
No más pasan los primeros minutos de El exorcismo de Dios cuando se reconoce el tributo que hace el director Alejandro Hidalgo a esa joya de la cinematografía del terror llamada El exorcista, dirigida por William Friedkin, guion escrito de William Peter Blatty, basado en su novela homónima, de 1971.
El espectador reconocerá los fotogramas rápidamente: la escalera, el cuarto, la cama, la protagonista. Todo. Eso sí, también encontrará que lo sexual está exacerbado, que no hay discreción, que todo está allí, evidente. Su reacción será individual, personal.
Si consigue superar el tramo, se conseguirá con una historia que combinará buena dirección, actuaciones, maquillajes, efectos especiales y música.
El realizador Alejandro Hidalgo no tiene la intención de engañar a nadie.
Y en el ínterin, el que está sentado en la butaca se encontrará con los performances de Will Beinbrink (padre Peter Williams), Joseph Marcell (padre Michael Lewis), Irán Castillo (Magaly) y María Gabriela de Faría (Esperanza).
El realizador alcanza su objetivo, que es darle un giro distinto a la historia que ya el público conoce. Esta vez nadie hará un conjuro para expulsar al diablo de tu cuerpo, si no al mismísimo Dios. ¿Duro, no? Inesperado.
Nadie quiere eso. ¿Nadie lo quiere, verdad?
Por añadidura llegará el análisis sobre cómo quién mira se siente con la historia, sobre su veracidad y acerca de su alma en algún momento ha estado en peligro, etc.
¿Qué papel juega la Iglesia Católica? ¿Está actualizada? ¿Corresponde con los tiempos? ¿Los feligreses se sentirán identificados?
Hidalgo jura sobre el viejo y el nuevo testamento que él no quiere “lanzar un mensaje satanizando a la Iglesia católica, pero sí creo que es importante que la gente pueda discernir y saber que, al menos desde mi punto de vista, en un verdadero principio espiritual no debería haber espacio, por ejemplo, para la discriminación. Eso no lo concibo”.
Todo eso ocurre mientras el cineasta cuenta en su ficha a Carlos Cortés, ganador el año pasado del Oscar por Sound of Metal y a dos estadounidenses de su equipo participantes en El escuadrón suicida y Piratas del Caribe.
El director es un convencido de que el cine de terror renació para quedarse.
“Creo que se están haciendo muchas miradas muy innovadoras y creativas. El terror es un género muy comercial que conecta con audiencias masivas, pero que no requiere del presupuesto de una película de ciencia ficción o de acción”, sentenció. @yolimer
El espectador reconocerá los fotogramas rápidamente: la escalera, el cuarto, la cama, la protagonista. Todo. Eso sí, también encontrará que lo sexual está exacerbado, que no hay discreción, que todo está allí, evidente. Su reacción será individual, personal.
Si consigue superar el tramo, se conseguirá con una historia que combinará buena dirección, actuaciones, maquillajes, efectos especiales y música.
El realizador Alejandro Hidalgo no tiene la intención de engañar a nadie.
“Yo quería desarrollar una película de terror comercial, sobre todo, sostenida e inspirada en la obra maestra del género, que fue la que me atrapó y me hizo un fiel fanático de este tipo de películas: El exorcista. Quería darle una visión distinta, con un giro de lo que representa y de lo que significa un verdadero exorcismo y, sobre todo, sostenido sobre una historia que está basada en un principio católico, a pesar de que no soy católico, que le da homenaje a lo que considero es la manifestación de amor más poderosa: el perdón”, dijo en entrevista a El Nacional, hace varios meses antes del estreno en Caracas del largometraje.
Y en el ínterin, el que está sentado en la butaca se encontrará con los performances de Will Beinbrink (padre Peter Williams), Joseph Marcell (padre Michael Lewis), Irán Castillo (Magaly) y María Gabriela de Faría (Esperanza).
El realizador alcanza su objetivo, que es darle un giro distinto a la historia que ya el público conoce. Esta vez nadie hará un conjuro para expulsar al diablo de tu cuerpo, si no al mismísimo Dios. ¿Duro, no? Inesperado.
Nadie quiere eso. ¿Nadie lo quiere, verdad?
Por añadidura llegará el análisis sobre cómo quién mira se siente con la historia, sobre su veracidad y acerca de su alma en algún momento ha estado en peligro, etc.
¿Qué papel juega la Iglesia Católica? ¿Está actualizada? ¿Corresponde con los tiempos? ¿Los feligreses se sentirán identificados?
Hidalgo jura sobre el viejo y el nuevo testamento que él no quiere “lanzar un mensaje satanizando a la Iglesia católica, pero sí creo que es importante que la gente pueda discernir y saber que, al menos desde mi punto de vista, en un verdadero principio espiritual no debería haber espacio, por ejemplo, para la discriminación. Eso no lo concibo”.
Todo eso ocurre mientras el cineasta cuenta en su ficha a Carlos Cortés, ganador el año pasado del Oscar por Sound of Metal y a dos estadounidenses de su equipo participantes en El escuadrón suicida y Piratas del Caribe.
El director es un convencido de que el cine de terror renació para quedarse.
“Creo que se están haciendo muchas miradas muy innovadoras y creativas. El terror es un género muy comercial que conecta con audiencias masivas, pero que no requiere del presupuesto de una película de ciencia ficción o de acción”, sentenció. @yolimer
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones