YASUJIRO OZU
MIRADA EXPUESTA | El peso de la cotidianidad
El cine del realizador japonés revela en los fotogramas de sus películas una lectura acuciosa del día a día. Una revisión hecha desde la simplicidad y la transparencia, que en el caso del autor de “Cuentos de Tokio”, no está reñida con la profundidad
Nació un 12 de diciembre de 1903. Murió el mismo día sesenta años después. Quiso el destino que la existencia de un hombre sencillo, transparente, como el cineasta japonés Yasujiro Ozu se desarrollara de manera circular, como el ciclo inalterable del paso del día a la noche, como la rutina que día tras día realizan los personajes de sus películas.
Junto a Kurosawa y Mizoguchi, Ozu es reconocido como uno de los cineastas japoneses más influyentes del siglo XX. Aki Kaurismaki, Jim Jarmusch, Abbas Kiarostami, Claire Denis, Víctor Erice, Hirokazu Kore-eda y Wim Wenders, quien le dedicó uno de sus documentales, así lo han admitido. El suyo es un legado de reconocibles ecos en Occidente. De hecho, hasta Steven Spielberg compró los derechos de una de sus obras para hacer una versión estadounidense.


Las imágenes que se publican hoy en Mirada Expuesta corresponden a fotogramas de algunas de las películas de Ozu; descontextualizadas del medio para el que fueron creadas, funcionan desde el punto de vista fotográfico como pequeñas ventanas desde las que es posible observar una humanidad contenida, insatisfecha, pero resignada (solo en la superficie) a su la realidad.



Junto a Kurosawa y Mizoguchi, Ozu es reconocido como uno de los cineastas japoneses más influyentes del siglo XX. Aki Kaurismaki, Jim Jarmusch, Abbas Kiarostami, Claire Denis, Víctor Erice, Hirokazu Kore-eda y Wim Wenders, quien le dedicó uno de sus documentales, así lo han admitido. El suyo es un legado de reconocibles ecos en Occidente. De hecho, hasta Steven Spielberg compró los derechos de una de sus obras para hacer una versión estadounidense.

Cuentos de Tokio (1953)
¿Qué es lo que tiene de extraordinario el cine de Yasujiro Ozu? Así lo resume el crítico y guionista español Ángel Fernández Santos: “Su vida diaria, llena de las rutinas y los ritos íntimos de los hombres urbanos solitarios y escondidos, le permitió construir detrás de sus ojos un prodigioso -dotado con lentes y dones de microscopio- observatorio de los rincones desveladores del subsuelo de la sociedad que le cercaba”.

Crepúsculo en Tokio (1957)
Las imágenes que se publican hoy en Mirada Expuesta corresponden a fotogramas de algunas de las películas de Ozu; descontextualizadas del medio para el que fueron creadas, funcionan desde el punto de vista fotográfico como pequeñas ventanas desde las que es posible observar una humanidad contenida, insatisfecha, pero resignada (solo en la superficie) a su la realidad.

El sabor del té verde con arroz (1952)
Principios de verano (1951), El sabor del té verde con arroz (1952), Cuentos de Tokio (1953. Considerada en 2012 por la revista británica Sight and Sound como la Mejor Película de la Historia del Cine), Crepúsculo en Tokio (1957) y Buenos días (1959) ocupan esta página como un recordatorio del poder de la imagen cinematográfica y la fotográfica para desnudar almas más que cuerpos, una cualidad a la que el propio Ozu no atribuía poderes especiales, pues para él se trataba simplemente de aspectos técnicos de la filmación: colocar la cámara muy baja, cuidado obsesivo de los detalles, del vestuario de los actores y evitar rodar en exteriores…
Principios de verano (1951), El sabor del té verde con arroz (1952), Cuentos de Tokio (1953. Considerada en 2012 por la revista británica Sight and Sound como la Mejor Película de la Historia del Cine), Crepúsculo en Tokio (1957) y Buenos días (1959) ocupan esta página como un recordatorio del poder de la imagen cinematográfica y la fotográfica para desnudar almas más que cuerpos, una cualidad a la que el propio Ozu no atribuía poderes especiales, pues para él se trataba simplemente de aspectos técnicos de la filmación: colocar la cámara muy baja, cuidado obsesivo de los detalles, del vestuario de los actores y evitar rodar en exteriores…

Buenos días (1959)

El sabor del sake (1962)
Tímido, adicto al sake, humilde y, en el fondo, solitario, Yasujiro Ozu hizo grandes películas partiendo de una sencilla premisa: buscar lo trascendente en lo común, en lo cotidiano. Decía: “Saber controlar la emoción y expresar el humanismo a través de ese control: esa es la tarea de un director”. Es por ello que en su cine el aire y el silencio pesan.
@juanchi62
Tímido, adicto al sake, humilde y, en el fondo, solitario, Yasujiro Ozu hizo grandes películas partiendo de una sencilla premisa: buscar lo trascendente en lo común, en lo cotidiano. Decía: “Saber controlar la emoción y expresar el humanismo a través de ese control: esa es la tarea de un director”. Es por ello que en su cine el aire y el silencio pesan.
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