¿Quién no ha leído y reído con algunos de los post que publica Golcar Rojas en Facebook o Instagram? “Baña perros por oficio, escritor por sin oficio”, así se presenta en sus redes sociales, pero la verdad es que este merideño nacido en 1964 anda por la vida demostrando que el humor es tan bueno para criticar como para hacer frente a la realidad. Y mientras más negro mejor.
Golcar Rojas vive en la actualidad en Madrid –“Soy un migrante venezolano, como otros seis millones de compatriotas, expulsados por la ‘revolución’”, dice-. En la capital española, además de ocuparse del embellecimiento de mascotas, también se gana la vida repartiendo paquetes de Amazon.
Esta serie, que ha titulado Felpudos en Madrid, surgió precisamente cuando hacía una entrega y reparó en un tapete con este rótulo: “AMIGOS BIENVENIDOS – FAMILIA CITA PREVIA”. De allí, los clics fueron muchos.
“Pronto recordé que hace un chorro de años, en un capítulo de la serie española Aquí no hay quien viva, la pija y sus amigas en paro, vecinas de la puerta de enfrente del rellano, tuvieron un atajaperros debido a los felpudos de sus casas:
“La pija se había comprado un tapete de diseñador para la puerta de su casa. A las vecinas pobres de enfrente les dio envidia y compraron un felpudo idéntico. Eso desató algunas inquinas y tuvieron su agarrón.
“El episodio lo vi varias veces cuando vivía en Venezuela. Siempre pensé que el felpudo era una simple excusa para la anécdota. Pudo haber sido un carro, un vestido, los estudios del niño. Hay vecinos envidiosos en todos lados y competencias de vecinos por doquier, para demostrar quién es mejor.
“Sólo hasta ahora, que he empezado a repartir paquetes de Amazon y visito muchos portales por el barrio, me doy cuenta de que la utilización de la alfombrilla de entrada como objeto de celos entre las vecinas de la serie es mucho más que una elección al azar. Parece haber en España (o al menos en Madrid) una especie de cultura del felpudo; si no de cultura, de culto o fanatismo. No sé si en otros países suceda lo mismo.
“Al día de hoy, tengo una colección nutrida de fotos de tapetes que se aproxima al centenar”, cuenta Golcar Rojas, sobre un objeto al que le ha encontrado una significación más allá de su funcionalidad práctica.
Y aunque reconoce que no es fotógrafo, asegura Rojas que tiende a mirar el mundo con ojos de fotógrafo. “Tengo la mirada instintivamente educada para ver donde hay una posible historia, bien sea en imagen fotográfica o literaria. Otra cosa ya es que logre plasmar lo que veo en una foto o un texto, pero la mirada, sin dudas, está”.
Así, cada una de las alfombrillas que observa el periodista y escritor le cuenta una historia, le habla un poco de quienes viven puertas adentro.
“Los felpudos cuentan: del humor, del gusto, de la estética, del gusto, de la familia y hasta de algunos acontecimientos familiares como la llegada de un nuevo miembro. Hay felpudos personalizados con los nombres de los habitantes del hogar, felpudos con gatos, con perros, vacas, ranas, con diseños de artistas plásticos, con figuras simples, con tejidos más complejos...”, describe el autor de la serie.
“Sí, creo que los felpudos nos hablan mucho de los madrileños, de los españoles, nos cuentan historias y yo, que soy cuentero, pues no me he podido resistir a contarlas con fotos. Hay muchos tapetes sin mayor llamativo, pero es impresionante la cantidad de felpudos que han sido escogidos con detalle e intensión, como uno que pone “Ahora somos uno más”, anunciando que ya hay un nuevo miembro en casa. Este está ya tan desgastado que, al verlo, pensé, ese niño ya debe estar terminando la ESO”, concluye Golcar Rojas, a quien se puede seguir en @golcar1 (Instagram); @GolcarRojas (Twitter), golcar (Facebook).
@juanchi62
Golcar Rojas vive en la actualidad en Madrid –“Soy un migrante venezolano, como otros seis millones de compatriotas, expulsados por la ‘revolución’”, dice-. En la capital española, además de ocuparse del embellecimiento de mascotas, también se gana la vida repartiendo paquetes de Amazon.
Esta serie, que ha titulado Felpudos en Madrid, surgió precisamente cuando hacía una entrega y reparó en un tapete con este rótulo: “AMIGOS BIENVENIDOS – FAMILIA CITA PREVIA”. De allí, los clics fueron muchos.
“Pronto recordé que hace un chorro de años, en un capítulo de la serie española Aquí no hay quien viva, la pija y sus amigas en paro, vecinas de la puerta de enfrente del rellano, tuvieron un atajaperros debido a los felpudos de sus casas:
“La pija se había comprado un tapete de diseñador para la puerta de su casa. A las vecinas pobres de enfrente les dio envidia y compraron un felpudo idéntico. Eso desató algunas inquinas y tuvieron su agarrón.
“El episodio lo vi varias veces cuando vivía en Venezuela. Siempre pensé que el felpudo era una simple excusa para la anécdota. Pudo haber sido un carro, un vestido, los estudios del niño. Hay vecinos envidiosos en todos lados y competencias de vecinos por doquier, para demostrar quién es mejor.
“Sólo hasta ahora, que he empezado a repartir paquetes de Amazon y visito muchos portales por el barrio, me doy cuenta de que la utilización de la alfombrilla de entrada como objeto de celos entre las vecinas de la serie es mucho más que una elección al azar. Parece haber en España (o al menos en Madrid) una especie de cultura del felpudo; si no de cultura, de culto o fanatismo. No sé si en otros países suceda lo mismo.
“Al día de hoy, tengo una colección nutrida de fotos de tapetes que se aproxima al centenar”, cuenta Golcar Rojas, sobre un objeto al que le ha encontrado una significación más allá de su funcionalidad práctica.
Y aunque reconoce que no es fotógrafo, asegura Rojas que tiende a mirar el mundo con ojos de fotógrafo. “Tengo la mirada instintivamente educada para ver donde hay una posible historia, bien sea en imagen fotográfica o literaria. Otra cosa ya es que logre plasmar lo que veo en una foto o un texto, pero la mirada, sin dudas, está”.
Así, cada una de las alfombrillas que observa el periodista y escritor le cuenta una historia, le habla un poco de quienes viven puertas adentro.
“Los felpudos cuentan: del humor, del gusto, de la estética, del gusto, de la familia y hasta de algunos acontecimientos familiares como la llegada de un nuevo miembro. Hay felpudos personalizados con los nombres de los habitantes del hogar, felpudos con gatos, con perros, vacas, ranas, con diseños de artistas plásticos, con figuras simples, con tejidos más complejos...”, describe el autor de la serie.
“Sí, creo que los felpudos nos hablan mucho de los madrileños, de los españoles, nos cuentan historias y yo, que soy cuentero, pues no me he podido resistir a contarlas con fotos. Hay muchos tapetes sin mayor llamativo, pero es impresionante la cantidad de felpudos que han sido escogidos con detalle e intensión, como uno que pone “Ahora somos uno más”, anunciando que ya hay un nuevo miembro en casa. Este está ya tan desgastado que, al verlo, pensé, ese niño ya debe estar terminando la ESO”, concluye Golcar Rojas, a quien se puede seguir en @golcar1 (Instagram); @GolcarRojas (Twitter), golcar (Facebook).
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