La danza contemporánea venezolana perdió a uno de sus grandes nombres, el maestro Juan Monzón (1945-2021), bailarín, director y coreógrafo, fundador de Valencia Danza Contemporánea (VDC) y Premio Nacional de la Cultura 2012-2014.
Creador de diseños escénicos y coreografías llenas de originalidad y belleza significativa, donde tocó problemas correspondientes a la mirada del ser humano de todos los tiempos, el maestro Monzón se ganó el respeto de los especialistas de este arte en Venezuela y el exterior.
Nacido en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, Monzón llegó a Venezuela a la edad de 11 años. Ante el fallecimiento de su padre, se vio en la obligación, desde muy joven, de trabajar para mantener a su familia. Su primer oficio fue en un restaurante donde era el encargado de alimentar a los trabajadores y más tarde se desempeñó como office boy en diferentes oficinas.
La oportunidad de pisar por primera vez la tarima de un escenario llegó en 1959, luego de seis meses bajo la instrucción del bailarín Grishka Holguin y José “El Negro” Ledezma, ambos reconocidos por pilares fundamentales de la danza contemporánea en Venezuela, quienes concretan una presentación en el Teatro Nacional.
“Yo soy de la segunda generación de bailarines de danza contemporánea de Venezuela” reconocería Monzón en ese entonces.
Años más tarde, cuando ya era reconocido en el país por su destrezas como bailarín, divide su agenda diaria en dos empleos: uno que lleva a cabo en Venevisión donde formaba parte del elenco de bailarines, ganando 8.000 bolívares mensuales, “un dineral para la época”, y otro que ejercía como profesor en la Universidad Central de Venezuela.
“En Venevisión ganaba ocho mil bolívares al mes ¡Un dineral!. Mientras que en la universidad ganaba 500 bolívares. Allí era maestro, coreógrafo y bailarín, pero era feliz, porque eso era lo que yo quería hacer y no me importaba lo que me pagaban, porque nunca hice danza por dinero. La retribución es de otro tipo”, declaró Monzón en una entrevista realizada en 2007 y publicada en el sitio web de Encontrarte.
Con el pasar del tiempo manifestó tener un concepto de la danza alejado a las normas comerciales marcadas por la televisión y la moda. “Poner mi creatividad al servicio de eso en lo que no creía, era sentir que estaba faltando a mis creencias”, expresó el artista, que tiempo después vio concretada su propuesta en la Escuela de Danza Contemporánea de Carabobo.
“Con la danza el bailarín eres tú, hay una introspección muy fuerte. Hay gente que todavía piensa que la danza es un divertimento, un mero espectáculo y no se da cuenta de que es directamente un arte transformador. Inyectarles ese pensamiento a los niños, a la juventud es una herramienta de rescate”, sentenció el bailarín.
Por intermedio de un amigo que conocía su anhelo de bailar, llegó hasta el maestro mexicano Grishka Holguin, pionero de la danza contemporánea en Venezuela. "Fui a esa primera clase y quedé fascinado", recordaba Monzón con admiración.
Holguin le prohibió hacer ballet, pues su objetivo fundamental era romper el esquema de la danza clásica que para aquel entonces era lo único que existía en el país. Pero esta objeción no fue problema para Monzón: "A mí me encantaba la técnica de Grishka, creo que la capacidad de improvisar con mi cuerpo me la creó él".
Posteriormente, Monzón conoció a José ‘El Negro' Ledezma, otro de los pioneros de la danza contemporánea en Venezuela, fundador del Taller de Danzas de Caracas en 1974, y su amigo y colega, con el que trabajó durante muchos años La compañía Valencia Danza Contemporánea ha participado en todos los Festivales Internacionales de Danza que se realizan en Venezuela y América Latina, compartiendo escenario con grandes compañías del mundo. Ha incorporado el talento de reconocidos músicos, coreógrafos y artistas plásticos venezolanos en el trabajo creativo de sus montajes, logrando de este modo, enriquecer aún más sus propuestas.
Creador de diseños escénicos y coreografías llenas de originalidad y belleza significativa, donde tocó problemas correspondientes a la mirada del ser humano de todos los tiempos, el maestro Monzón se ganó el respeto de los especialistas de este arte en Venezuela y el exterior.
Nacido en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, Monzón llegó a Venezuela a la edad de 11 años. Ante el fallecimiento de su padre, se vio en la obligación, desde muy joven, de trabajar para mantener a su familia. Su primer oficio fue en un restaurante donde era el encargado de alimentar a los trabajadores y más tarde se desempeñó como office boy en diferentes oficinas.
Perteneció a la segunda generación de bailarines de danza contemporánea en Venezuela (FERNANDO LIPKAU)
La oportunidad de pisar por primera vez la tarima de un escenario llegó en 1959, luego de seis meses bajo la instrucción del bailarín Grishka Holguin y José “El Negro” Ledezma, ambos reconocidos por pilares fundamentales de la danza contemporánea en Venezuela, quienes concretan una presentación en el Teatro Nacional.
“Yo soy de la segunda generación de bailarines de danza contemporánea de Venezuela” reconocería Monzón en ese entonces.
Años más tarde, cuando ya era reconocido en el país por su destrezas como bailarín, divide su agenda diaria en dos empleos: uno que lleva a cabo en Venevisión donde formaba parte del elenco de bailarines, ganando 8.000 bolívares mensuales, “un dineral para la época”, y otro que ejercía como profesor en la Universidad Central de Venezuela.
“En Venevisión ganaba ocho mil bolívares al mes ¡Un dineral!. Mientras que en la universidad ganaba 500 bolívares. Allí era maestro, coreógrafo y bailarín, pero era feliz, porque eso era lo que yo quería hacer y no me importaba lo que me pagaban, porque nunca hice danza por dinero. La retribución es de otro tipo”, declaró Monzón en una entrevista realizada en 2007 y publicada en el sitio web de Encontrarte.
Con el pasar del tiempo manifestó tener un concepto de la danza alejado a las normas comerciales marcadas por la televisión y la moda. “Poner mi creatividad al servicio de eso en lo que no creía, era sentir que estaba faltando a mis creencias”, expresó el artista, que tiempo después vio concretada su propuesta en la Escuela de Danza Contemporánea de Carabobo.
Monzón conoció a José `El Negro' Ledezma, otro pioneros de la danza contemporánea en el país (FERNANDO LIPKAU)
“Con la danza el bailarín eres tú, hay una introspección muy fuerte. Hay gente que todavía piensa que la danza es un divertimento, un mero espectáculo y no se da cuenta de que es directamente un arte transformador. Inyectarles ese pensamiento a los niños, a la juventud es una herramienta de rescate”, sentenció el bailarín.
Por intermedio de un amigo que conocía su anhelo de bailar, llegó hasta el maestro mexicano Grishka Holguin, pionero de la danza contemporánea en Venezuela. "Fui a esa primera clase y quedé fascinado", recordaba Monzón con admiración.
Holguin le prohibió hacer ballet, pues su objetivo fundamental era romper el esquema de la danza clásica que para aquel entonces era lo único que existía en el país. Pero esta objeción no fue problema para Monzón: "A mí me encantaba la técnica de Grishka, creo que la capacidad de improvisar con mi cuerpo me la creó él".
Posteriormente, Monzón conoció a José ‘El Negro' Ledezma, otro de los pioneros de la danza contemporánea en Venezuela, fundador del Taller de Danzas de Caracas en 1974, y su amigo y colega, con el que trabajó durante muchos años La compañía Valencia Danza Contemporánea ha participado en todos los Festivales Internacionales de Danza que se realizan en Venezuela y América Latina, compartiendo escenario con grandes compañías del mundo. Ha incorporado el talento de reconocidos músicos, coreógrafos y artistas plásticos venezolanos en el trabajo creativo de sus montajes, logrando de este modo, enriquecer aún más sus propuestas.
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