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María Fernanda Paz Castillo: “Todo el mundo nació para ser lector”

La editora venezolana hoy le apuesta a su propio sello infantil: Cataplum Libros

  • DULCE MARÍA RAMOS

26/09/2021 01:00 am

María Fernanda Paz Castillo siempre ha vivido entre libros. Su abuelo fue el recordado poeta Fernando Paz Castillo. Su larga experiencia editorial, en especial en el campo de la literatura infantil, abarca instituciones como Monte Ávila, Banco del Libro, Fundación Rafael Pombo, Ediciones B, Penguin Random House, Babel Libros y SM Colombia.

Radicada desde hace dos décadas en Colombia, en 2016 publicó el primer título de su sello editorial Cataplum Libros: Adiós, de Candelario Obeso, ilustrado por Juan Camilo Mayorga.

Hasta la fecha, el sello, que incluye obras de la literatura venezolana como El príncipe moro y el pescadito de oro (2017), Fernando Paz Castillo; La Cenicienta al alcance de todos (2019), Aquiles Nazoa, y Los Chimichimitos (2021), alcanza casi los veinticinco libros publicados y en Venezuela se pueden conseguir en la librería Sopa de Letras.

“La literatura infantil es un campo que está creciendo exponencialmente. Yo me considero más una editora de libros para niños que una editora independiente. A veces se da por sentado que ser independiente es sinónimo de calidad y no es cierto. Lo independiente lo define un catálogo y la manera de hacer las cosas”.



-En Ellas Editan, de Margarita Valencia y Paula Andrea Marín, usted trata de definir lo que debería ser un libro infantil.
-Existe la idea errónea de publicar libros para todas las edades. Cuando hablamos de niños, estamos hablando de la formación de lectores y estos se forman poco a poco. Los niños necesitan libros distintos, con complejidades distintas.

-¿Qué diferencia a Cataplum de otras editoriales?
-Buscamos hablar con los niños, no con los padres; aunque entendemos su rol en la compra del libro, también comprendemos el rol de los mediadores de lectura que son nuestros principales aliados. Desarrollamos nuestros propios proyectos, cuidamos la calidad, es un fondo muy variado que reúne buenos autores e ilustradores. En nuestro catálogo hacemos énfasis en el juego, en especial en el juego con el lenguaje, la tradición oral, la recuperación de textos o libros que no han sido publicados para niños como fue el caso de Adiós, de Candelario Obeso. Sencillamente queremos que el lector que se acerque a Cataplum encuentre un libro que le interese.

-Ahora bien, en algunos espacios se suele subestimar la literatura infantil.
-Es un medio donde hay mucho ruido. Hace años éramos pocos y de repente hubo un boom, una moda por la literatura infantil y han entrado editores, autores e ilustradores sin referentes en la materia. En el mercado de la literatura infantil se puede encontrar muchos libros comerciales, a veces con temas de autoayuda. También se permea la escuela que ve en el libro infantil la oportunidad de incluir un discurso sociológico, la necesidad de que el niño a la hora de leer debe aprender algo.

-De su catálogo, ¿cuál ha sido el libro de mayor reto?
-Todos los libros encarnan un reto. Si debo elegir uno sería Tan Tan de Paula Ortiz. Es un abecedario de onomatopeyas, que implicó un gran trabajo de arte: definir los personajes, las letras y las onomatopeyas; además, las letras fueron bordadas a mano por la autora.

 

-¿Un editor de literatura infantil es distinto?
-Debe tener competencias distintas a los editores de otros géneros. Debe saber de diseño, producción, ilustración, cómo actúan los colores. Esto es un trabajo que requiere años de oficio.

-El catálogo de Cataplum ha sido reconocido en varias oportunidades por el Banco de Libro, más recientemente lo fue La Cenicienta al alcance de todos.
-Me encanta Aquiles Nazoa, no puedo negar mis orígenes. Cuando estuve en SM publicamos Algunos animales y sus defectos. Para mí es importante tener aquellos libros que formaron parte del universo lector de mi generación. En relación a esto, hace poco publicamos Los Chimichimitos en su versión original con un texto de Maité Dautant e ilustrado por Mariana Massarani; y pronto viene un libro de la venezolana Menena Cottin.

-Los niños de hoy, ¿han cambiado la forma de leer?
-Leer en la pantalla y en papel son experiencias muy distintas. Hoy los niños están cansados de la pandemia y de las pantallas, viene una generación que tiene hambre de papel.

-¿Ahora los niños leen más?
-Gracias a la pandemia hay más lectores. La computadora pasó de ser el lugar de juegos al lugar de estudio. Quizás ahora se ven más padres preocupados por lo que leen sus hijos, también hay más conocimientos de los libros infantiles que hace veinte años. Todo el mundo nació para ser lector, lamentablemente no a todos les gusta leer y esto pasa en todas las generaciones.
@DulceMRamosR



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