Rafael Pérez Perdomo
Quienes lo conocimos tuvimos la suerte de apreciar un magnífico exponente de la venezolanidad
El pasado jueves 10 de junio hubo el muy lamentable fallecimiento del Dr. Rafael Pérez Perdomo, quien fue notable penalista y de muy afable trato con todos, así como de una gran sencillez y generosidad. Era evidente su calidad de un señorío sin esfuerzo y, en suma, una persona prestantísima.
Lo conocí a finales de los setenta y me honró con su amistad. Derrochó talento y probidad en el ejercicio de su profesión, a la cual dedicó gran parte de su vida con mucho éxito y sin tacha. A su dilatada experiencia como litigante agregó su ingente amor por el estudio de la ciencia penal, todo lo cual hízolo un abogado muy cabal.
En 1963 el ex Presidente de la República, Gral. Pérez Jiménez, cuando EEUU lo extraditó a Venezuela, lo designó defensor junto a los grandes criminalistas Morris Sierraalta, Naranjo Ostty y Carlos Berrizbeitia. El ex Presidente Carlos Andrés Pérez, cuando fue encarcelado en 1994, también nombró defensor al Dr. Pérez Perdomo, en unión de los famosos penalistas Héctor Pérez Mora –hijo del Dr. Pérez Perdomo–, Alberto Arteaga Sánchez y Reynaldo Gadea Pérez. Por muchos años fue profesor de Derecho penal en la UCV, donde además de valiosas enseñanzas impartió una muy cálida lección de dignidad humana.
El Dr. Pérez Perdomo tuvo una numerosa e importantísima clientela, a la que inspiró bastante confianza por sus elevadas cualidades morales. También requerían sus valiosos consejos y aun ayuda profesional personas de pocos recursos. Causaba muy buena impresión el presenciar cómo su esmerada educación y natural bondadoso, se conjugaban para dar el mejor trato y a veces hasta llegar a defender en juicios penales a personas tan vulnerables.
Ocupó muy altos cargos públicos: en 1999 Fiscal General de la República y Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, donde sentó luminosa jurisprudencia y aun doctrina con ejemplar justicia y equidad: alboreó el siglo XXI y por fortuna coincidí con el Dr. Pérez Perdomo en la Sala Penal del Supremo, en la que al inicio demostró su valentía al apoyarme en aplicar con todo rigor la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, cuyos Arts. 34 y 36 fallaban por inaplicación a partir de algunos fallos de la CSJ, en la que también hubo notables juristas como los magistrados Rodríguez Corro, Yépez Boscán, Pérez España y Heredia Angulo. Por cinco años trabajamos –con la muy talentosa Magistrada Blanca Rosa Mármol– hasta que en 2004 él solicitó su jubilación y yo dejé mi cargo el 31 de diciembre de 2005.
Tuvo un muy cálido sentimiento de amor por su tierra trujillana y en especial por su lar nativo, Boconó y San Miguel. También sentido del humor –que administró con suma sobriedad– y con frecuencia relataba inagotables e interesantísimas anécdotas de su polifacética e ilustre vida.
Le gustaba la poesía y en especial la muy bella y difícil rimada o summum del arte poético. Tuvo decidida predilección por Alfredo Arvelo Larriva –“Nuestro mejor poeta modernista” según Alexis Márquez Rodríguez– y recuerdo cómo se deleitaba recitando algunos poemas del ilustre bardo barinés, en especial el dedicado a Boconó e intitulado “Brindis”, que improvisó en una cena que le ofreció en su casa el Gral. José Rafael Gabaldón. Para que este ilustre amigo suyo pudiera conservarlo, Arvelo Larriva se lo escribió después y el manuscrito lo dio a mi padre el Dr. Joaquín Gabaldón Márquez, hijo del Gral. Gabaldón, con quien tuvo una permanente relación amistosa y política pues el poeta tenía un obsesivo e incansable afán contra la tiranía de Gómez. Cuando Arvelo Larriva vino de Europa con una misión que le confió el Comité antigomecista que en París presidía el Gral. Román Delgado Chalbaud, debía hacer contactos importantes y uno de ellos con el Gral. Gabaldón, para coordinar esfuerzos en un gran plan insurreccional contra Gómez, del que formó parte la invasión del “Falke”.
Aquel “Brindis”, que el Dr. Gabaldón llamó “El madrigal a Boconó” –y que lo fue también a la esposa e hijas del Gral. Gabaldón–, lo publicó “Juventud”, “periódico sin periodicidad”, como decía con gracia el Dr. Gabaldón, quien lo publicaba en Trujillo: “El poeta ha venido a Boconó. Trajo sus compañeros inseparables y fieles: el cortejo raro y luminoso de sus versos. En aquel florido jardín, adorno del rico y fértil valle enclavado entre los flancos gigantescos de la cordillera, recibió el agasajo sincero y noble de unánime ovación. Y él, gallardo y culto, supo corresponder a tan simpática manifestación. He aquí los versos con que, en limpia y fácil improvisación, saludó a la bella población andina:
Boconó… Dios bendiga la belleza /
que pródiga le dio Naturaleza. /
Dios bendiga sus vegas primorosas; /
sus aguas vivas, cantarinas, claras; /
sus familias preclaras, /
que son, cuanto preclaras, generosas; /
y Dios bendiga entre sus altas cosas, /
entre sus cosas ricamente raras, /
la mano de mujer, límpida y noble, /
que cuida con amor su altivo roble, /
roble gallardo florecido en rosas! ”.
Lo conocí a finales de los setenta y me honró con su amistad. Derrochó talento y probidad en el ejercicio de su profesión, a la cual dedicó gran parte de su vida con mucho éxito y sin tacha. A su dilatada experiencia como litigante agregó su ingente amor por el estudio de la ciencia penal, todo lo cual hízolo un abogado muy cabal.
En 1963 el ex Presidente de la República, Gral. Pérez Jiménez, cuando EEUU lo extraditó a Venezuela, lo designó defensor junto a los grandes criminalistas Morris Sierraalta, Naranjo Ostty y Carlos Berrizbeitia. El ex Presidente Carlos Andrés Pérez, cuando fue encarcelado en 1994, también nombró defensor al Dr. Pérez Perdomo, en unión de los famosos penalistas Héctor Pérez Mora –hijo del Dr. Pérez Perdomo–, Alberto Arteaga Sánchez y Reynaldo Gadea Pérez. Por muchos años fue profesor de Derecho penal en la UCV, donde además de valiosas enseñanzas impartió una muy cálida lección de dignidad humana.
El Dr. Pérez Perdomo tuvo una numerosa e importantísima clientela, a la que inspiró bastante confianza por sus elevadas cualidades morales. También requerían sus valiosos consejos y aun ayuda profesional personas de pocos recursos. Causaba muy buena impresión el presenciar cómo su esmerada educación y natural bondadoso, se conjugaban para dar el mejor trato y a veces hasta llegar a defender en juicios penales a personas tan vulnerables.
Ocupó muy altos cargos públicos: en 1999 Fiscal General de la República y Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, donde sentó luminosa jurisprudencia y aun doctrina con ejemplar justicia y equidad: alboreó el siglo XXI y por fortuna coincidí con el Dr. Pérez Perdomo en la Sala Penal del Supremo, en la que al inicio demostró su valentía al apoyarme en aplicar con todo rigor la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, cuyos Arts. 34 y 36 fallaban por inaplicación a partir de algunos fallos de la CSJ, en la que también hubo notables juristas como los magistrados Rodríguez Corro, Yépez Boscán, Pérez España y Heredia Angulo. Por cinco años trabajamos –con la muy talentosa Magistrada Blanca Rosa Mármol– hasta que en 2004 él solicitó su jubilación y yo dejé mi cargo el 31 de diciembre de 2005.
Tuvo un muy cálido sentimiento de amor por su tierra trujillana y en especial por su lar nativo, Boconó y San Miguel. También sentido del humor –que administró con suma sobriedad– y con frecuencia relataba inagotables e interesantísimas anécdotas de su polifacética e ilustre vida.
Le gustaba la poesía y en especial la muy bella y difícil rimada o summum del arte poético. Tuvo decidida predilección por Alfredo Arvelo Larriva –“Nuestro mejor poeta modernista” según Alexis Márquez Rodríguez– y recuerdo cómo se deleitaba recitando algunos poemas del ilustre bardo barinés, en especial el dedicado a Boconó e intitulado “Brindis”, que improvisó en una cena que le ofreció en su casa el Gral. José Rafael Gabaldón. Para que este ilustre amigo suyo pudiera conservarlo, Arvelo Larriva se lo escribió después y el manuscrito lo dio a mi padre el Dr. Joaquín Gabaldón Márquez, hijo del Gral. Gabaldón, con quien tuvo una permanente relación amistosa y política pues el poeta tenía un obsesivo e incansable afán contra la tiranía de Gómez. Cuando Arvelo Larriva vino de Europa con una misión que le confió el Comité antigomecista que en París presidía el Gral. Román Delgado Chalbaud, debía hacer contactos importantes y uno de ellos con el Gral. Gabaldón, para coordinar esfuerzos en un gran plan insurreccional contra Gómez, del que formó parte la invasión del “Falke”.
Aquel “Brindis”, que el Dr. Gabaldón llamó “El madrigal a Boconó” –y que lo fue también a la esposa e hijas del Gral. Gabaldón–, lo publicó “Juventud”, “periódico sin periodicidad”, como decía con gracia el Dr. Gabaldón, quien lo publicaba en Trujillo: “El poeta ha venido a Boconó. Trajo sus compañeros inseparables y fieles: el cortejo raro y luminoso de sus versos. En aquel florido jardín, adorno del rico y fértil valle enclavado entre los flancos gigantescos de la cordillera, recibió el agasajo sincero y noble de unánime ovación. Y él, gallardo y culto, supo corresponder a tan simpática manifestación. He aquí los versos con que, en limpia y fácil improvisación, saludó a la bella población andina:
Boconó… Dios bendiga la belleza /
que pródiga le dio Naturaleza. /
Dios bendiga sus vegas primorosas; /
sus aguas vivas, cantarinas, claras; /
sus familias preclaras, /
que son, cuanto preclaras, generosas; /
y Dios bendiga entre sus altas cosas, /
entre sus cosas ricamente raras, /
la mano de mujer, límpida y noble, /
que cuida con amor su altivo roble, /
roble gallardo florecido en rosas! ”.
aaf.yorga@gmail.com
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