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Eutanasia

A esos devotos señores advertirles que ciencia y religión no casan y que Venezuela es laica

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

10/06/2021 05:00 am

El bien destacado médico y abogado Rafael Aguiar Guevara, tuvo el muy notable y valiente acierto de presentar a la Asamblea Nacional el “proyecto ley Asistencia Médica en el Morir”.

Es muy probable que Aguiar sea quien sepa más de eutanasia en Venezuela y envió antes ese proyecto a todos los diputados de la pasada Asamblea –por si tenían observaciones– y no recibió respuesta de ¡ninguno! Ojalá esta Asamblea sí revise tan importante proyecto, que ya recibió ataques de religiosos seglares “en defensa del derecho a la vida”: se les podría redargüir –para comenzar y terminar– que la vida es un derecho; pero no un deber...

Los proeutanásicos también estamos en defensa de la vida: la muerte –en términos del trance final– es parte de la vida: es la función o, mejor, disfunción postrera y parte última de la vida. Por eso el adagio latino en relación con la vida y las horas: “Omnes vulnerant…ultima necat”: “Todas disminuyen... la última mata”…

Lo más aflictivo que hay es el dolor. Es deseable una vida cuyas circunstancias sean aceptables –o al menos tolerables– y permitan llevarla con serenidad: una buena calidad de vida es antitética con una incurable enfermedad y la desgracia de sufrir dolores insoportables. A las mentalidades draconianas de piadosos que sin piedad oponen su religión e intolerancia a la piadosísima eutanasia, se les debe oponer el aforismo religioso “Sedare dolore divinum opus est” o aliviar el dolor es obra de dios. Y los constitucionales Arts. 21 (prohíbe discriminar por credo) y 59: prohibición de invocar la religión para impedir a otros su derecho…

La diferencia entre la eutanasia pasiva y la activa indirecta (administración masiva de analgésicos que muchas veces causa la muerte) no es tánta para que se justifique la pasiva (por ser “respeto” a la vida humana terminal) y se condene la activa por “asesinar”; pero me corrijo: sí hay mucha diferencia: la activa no hace sufrir y la pasiva sí. El respeto al ser humano debe principiar por respetar su voluntad: y si es de no sufrir y de que si sufre un dolor atroz quiere que le metan siete chutes de morfina, no tiene por qué saltar un insensible (al dolor de otros) a obligarlo a sufrir. La mentalidad eutanásica promueve la vida digna e implica ideas avanzadas, propias de una élite cultural con independencia de criterio y fe en la razón.

A veces se afirma que el retiro de los medios usados en Medicina para prolongar la vida no es eutanasia, sino “respeto” a la vida humana terminal; pero eso sí es eutanasia (pasiva), como lo enseñan el Derecho penal y la bioética: cesar el tratamiento médico a sabiendas de que se producirá la muerte. Se asegura que la desconexión de un respirador no es “asesinar”; pero ¿y no provoca la muerte? Además es cruel y provoca una de las muertes más terribles: por asfixia. A menos que el enfermo esté anestesiado, lo cual es infrecuente…

Aguiar –entrevistado por Vanessa Davies– expresó: “Se han intentado varias reformas del Código Penal para despenalizar la eutanasia, pero no se han llevado a cabo, han quedado adormecidas”.

Aclaro: antes del proyecto de Aguiar no se intentaron varias reformas “para despenalizar la eutanasia”, que no está incriminada en un tipo autónomo sino de modo implícito en el genérico de homicidio y la inducción o ayuda al suicidio. Y sólo en 2004 se propuso legalizarla –o ponerla en situación jurídica legal– en el Proyecto de Código Penal del Tribunal Supremo de Justicia, que confió su redacción a quien suscribe. Y en ese Proyecto (1.038 artículos) se planteó por primera vez en Venezuela la eutanasia activa directa en su Art. 217. El Proyecto lo aprobó el Supremo némine discrepante, sin votos salvados, en forma unánime, aunque tres magistrados, por motivos religiosos, expresaron su reserva respecto a la eutanasia y al aborto también propuesto allí en su modo libre (así mismo por vez primera en Venezuela) y de acuerdo con la solución “del plazo”. La Junta Directiva del TSJ en 2004 –tan pronto fue aprobado– se lo llevó a la Asamblea General Legislativa, que jamás dijo nada al respecto… Ojalá ahora no se repita semejante dejación por la recién elegida Asamblea Nacional.

También declaró Aguiar que por legalizar allá la eutanasia (así fue en 2015) Colombia es “líder” en Suramérica. Lamento que Venezuela en 2004, mientras en Colombia no se hablaba de eutanasia, no haya sido capaz de legalizarla cuando aquí la propuso ese Proyecto del TSJ y desperdició esa áurea oportunidad…

Hay la tendencia mundial –sobre todo en grupos más cultos y emancipados de prejuicios y supersticiones– de respetar la voluntad ajena en relación con la fase terminal de su vida. Por eso aquel proyecto del TSJ postuló el derecho del paciente a morir con dignidad al través de la eutanasia liberadora e inspirada en principios estoicos.

Freud, convino con su médico y amigo, Schur, que le diera muerte con una inyección de morfina. Cuando llegó la hora de la hora, Freud, tan sabio cuan valiente, murió así…

aaf.yorga@gmail.com
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