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De vuelta a la (a)normalidad

Sí. Israel está de vuelta a la normalidad. Luchando por su supervivencia, corriendo a refugios, activando el sistema Cúpula de Hierro, tratando de explicar al mundo, llorando sus muertos, preocupándose por sus soldados...

  • ELIAS FARACHE S.

18/05/2021 05:03 am

Hace tan solo unos días que Israel logró volver a la rutina normal de un país en funcionamiento, cuando la vacunación masiva en contra del Covid-19 y el número de casos diarios permitieron tal logro. El primer país del mundo en vencer a la pandemia, gracias a un esfuerzo de todos. Se pasó por confinamientos estrictos, cierre de fronteras y aeropuertos, compra de vacunas y aplicación de ellas. Todo ello en un clima electoral muy agresivo, hasta insultante.

Las agendas de los candidatos al parlamento y la de los posibles primeros ministros, olvidaron un poco la situación de siempre de Israel. Gaza es un polvorín. Gobernada por Hamas, un grupo que no reconoce el derecho a la existencia de Israel, acompañada por la Yihad Islámica, con una agenda similar. Financiada por la UNRWA en virtud que hay refugiados allí que datan de 1948, con la ayuda de varios gobiernos que se denomina humanitaria, y con el visto bueno de Israel para el acceso de suministros de varios tipos. Con todo lo anterior, en Gaza se puede fabricar, esconder y mantener, decenas de miles de cohetes y sus disparadores, que se lanzan indiscriminadamente a las zonas pobladas de Israel en cualquier momento. Además, una red de túneles de alta factura, que interconectan Gaza y además se presume puedan llegar a territorio israelí para los fines que todos conocemos.

Hace una semana, el 9 de mayo de 2021, la dirigencia de Gaza tomó la decisión de erigirse en el representante combativo de la posición que sustenta la necesidad de acabar con Israel, rescatar Jerusalén y matar a costa de la propia muerte. El lanzamiento de cohetes hacia Israel ha sido espectacular, con ráfagas de decenas de cohetes más de mil cohetes en lapsos de 72 horas. Los israelíes corren a sus refugios y cuartos seguros, y quienes no se mueren del impacto, se mueren del susto. Esa es la definición de terror.

Como en otras ocasiones, aquellas que constituyen la normalidad israelí, el ejército del país debe tratar de parar el ataque de cohetes. Y lo hace en forma desproporcionada. Mientras desde Gaza se disparan cohetes buscando víctimas civiles y daños indiscriminados, Israel lanza ataques quirúrgicos evitando en lo posible los inevitables daños colaterales. Por los primeros mil cohetes lanzados hacia Israel, se lanzaron ciento veinte operaciones aéreas contra objetivos seleccionados. Desproporción.

También como en el pasado, Israel es condenado. Se cuestiona su derecho a la defensa. Y también como siempre, las imágenes engañosas pintan un panorama que invierte la carga de la culpa en forma descarada. Poco se conduele el mundo del drama de la población israelí, y menos aún se menciona que el treinta por ciento de los cohetes disparados desde Gaza, caen en la propia Gaza, con su respectiva cuenta de víctimas.

Hamas se ha atribuido un golpe mediático efectista. Disparó sobre Jerusalén el día de la celebración de su día. Logró que los parlamentarios tuvieran que refugiarse dentro del parlamento. Ha disparado sobre Tel Aviv y sobre ciudades tradicionalmente lejanas y seguras. Ha dejado como irrelevantes a Mahmoud Abbas y la ANP. Hasta allí. Ha logrado también que Israel destruyera, una vez más, la infraestructura de Gaza. Y ha conseguido el dolor para los gazatíes, los israelíes y todas aquellas personas que quieren paz y convivencia.

Como en otras ocasiones, hay quienes aconsejan una entrada terrestre a Gaza. Esto implica un alto costo de vidas. Es quizás la única manera de parar el lanzamiento de cohetes, vía la deposición del régimen allí instalado. Esto fortalecería a la ANP, la misma que en tantos años tampoco a podido traer a la región la ansiada paz que los sectores de Israel persiguen. No parece tampoco una ecuación ganadora.

Sí. Israel está de vuelta a la normalidad. Luchando por su supervivencia, corriendo a refugios, activando el sistema Cúpula de Hierro, tratando de explicar al mundo, llorando sus muertos, preocupándose por sus soldados.

Esta es la normalidad. Una total anormalidad.

eliasfaraches@gmail.com 
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