El siglo XXI muestra resultados de un trayecto basado en la riqueza con fuerza destructiva. El colapso mundial por la COVID-19, el calentamiento global, el persistente riesgo y daño ocurrido en los derechos humanos, la ausencia de posiciones claras de las organizaciones multilaterales ocupadas de la vida, la salud, el comercio, el empleo, el arte, el derecho internacional, evidencia una fuerte idea: “solos podemos”.

En este contexto, encontrarse con la obra escrita y oral de Ulrich Berck compuesta por aspectos como la modernidad, los problemas ecológicos, la individualización y la globalización, implica explorar aspectos sociales como el trabajo y el papel de los sindicatos, los gobiernos, los organismos multilaterales, religiosos entre otros, que mutaron en la sociedad postmoderna. Por ejemplo, la globalización del capitalismo ha establecido condiciones de cooperación necesarias para mantener la paz en la verdad, sin embargo, en el siglo XXI, la ilusión social del nacionalismo que a su vez está marcada por caminos basados en autarquía, o soledad social, evidencian grandes riesgos sociales que se identifican y reconocen como problemas del propio capitalismo.

Pero es el capitalismo la catástrofe, tal vez no lo es, se ha expresado en el siglo XXI que su propia posibilidad para construir un nuevo camino con nueva riqueza de fuerza no destructiva, implica reconocer sus desventajas y ventajas. Una de sus potenciales ventajas es la capacidad de cooperar para encontrar definiciones y soluciones comunes que dentro de otros sistemas implicarían mayor nacionalismo, organizaciones militares, desarrollo improductivo, mecanismo de defensa y seguridad en la organización, autonomía mediante el poder del Estado. Cada uno de estos aspectos representan opciones de política internacional no cooperativas basada en el temor físico y latente de la guerra, producto de antagonismos basados en la inseguridad social, la crisis, la discriminación, la ausencia de equidad de género, la identidad, el desempleo masivo, la pobreza mundial, así como los nuevos y rechazados movimientos migratorios.

En este marco, el capitalismo como sistema de organización amerita del cambio social que, en la teoría sociológica, implica modernidad reflexiva. Es decir, la capacidad social de la, auto referencia y la auto construcción como elementos en su realidad circundante, porque solo así se puede construir un ser. De esta manera, el sujeto social tendrá autonomía porque podrá usar y adaptar los recursos producto de la cooperación para mejorar su entorno. En consecuencia, cuando se esté frente a un entorno contingente, cambiante, impredecible, heterogéneo, movible, la propia construcción del ser podrá prever las opciones, oportunidades y posibilidades de su propia vida.

Los riesgos sociales, políticos, económicos e individuales son latentes, y tienden a escapar de las instituciones de control y protección de la sociedad industrial. Esto debido a que no tienen la capacidad de seguimiento sobre la vida particular de millones de humanos en el mundo. Entonces, al verse enfrentado por grandes demandas de la sociedad, la sociedad del riesgo se cierne sobre todas las organizaciones de intereses guiados por el sistema judicial y político-industrial antiguo, orillando toda realidad hacia la confrontación y la crítica del capitalismo.

@zerpasad