La única razón por la Juan Guaidó puede considerarse presidente de la República es la victoria electoral de la oposición de 2015. La única razón, expresada en cada uno de los documentos, discursos comunicados de cancillerías de las potencias internacionales que lo consideraban el gobernante legítimo de Venezuela era y es la participación y victoria de la oposición unida en las elecciones de 2015. La única razón por la cual los estados más poderosos han sancionado a Venezuela y en consecuencia puesto en manos de la oposición los activos internacionales de la República, es la victoria electoral, rotunda, una pela, de la oposición en las elecciones parlamentarias de 2015. Sin elecciones, nada hubiera pasado.
Las amenazas de los marines, el block amarillo de Bolton, las bravatas del Chávez gringo, sólo sirvieron para que éste ganara el estado de Florida en las recientes elecciones presidenciales. Y no tenían otro objeto, pues nunca fue seriamente considerada una acción militar contra nuestro país. Las sanciones, han ejercidos una fuerte presión sobre el gobierno, con la ventaja de que son mucho más flexibles que una invasión. Pero se deben a la victoria electoral de 2015, sin la cual la oposición no pudiera alegar virtud alguna frente a la ilegitimidad del gobierno.
Todo lo bueno que ha ocurrido para la oposición desde que Maduro llegó al poder, que lo hay y bastante, se debe a unas elecciones. Y mucho de lo malo a no participar. Más aún, la abstención como política no muestra mayores triunfos, mientras que la oposición unida cambió el país en el 2015 y esa victoria es la principal causa de que el gobierno tenga como única base la fuerza y la arbitrariedad.
Vienen elecciones de alcaldes y gobernadores, las más fáciles de ganar porque no hay cocientes, ni alianzas entre alacranes, proporcionalidad o voto cruzado. Uno contra uno y gana el que tenga más votos. Si las encuestas algo valen, y este lugar piensa que valen mucho, no hay manea que un candidato único y una participación electoral normal la oposición se lleve no sólo los principales Estados, sino una amplia mayoría de ellos. Si el juego va 0-0, el árbitro vendido canta un penalti y gana el equipo tramposo. Pero si van 5-0, la trampa es ineficaz. La exigencia de condiciones electorales ha sido a veces un parabán de otras razones más o menos inconfesables, pero en estas elecciones esas condiciones no son tan importantes como en unas parlamentarias.
En este ambiente, el gobierno ha nombrado un CNE increíble, algo que nadie imaginaba luego de venir haciendo los nombramientos, vía TSJ, de modo que asustaran al elector más resabiado. Algo pasó en el camino, algo muy importante, para que Elvis Amoroso no fuera presidente del CNE, la más obvia selección para un gobierno que hasta hace poco hacía punto de honor en dejar a Tibisay, para desalentar a todos. Las especulaciones abundan, Biden puede ser una de las causas de un viraje hacia la sensatez.
Por alguna razón el gobierno cree que ganará a pesar de todo, de lo contrario no hubiera nombrado a estos rectores. Igual le pasó a Pinochet con el plebiscito de 1982 y a Ortega en las elecciones que ganó la Chamorro: se equivocaron en los cálculos y pasó lo que pasó. Gobernadores de oposición desde Miranda hasta el Zulia, pasando por Aragua, Carabobo y Lara, más los estados andinos, facilitaría una victoria en las presidenciales.
Ya basta de huelga electoral. Huelga larga favorece al patrono, saben empresarios y sindicalistas. Y esta ha durado demasiado.
Las amenazas de los marines, el block amarillo de Bolton, las bravatas del Chávez gringo, sólo sirvieron para que éste ganara el estado de Florida en las recientes elecciones presidenciales. Y no tenían otro objeto, pues nunca fue seriamente considerada una acción militar contra nuestro país. Las sanciones, han ejercidos una fuerte presión sobre el gobierno, con la ventaja de que son mucho más flexibles que una invasión. Pero se deben a la victoria electoral de 2015, sin la cual la oposición no pudiera alegar virtud alguna frente a la ilegitimidad del gobierno.
Todo lo bueno que ha ocurrido para la oposición desde que Maduro llegó al poder, que lo hay y bastante, se debe a unas elecciones. Y mucho de lo malo a no participar. Más aún, la abstención como política no muestra mayores triunfos, mientras que la oposición unida cambió el país en el 2015 y esa victoria es la principal causa de que el gobierno tenga como única base la fuerza y la arbitrariedad.
Vienen elecciones de alcaldes y gobernadores, las más fáciles de ganar porque no hay cocientes, ni alianzas entre alacranes, proporcionalidad o voto cruzado. Uno contra uno y gana el que tenga más votos. Si las encuestas algo valen, y este lugar piensa que valen mucho, no hay manea que un candidato único y una participación electoral normal la oposición se lleve no sólo los principales Estados, sino una amplia mayoría de ellos. Si el juego va 0-0, el árbitro vendido canta un penalti y gana el equipo tramposo. Pero si van 5-0, la trampa es ineficaz. La exigencia de condiciones electorales ha sido a veces un parabán de otras razones más o menos inconfesables, pero en estas elecciones esas condiciones no son tan importantes como en unas parlamentarias.
En este ambiente, el gobierno ha nombrado un CNE increíble, algo que nadie imaginaba luego de venir haciendo los nombramientos, vía TSJ, de modo que asustaran al elector más resabiado. Algo pasó en el camino, algo muy importante, para que Elvis Amoroso no fuera presidente del CNE, la más obvia selección para un gobierno que hasta hace poco hacía punto de honor en dejar a Tibisay, para desalentar a todos. Las especulaciones abundan, Biden puede ser una de las causas de un viraje hacia la sensatez.
Por alguna razón el gobierno cree que ganará a pesar de todo, de lo contrario no hubiera nombrado a estos rectores. Igual le pasó a Pinochet con el plebiscito de 1982 y a Ortega en las elecciones que ganó la Chamorro: se equivocaron en los cálculos y pasó lo que pasó. Gobernadores de oposición desde Miranda hasta el Zulia, pasando por Aragua, Carabobo y Lara, más los estados andinos, facilitaría una victoria en las presidenciales.
Ya basta de huelga electoral. Huelga larga favorece al patrono, saben empresarios y sindicalistas. Y esta ha durado demasiado.
@glinaresbenzo
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