Antonio Casas, ciudadano
Quien suscribe tuvo el privilegio de trabajar cerca del Dr. Casas en Pdvsa, el BCV y el FMI, donde no sólo pudimos apreciar su solidez profesional, sino su calidad humana de hombre para quien la arrogancia, el rencor y la envidia le eran totalmente ajenos
El fallecimiento de Antonio Casas González (1933–2021) ha entristecido al gremio de los economistas. Magister de la Universidad de George Washington (su padre era diplomático), Casas González fue por encima de todo un honrado servidor público, reconocido por su profesionalismo, probidad y don de gente.
Educado en Mérida, Buenos Aires y Washington, el hijo de Antonio Casas Briceño y Blanca González Puccini, inició su carrera profesional como consejero petrolero en la Embajada de Venezuela en Washington. Fue economista en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 1961–69); experiencia que le permitió familiarizarse con las estrategias de desarrollo económico de América Latina.
Cercano a la democracia cristina, el presidente Rafael Caldera le llamó a integrar su primer gobierno (1969–74): viceministro de Fomento y jefe de Cordiplan. Contribuyó a la formulación del III Plan de la Nación, el cual introdujo nuevos derroteros al desarrollo del país en la búsqueda de una menor dependencia del petróleo mediante el desarrollo de los recursos naturales de Guayana y el estímulo a las exportaciones no tradicionales.
En 1989 fue designado director de Pdvsa por el presidente Luis Herrera Campíns. Como responsable de las finanzas, trabajó por la solidez y autonomía financiera de la casa matriz. Fue director gerente de Pdvsa –Reino Unido. Fue llamado de nuevo por el Dr. Caldera (1994–99) para nombrarlo presidente del Banco Central de Venezuela. Ejerció con distinción la presidencia del Instituto Emisor.
Quien suscribe tuvo el privilegio de trabajar cerca del Dr. Casas en Pdvsa, el BCV y el FMI, donde no sólo pudimos apreciar su solidez profesional, sino su calidad humana de hombre para quien la arrogancia, el rencor y la envidia le eran totalmente ajenos. Venezuela formuló entonces la Agenda Venezuela, mediante la cual el país retomó la senda del crecimiento económico, al restablecer el equilibrio de sus cuentas nacionales, aumentar el empleo, bajar la inflación, fijar un tipo de cambio libre e incrementar la producción petrolera con nuevos socios nacionales e internacionales calificados; todo ello con precios del petróleo deprimidos que promediaron $13-14 por barril durante todo el segundo quinquenio del Dr. Caldera.
@lxgrisanti
Educado en Mérida, Buenos Aires y Washington, el hijo de Antonio Casas Briceño y Blanca González Puccini, inició su carrera profesional como consejero petrolero en la Embajada de Venezuela en Washington. Fue economista en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 1961–69); experiencia que le permitió familiarizarse con las estrategias de desarrollo económico de América Latina.
Cercano a la democracia cristina, el presidente Rafael Caldera le llamó a integrar su primer gobierno (1969–74): viceministro de Fomento y jefe de Cordiplan. Contribuyó a la formulación del III Plan de la Nación, el cual introdujo nuevos derroteros al desarrollo del país en la búsqueda de una menor dependencia del petróleo mediante el desarrollo de los recursos naturales de Guayana y el estímulo a las exportaciones no tradicionales.
En 1989 fue designado director de Pdvsa por el presidente Luis Herrera Campíns. Como responsable de las finanzas, trabajó por la solidez y autonomía financiera de la casa matriz. Fue director gerente de Pdvsa –Reino Unido. Fue llamado de nuevo por el Dr. Caldera (1994–99) para nombrarlo presidente del Banco Central de Venezuela. Ejerció con distinción la presidencia del Instituto Emisor.
Quien suscribe tuvo el privilegio de trabajar cerca del Dr. Casas en Pdvsa, el BCV y el FMI, donde no sólo pudimos apreciar su solidez profesional, sino su calidad humana de hombre para quien la arrogancia, el rencor y la envidia le eran totalmente ajenos. Venezuela formuló entonces la Agenda Venezuela, mediante la cual el país retomó la senda del crecimiento económico, al restablecer el equilibrio de sus cuentas nacionales, aumentar el empleo, bajar la inflación, fijar un tipo de cambio libre e incrementar la producción petrolera con nuevos socios nacionales e internacionales calificados; todo ello con precios del petróleo deprimidos que promediaron $13-14 por barril durante todo el segundo quinquenio del Dr. Caldera.
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