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El conflicto sirioisraelí y su proceso de paz

Ambos países subsisten conflagrados e Israel efectúa, asiduamente, ataques sobre territorio sirio; ínterin, Damasco se relaciona, ampliamente, con Irán y su clan terrorista Hezbolá de Líbano

  • ISAÍAS A. MÁRQUEZ DÍAZ

15/04/2021 05:00 am

Trátase de una dificultad del laberinto geopolítico que se contrae en el cercano y medio oriente, zona geoestratégica, una de las áreas más discutibles, políticamente, del planeta. Sin embargo, en esta pugna que continúa ampliándose en Siria bajo los perfiles ya conocidos; hasta ahora, Israel, primera potencia militar regional, y en busca de alianzas militares no interviene, activamente, en el mismo, ostentando una imparcialidad muy obvia ya que desde sus inicios la crisis se patentizó, claramente, sus efectos sobre la hipótesis de que si el régimen de Damasco no era bueno, los objetivos que pretendían muchos de los grupos rebeldes o insurgentes serían grises, tal y como se ve ahora; actitud que fue la acertada, aunque así no lo estimaran los “expertos” de los países occidentales, quienes planeaban seguir, con igual patrón al de Libia, al conflicto sirio, que se ha extendido a la frontera con Turquía, cuya infructuosidad es obvia, así como el papel de Rusia en el mismo, engañada por los países mediadores en Libia, al violarse el tenor y espíritu de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad.

Ambos países subsisten conflagrados e Israel efectúa, asiduamente, ataques sobre territorio sirio; ínterin, Damasco se relaciona, ampliamente, con Irán y su clan terrorista Hezbolá de Líbano.

Estas naciones están en conflicto desde 1948, cuando se crearon ambas (mediados del siglo pasado), librando tres contiendas críticas: Árabeisraelí (1948-1949); de los Seis Días (5/1967) y Yom Kippur (10/1973).

Las Alturas del Golán que Israel ocupó durante la guerra de los Seis Días también es motivo de disputa. Pues, el régimen sirio exige el retorno a su dominio, donde apenas ejerce soberanía sobre unos 600 km cuadrados; además, es afecto de la causa palestina, lo cual agrava la hipótesis de que Siria sería la última nación árabe en firmar un pacto de paz con Israel.

Sinembargo, los hechos recién ocurridos y los informes que surgen de Damasco sugieren algunas ideas nuevas: el presidente Bashar Al Assad, abrumado por una década de guerra civil cruenta podría requerir la adopción de políticas diferentes si quiere permanecer en el poder.

Tras esos diez años de lucha, los sirios tendrían una tarea harta ambiciosa: la reingeniería del país y repatriación de casi una mitad de su pueblo, dispersa por casi todo el orbe. El costo de asumir tal desafío es obvio y Damasco, dependiente de Rusia e Irán comprende que sus aliados no podrán propoveerle los fondos necesarios.

En tal condición, Al Assad debería convencerse de un fracaso potencial ante los intentos de rehacer su nación sin apoyo financiero, razón por la cual debería revisar su política hacia Israel consumada en procesos de paz con EEUU y en gestiones ciertas con Barein.

Isaimar@gmail
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