Responsable o no responsable
La responsabilidad está en cada uno y pasa por tener buena actitud, planificar, contar con un proyecto de vida, organizarse, dar pasos constantes y tener metas claras
Si algo debemos tener claro es la absoluta responsabilidad individual sobre nuestros actos y sus consecuencias. Asumir como propio lo hecho, para bien y para mal, no debe ser un culto al ego ni una manipulación desde la soberbia, sino un acto para entender y asimilar nuestra capacidad de vivir, modificar y cambiar la realidad propia en base a intereses, perspectivas y conocimiento.
Estudiar y trabajar para el crecimiento personal en todos los ámbitos es la única forma que aprendí y conozco de desarrollarse integralmente. Pese a las circunstancias y factores externos es una decisión personal sobreponerse y seguir adelante.
Aunque muchos son próximos, y con razón, a la idea que reinventarse en la actual situación es una manera de sobreviviencia y pueden sentir que emprender es un eufemismo que describe lo duro de comenzar a hacer cosas diferentes para poder vivir, lo cierto es que el cambio es parte inherente de la naturaleza de las especies y la capacidad de evolucionar un atributo propio de los seres vivos, según Charles Darwin.
Sin ahondar en el tema biológico, el cambio y la evolución la planteamos aquí como una capacidad individual, un acto responsable consigo mismo. Y esto puede ser visto a la luz del término psicológico Locus de control que permite analizar e interpretar como la persona es capaz de internalizar donde se ubican las causas de su cotidianidad y los marcos referenciales que se perciben como responsables de los hechos que suceden en nuestras vidas.
El Locus de control tiene dos rasgos fundamentales: el Locus de control interno y el externo. El primero es cuando nos creemos y sentimos responsables de todo lo que nos sucede y el segundo cuando son otras las circunstancias, personas y variables las que controlan nuestras vidas.
El Locus de control interno pasa cuando creemos que lo que sucede está bajo nuestro control. En líneas generales las personas tenemos la capacidad de progresar a pesar de las fuerzas externas que nos afecten. Quienes percibimos de esta forma podemos tener rasgos de autosuficiencia, somos independientes y asumimos como propia la toma de decisiones que permite alcanzar el éxito gracias a nuestra perseverancia.
Quienes se caracterizan por percibir los hechos de su vida bajo el Locus de control externo ponen la responsabilidad en el otro, como en el destino o en alguna deidad y pasan a asumir el fracaso como un producto de la mala suerte y no por la falta de preparación, pericia y compromiso con lo que hacen.
En su estado de indefensión, que llega a la inmovilidad, creen que no pueden hacer nada para cambiar lo que sucede. Sufren de desesperanza y al sucumbir a la culpa y el miedo son fácilmente manipulables por dogmas religiosos y cualquier tipo de creencias mágicas e inmediatistas, donde colocan las responsabilidades de lo que les sucede gracias a un proceso de formación a temprana edad que pone la responsabilidad fuera de él.
Para conocer cómo se percibe la responsabilidad y los hechos que nos afectan de forma positiva o negativa, la cuenta en Instagram @abiertamente2.0 sostiene que “las percepción de la responsabilidades individuales parten de cómo es la toma de conciencia, tu comportamiento, tus relaciones personales y tus actitudes hacia las situaciones. Allí, observando tu propio proceder, puedes ver si tu Locus de control es interno o externo”.
En el Locus de control interno la persona toma conciencia de la responsabilidad individual, todos los cambios, situaciones y acciones suceden a través del sujeto.
En el Locus de control externo las personas tienen la tendencia a poner fuera de sí mismas toda la responsabilidad de lo que viven, sienten, padecen, hacen y eso parte desde la crianza en la infancia. Al niño se le refuerzan conductas en las que son otros los responsables de lo que les sucede o sienten. En la adultez, esta situación puede ser reforzada por las creencias mágico religiosas y por ciertas circunstancias mínimas del azar que impulsa al sujeto a depositar y dejar fuera de sí cualquier competencia.
La responsabilidad está en cada uno y pasa por tener buena actitud, planificar, contar con un proyecto de vida, organizarse, dar pasos constantes y tener metas claras, en lugar de poner sus compromisos en los otros y creer en pócimas mágicas y amuletos de la suerte
La responsabilidad absoluta es personal en todas las situaciones, acciones y consecuencias. El éxito de un negocio pasa no sólo por la voluntad y el empuje que se tenga sino de analizar y prepararse para presentar un producto o servicio acorde con un mercado y una necesidad. Las víctimas de violencia lo son no hasta que sus agresores deciden cambiar o se van, sino hasta cuando dicen basta y se defienden, denuncian y se alejan.
Como dice la psicóloga Matile Aguilar: “la responsabilidad se aprende inicialmente tomando conciencia de que eres el actor principal y director de tu obra, y tu obra es tu vida. De allí la persona entiende e internaliza lo que hace y organiza y acciona en función de objetivos para obtener y cambiar, modificando resultados”.
Aprende, crea y emprende.
Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
Instagram, Facebook & twitter: leozuritave
leozurita.ve@gmail.com
Estudiar y trabajar para el crecimiento personal en todos los ámbitos es la única forma que aprendí y conozco de desarrollarse integralmente. Pese a las circunstancias y factores externos es una decisión personal sobreponerse y seguir adelante.
Aunque muchos son próximos, y con razón, a la idea que reinventarse en la actual situación es una manera de sobreviviencia y pueden sentir que emprender es un eufemismo que describe lo duro de comenzar a hacer cosas diferentes para poder vivir, lo cierto es que el cambio es parte inherente de la naturaleza de las especies y la capacidad de evolucionar un atributo propio de los seres vivos, según Charles Darwin.
Sin ahondar en el tema biológico, el cambio y la evolución la planteamos aquí como una capacidad individual, un acto responsable consigo mismo. Y esto puede ser visto a la luz del término psicológico Locus de control que permite analizar e interpretar como la persona es capaz de internalizar donde se ubican las causas de su cotidianidad y los marcos referenciales que se perciben como responsables de los hechos que suceden en nuestras vidas.
El Locus de control tiene dos rasgos fundamentales: el Locus de control interno y el externo. El primero es cuando nos creemos y sentimos responsables de todo lo que nos sucede y el segundo cuando son otras las circunstancias, personas y variables las que controlan nuestras vidas.
El Locus de control interno pasa cuando creemos que lo que sucede está bajo nuestro control. En líneas generales las personas tenemos la capacidad de progresar a pesar de las fuerzas externas que nos afecten. Quienes percibimos de esta forma podemos tener rasgos de autosuficiencia, somos independientes y asumimos como propia la toma de decisiones que permite alcanzar el éxito gracias a nuestra perseverancia.
Quienes se caracterizan por percibir los hechos de su vida bajo el Locus de control externo ponen la responsabilidad en el otro, como en el destino o en alguna deidad y pasan a asumir el fracaso como un producto de la mala suerte y no por la falta de preparación, pericia y compromiso con lo que hacen.
En su estado de indefensión, que llega a la inmovilidad, creen que no pueden hacer nada para cambiar lo que sucede. Sufren de desesperanza y al sucumbir a la culpa y el miedo son fácilmente manipulables por dogmas religiosos y cualquier tipo de creencias mágicas e inmediatistas, donde colocan las responsabilidades de lo que les sucede gracias a un proceso de formación a temprana edad que pone la responsabilidad fuera de él.
Para conocer cómo se percibe la responsabilidad y los hechos que nos afectan de forma positiva o negativa, la cuenta en Instagram @abiertamente2.0 sostiene que “las percepción de la responsabilidades individuales parten de cómo es la toma de conciencia, tu comportamiento, tus relaciones personales y tus actitudes hacia las situaciones. Allí, observando tu propio proceder, puedes ver si tu Locus de control es interno o externo”.
En el Locus de control interno la persona toma conciencia de la responsabilidad individual, todos los cambios, situaciones y acciones suceden a través del sujeto.
En el Locus de control externo las personas tienen la tendencia a poner fuera de sí mismas toda la responsabilidad de lo que viven, sienten, padecen, hacen y eso parte desde la crianza en la infancia. Al niño se le refuerzan conductas en las que son otros los responsables de lo que les sucede o sienten. En la adultez, esta situación puede ser reforzada por las creencias mágico religiosas y por ciertas circunstancias mínimas del azar que impulsa al sujeto a depositar y dejar fuera de sí cualquier competencia.
La responsabilidad está en cada uno y pasa por tener buena actitud, planificar, contar con un proyecto de vida, organizarse, dar pasos constantes y tener metas claras, en lugar de poner sus compromisos en los otros y creer en pócimas mágicas y amuletos de la suerte
La responsabilidad absoluta es personal en todas las situaciones, acciones y consecuencias. El éxito de un negocio pasa no sólo por la voluntad y el empuje que se tenga sino de analizar y prepararse para presentar un producto o servicio acorde con un mercado y una necesidad. Las víctimas de violencia lo son no hasta que sus agresores deciden cambiar o se van, sino hasta cuando dicen basta y se defienden, denuncian y se alejan.
Como dice la psicóloga Matile Aguilar: “la responsabilidad se aprende inicialmente tomando conciencia de que eres el actor principal y director de tu obra, y tu obra es tu vida. De allí la persona entiende e internaliza lo que hace y organiza y acciona en función de objetivos para obtener y cambiar, modificando resultados”.
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