El tecnoducto Covid-19
Se supo hace unos días, que en Israel se inventó un inhalador que combate la Covid-19 en apenas cinco días con una eficacia del 96%. El secreto está en partículas biológicas llamadas exosomas con una proteína de los glóbulos blancos, CD24...
Las variantes del coronavirus resaltan la importancia de la ciencia de frontera y las tecnologías de punta en la lucha contra la Covid-19. El virus tiene sus trucos mutagénicos para burlar la vigilancia inmunitaria, que no es otra que la sumatoria de anticuerpos y células que producen esa respuesta humana contra cuerpos extraños e invasores. La ciencia, sin embargo, es el vehículo más apropiado para producir las contramedidas necesarias, así como la forma proactiva de adelantarse a la “inventiva” de objetivos móviles que mantienen infecciones por su continua variación.
La pandemia Covid-19 en medio de tantas desgracias, tiene su muro de contención en lo que podríamos llamar el tecnoducto de defensa: una combinación de múltiples tecnologías basadas en ciencias convergentes, con al menos tres frentes sucesivos de defensa preventiva: 1) Las vacunas de Pfizer y Moderna basadas en ácidos nucleicos, ARNm; 2) Las de portadores virales cargados del gen de la proteína de la espiga del coronavirus, como las de AstraZeneca, Sputnik V, y la de Johnson&Johnson, J&J, entre otras; y finalmente, 3) El campo emergente de las nanopartículas cargadas de la proteína de la espiga, como la candidata SCB-2019, portadoras de “S-Trimer” formulada con adyuvantes, publicada este mes en Lancet.
Esta misma semana vino la buena noticia que la vacuna de J&J, que requiere una sola dosis y no demanda las bajas temperaturas de otras vacunas, tiene una eficacia del 66% en general, para prevenir la enfermedad COVID-19 de moderada a grave. El estudio se realizó en EEUU., América Latina y Sudáfrica. De igual modo, también se supo hace apenas unos días, que en Israel se inventó un inhalador que combate la Covid-19 en apenas cinco días con una eficacia del 96%. El secreto está en partículas biológicas llamadas exosomas con una proteína de los glóbulos blancos, CD24, que puede regular negativamente la inflamación.
Hay ciencia y tecnología para controlar la pandemia.
@rrangelaldao
La pandemia Covid-19 en medio de tantas desgracias, tiene su muro de contención en lo que podríamos llamar el tecnoducto de defensa: una combinación de múltiples tecnologías basadas en ciencias convergentes, con al menos tres frentes sucesivos de defensa preventiva: 1) Las vacunas de Pfizer y Moderna basadas en ácidos nucleicos, ARNm; 2) Las de portadores virales cargados del gen de la proteína de la espiga del coronavirus, como las de AstraZeneca, Sputnik V, y la de Johnson&Johnson, J&J, entre otras; y finalmente, 3) El campo emergente de las nanopartículas cargadas de la proteína de la espiga, como la candidata SCB-2019, portadoras de “S-Trimer” formulada con adyuvantes, publicada este mes en Lancet.
Esta misma semana vino la buena noticia que la vacuna de J&J, que requiere una sola dosis y no demanda las bajas temperaturas de otras vacunas, tiene una eficacia del 66% en general, para prevenir la enfermedad COVID-19 de moderada a grave. El estudio se realizó en EEUU., América Latina y Sudáfrica. De igual modo, también se supo hace apenas unos días, que en Israel se inventó un inhalador que combate la Covid-19 en apenas cinco días con una eficacia del 96%. El secreto está en partículas biológicas llamadas exosomas con una proteína de los glóbulos blancos, CD24, que puede regular negativamente la inflamación.
Hay ciencia y tecnología para controlar la pandemia.
@rrangelaldao
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones