Hace algunos meses parecía muy poco probable la derrota del Ex Presidente Donald Trump en Estados Unidos. La continuidad de aquel gobierno, significaba seguir la batalla en defensa de la soberanía e independencia nacional. Con el riesgo de la confrontación más amplia, en defensa de nuestra dignidad. Dispuestos para ello una mayoría de compatriotas, pero indeseable en los términos de muerte y destrucción. Era la continuación de las brutales medidas económicas que tanto dolor causa a nuestro pueblo

Con provocaciones constantes, el Almirante jefe de la flota norteamericana en el Caribe, semeja a un político de exposición extrema. Su tarea central ha sido mantenernos en permanente alerta con sobrevuelos de provocación y naves de su flota retando nuestras defensas.

Todo llegó al clímax con el enloquecido desembarco en nuestras costas. Allí acompañaron a venezolanos sin arraigo a nuestros principios de soberanía y autodeterminación, aventureros, mercenarios extranjeros contratados de manera irresponsable, como ellos lo manifestaron, por quien se ha hecho pasar como “jefe de gobierno”. Expedición fratricida, propiciada y organizada desde nueva Granada, corolario de centenares de agresiones de todo tipo, fundamentalmente en lo económico. Solicitadas aplaudidas y celebradas por venezolanos irracionales.

El cambio de gobierno en Estados Unidos, no significa un vuelco en la política de dominación imperial. Sin embargo, abre una oportunidad para que el nuevo gobierno americano, revise la estrategia de la gestión anterior, que ha sido muy dañina para nuestro pueblo de a pie, pero en los resultados esperados por ellos, no ha sido efectiva.

Puede significar una oportunidad, buscada por muchos años desde nuestro gobierno, para la propuesta reiterada por el presidente Maduro del dialogo respetuoso. ”Estamos dispuestos a andar un nuevo camino de relaciones con el gobierno de Joe Biden sobre la base del respeto mutuo, el diálogo, la comunicación y el entendimiento",

La propuesta de pasar la página y echar andar nuevos caminos, la insistencia de nuestro gobierno, la mano tendida, no es claudicación, es la política realista de un gobierno digno que sabe cómo afecta a su pueblo la confrontación que siguen propiciando pseudodirigentes apátridas, ambiciosos y corruptos. Es la única vía posible de resolver las situaciones complejas que enfrentamos.

Así que soplan vientos nuevos para la relación con la potencia imperial. De respeto en las diferencias y recomposición de una relación que no puede frenar la libertad de Venezuela con el mundo. Siempre firmes en hacer valer nuestra soberanía y autodeterminación.

Repetía constantemente un experimentado dirigente de izquierda, refiriéndose el proverbio a los chinos: " trabajar para lo mejor y prepararse para lo peor".Nosotros podemos decir con Simón Bolívar: "Dios concede la victoria a la constancia".

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