Arrancó en varios países la campaña de vacunación contra la pandemia, con resultados muy desiguales. La diferencia estriba en la ejecución final, más no en la producción y distribución de los agentes biológicos. Israel y Estados Unidos ocupan los extremos del éxito en la vacunación (ourworldindata.org), pues el primero en apenas un mes, vacunó al 22,34% de sus habitantes, mientras el coloso del norte llega al 2,82% de su población (13/01/2021). ¿Dónde reside el secreto?
En su edición de esta semana, la Sinopsis 23 del portal Academiademedicina.org, revela detalles de ambas campañas de vacunación. El factor clave es producto de la eficacia previa del sistema nacional de salud de cada país. En Israel, la protección a la salud funciona como un reloj suizo mediante una organización centralizada y semiprivada que atiende a toda la población. En Estados Unidos, la atención sanitaria no es pública, y está fragmentada por cada estado de la Unión, bajo la égida de seguros y hospitales privados. La salud pública no es prioritaria.
El otro factor de éxito reside en la coordinación nacional de un sistema centralizado que hace posible el diseño y despliegue de un plan eficaz de vacunación, con seguimiento y ajustes ante cambios de la pandemia. Es lo que ocurre con las variantes del SARS-CoV-2, de gran capacidad de contagio y, por ende, mayor demanda de servicios sanitarios de todo tipo. Por todo ello es necesario contemplar la vigilancia genómica de esos linajes emergentes. No basta el diagnóstico y rastreo de los infectados, y se impone la secuenciación genómica de virus aislados de muestras clínicas.
En fin, la estrategia de vacunación es como la de una guerra, con un enemigo móvil, invisible y silencioso ante una población desprevenida y poco informada ante la amenaza. En Venezuela, un plan nacional debe asegurar la inclusión de todos los factores, y lograr la más amplia participación pública y privada ante la pandemia Covid-19.
@rrangelaldao
En su edición de esta semana, la Sinopsis 23 del portal Academiademedicina.org, revela detalles de ambas campañas de vacunación. El factor clave es producto de la eficacia previa del sistema nacional de salud de cada país. En Israel, la protección a la salud funciona como un reloj suizo mediante una organización centralizada y semiprivada que atiende a toda la población. En Estados Unidos, la atención sanitaria no es pública, y está fragmentada por cada estado de la Unión, bajo la égida de seguros y hospitales privados. La salud pública no es prioritaria.
El otro factor de éxito reside en la coordinación nacional de un sistema centralizado que hace posible el diseño y despliegue de un plan eficaz de vacunación, con seguimiento y ajustes ante cambios de la pandemia. Es lo que ocurre con las variantes del SARS-CoV-2, de gran capacidad de contagio y, por ende, mayor demanda de servicios sanitarios de todo tipo. Por todo ello es necesario contemplar la vigilancia genómica de esos linajes emergentes. No basta el diagnóstico y rastreo de los infectados, y se impone la secuenciación genómica de virus aislados de muestras clínicas.
En fin, la estrategia de vacunación es como la de una guerra, con un enemigo móvil, invisible y silencioso ante una población desprevenida y poco informada ante la amenaza. En Venezuela, un plan nacional debe asegurar la inclusión de todos los factores, y lograr la más amplia participación pública y privada ante la pandemia Covid-19.
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