El judaísmo de Jesús
El robo de la memoria histórica judía ha sido una constante en la perniciosa propaganda palestina y el tratar de apoderarse de la figura de Jesús forma parte de esa maliciosa cruzada...
Desde hace unos años se aprovecha el ambiente navideño que se genera en diciembre para propalar una serie de tergiversaciones de los hechos históricos que, pese a ser fácilmente desmentidos, acarrean una falsa atribución.
Desde los evangelios de Mateo y Lucas hasta las distintas disciplinas académicas muestran que Jesús nació en un hogar judío, se educó dentro del judaísmo, comprometido con su fe, vivió y murió como judío, pese al delirio de ciertos mandos y caudillos palestinos que pretenden conferirle la inexistente “nacionalidad” palestina o considerarlo su “mártir”.
Aclaramos que el nombre de Palestina dado a Judea por el imperio romano para castigar a la provincia rebelde, ocurrió un siglo después de la muerte de Jesús. Además, cabe mencionar algunas circunstancias: durante milenios, a los niños judíos se les efectúa la circuncisión a los 8 días de nacido, por ello Jesús fue circuncidado a los 8 días de su nacimiento y el mundo cristiano lo celebra el 1° de enero de cada año.
Previo a su detención en Jerusalén, Jesús celebró lo que se llama “la última cena”, que en el contexto de la fecha fue la cena ceremonial de la fiesta de Pesaj o Pascua. Jesús fue crucificado un viernes, de allí el Viernes Santo y rápidamente fue sepultado, pues iba a comenzar el Shabat, día en el que, por religión, los judíos no entierran a sus muertos. Los romanos colocaron una proclama en la cruz: INRI, que significa: Jesús de Nazaret, rey de los judíos.
El robo de la memoria histórica judía ha sido una constante en la perniciosa propaganda palestina y el tratar de apoderarse de la figura de Jesús forma parte de esa maliciosa cruzada. Sin embargo, vemos que, en Belén, la ciudad donde nació Jesús, tras pasar a la jurisdicción de la Autoridad Palestina, el número de cristianos ha disminuido sensiblemente, debido a su discriminación por parte de los musulmanes.
La propaganda palestina es absolutamente interesada, responde a sectores extremistas que niegan los estrechos vínculos del pueblo judío con su tierra, en un afán de eliminar los fundamentos de la existencia de Israel. La voluntad de los palestinos por lograr una convivencia armoniosa debería iniciarse con el reconocimiento de la historia judía, dejando de lado esos intentos de usurpación mediante ficticios mitos.
bea.rwz@gmail.com
Desde los evangelios de Mateo y Lucas hasta las distintas disciplinas académicas muestran que Jesús nació en un hogar judío, se educó dentro del judaísmo, comprometido con su fe, vivió y murió como judío, pese al delirio de ciertos mandos y caudillos palestinos que pretenden conferirle la inexistente “nacionalidad” palestina o considerarlo su “mártir”.
Aclaramos que el nombre de Palestina dado a Judea por el imperio romano para castigar a la provincia rebelde, ocurrió un siglo después de la muerte de Jesús. Además, cabe mencionar algunas circunstancias: durante milenios, a los niños judíos se les efectúa la circuncisión a los 8 días de nacido, por ello Jesús fue circuncidado a los 8 días de su nacimiento y el mundo cristiano lo celebra el 1° de enero de cada año.
Previo a su detención en Jerusalén, Jesús celebró lo que se llama “la última cena”, que en el contexto de la fecha fue la cena ceremonial de la fiesta de Pesaj o Pascua. Jesús fue crucificado un viernes, de allí el Viernes Santo y rápidamente fue sepultado, pues iba a comenzar el Shabat, día en el que, por religión, los judíos no entierran a sus muertos. Los romanos colocaron una proclama en la cruz: INRI, que significa: Jesús de Nazaret, rey de los judíos.
El robo de la memoria histórica judía ha sido una constante en la perniciosa propaganda palestina y el tratar de apoderarse de la figura de Jesús forma parte de esa maliciosa cruzada. Sin embargo, vemos que, en Belén, la ciudad donde nació Jesús, tras pasar a la jurisdicción de la Autoridad Palestina, el número de cristianos ha disminuido sensiblemente, debido a su discriminación por parte de los musulmanes.
La propaganda palestina es absolutamente interesada, responde a sectores extremistas que niegan los estrechos vínculos del pueblo judío con su tierra, en un afán de eliminar los fundamentos de la existencia de Israel. La voluntad de los palestinos por lograr una convivencia armoniosa debería iniciarse con el reconocimiento de la historia judía, dejando de lado esos intentos de usurpación mediante ficticios mitos.
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