Evolución organizacional en la crisis
La responsabilidad del éxito o fracaso es proporcional al alcance del liderazgo. Todas las personas tienen un ámbito de influencia y cada una debe medir el alcance que tiene su liderazgo...
Las organizaciones evolucionan y se transforman desde el momento que inician sus actividades, o sea desde su fundación. Su duración depende de muchos factores, algunas son longevas si se utiliza el término aplicado a las personas de larga edad, pero otras pueden ser de vida corta y sobre todo en momentos de crisis, porque muchas organizaciones no generan los mecanismos de adaptación y sucumben. El rumbo que siga la organización depende en gran parte de las decisiones de sus líderes para superar los riesgos y aprovechar las oportunidades que caracterizan a las crisis.
Recientemente en la Cumbre Global de Liderazgo 2020 el conferencista Craig Groeschel, con gran experiencia en este tema, presentó un símil entre el ciclo vital de las personas y las organizaciones, al señalar que ambas nacen, crecen, maduran, tienen una etapa de declive y finalmente mueren, pero esta última etapa no necesariamente ocurrirá siempre, ya que en el declive “si se tiene la sabiduría para buscar las oportunidades” y la “valentía para liderar a través del declive” es posible empezar una nueva etapa de crecimiento.
El Padre Luis Ugalde en un mensaje en mayo de 2018 señaló que “se debe nacer de nuevo” y recordó el encuentro entre Nicodemo, un honrado y reconocido líder espiritual judío, quien visitó a Jesús de noche y a escondidas por miedo a los suyos le preguntó: “¿Qué hay que hacer?.” El Maestro le respondió: “Es necesario nacer de nuevo, aunque seamos viejos tenemos que nacer de nuevo (Juan 3,1–8)”.
El declive que ocurre en las crisis, puede precipitarse, retrasarse, atenuarse o aprovecharse para iniciar un proceso de renacimiento y crecimiento organizacional, lo cual va a depender de la capacidad de observación, descripción, análisis y discernimiento del liderazgo organizacional para decidir correctamente. La resultante estará relacionada con el balance de liderazgo positivo o negativo que tenga la organización. Si hay predominio del liderazgo positivo caracterizado por un alto contenido del denominado Factor C definido por Luis Razeto como la “unión de consciencia, voluntades y emociones en pos del logro de determinados objetivos” lo cual potencia al individuo y al grupo. La denominación de Factor C es porque muchas palabras que reflejan conductas positivas comienzan por C, como por ejemplo: Construir, Competente, Compasivo, Comunidad, Colaboración, Cooperación, Convivencia, Compartir, Comunicación, Comprometido y Consciente. Es conveniente recordar que el prefijo “co” significa estar o hacer algo junto. En oposición al Factor C se puede mencionar el “Factor D” el cual se refiere a algunas palabras que comienzan por “D” como por ejemplo: Destrucción, Desorden, Desunión, Desorganización, Desarticulado, Desánimo, Desacato, Desarmar, Desairar, Deshacer, Destruir, Desmadre, Desmayar, Desistir, Desesperanza y Declive, entre otros.
Las crisis ponen a prueba a las personas, a las organizaciones, a los países y a veces al mundo, pero también pueden ser un libro abierto que brinda oportunidades de aprendizaje, ya que mide la capacidad de poner en práctica los conceptos teóricos y a veces obliga a buscar, construir y postular fórmulas innovadoras que posteriormente contribuirán a la generación de una nueva teoría. De las crisis del pasado se puede y se debe aprender.
La responsabilidad del éxito o fracaso es proporcional al alcance del liderazgo. Todas las personas tienen un ámbito de influencia y cada una debe medir el alcance que tiene su liderazgo. Los integrantes de una organización deben evaluar la ubicación del ciclo de vida de su organización y actuar en forma responsable.
ascardio.coordinacion@gmail.com
Recientemente en la Cumbre Global de Liderazgo 2020 el conferencista Craig Groeschel, con gran experiencia en este tema, presentó un símil entre el ciclo vital de las personas y las organizaciones, al señalar que ambas nacen, crecen, maduran, tienen una etapa de declive y finalmente mueren, pero esta última etapa no necesariamente ocurrirá siempre, ya que en el declive “si se tiene la sabiduría para buscar las oportunidades” y la “valentía para liderar a través del declive” es posible empezar una nueva etapa de crecimiento.
El Padre Luis Ugalde en un mensaje en mayo de 2018 señaló que “se debe nacer de nuevo” y recordó el encuentro entre Nicodemo, un honrado y reconocido líder espiritual judío, quien visitó a Jesús de noche y a escondidas por miedo a los suyos le preguntó: “¿Qué hay que hacer?.” El Maestro le respondió: “Es necesario nacer de nuevo, aunque seamos viejos tenemos que nacer de nuevo (Juan 3,1–8)”.
El declive que ocurre en las crisis, puede precipitarse, retrasarse, atenuarse o aprovecharse para iniciar un proceso de renacimiento y crecimiento organizacional, lo cual va a depender de la capacidad de observación, descripción, análisis y discernimiento del liderazgo organizacional para decidir correctamente. La resultante estará relacionada con el balance de liderazgo positivo o negativo que tenga la organización. Si hay predominio del liderazgo positivo caracterizado por un alto contenido del denominado Factor C definido por Luis Razeto como la “unión de consciencia, voluntades y emociones en pos del logro de determinados objetivos” lo cual potencia al individuo y al grupo. La denominación de Factor C es porque muchas palabras que reflejan conductas positivas comienzan por C, como por ejemplo: Construir, Competente, Compasivo, Comunidad, Colaboración, Cooperación, Convivencia, Compartir, Comunicación, Comprometido y Consciente. Es conveniente recordar que el prefijo “co” significa estar o hacer algo junto. En oposición al Factor C se puede mencionar el “Factor D” el cual se refiere a algunas palabras que comienzan por “D” como por ejemplo: Destrucción, Desorden, Desunión, Desorganización, Desarticulado, Desánimo, Desacato, Desarmar, Desairar, Deshacer, Destruir, Desmadre, Desmayar, Desistir, Desesperanza y Declive, entre otros.
Las crisis ponen a prueba a las personas, a las organizaciones, a los países y a veces al mundo, pero también pueden ser un libro abierto que brinda oportunidades de aprendizaje, ya que mide la capacidad de poner en práctica los conceptos teóricos y a veces obliga a buscar, construir y postular fórmulas innovadoras que posteriormente contribuirán a la generación de una nueva teoría. De las crisis del pasado se puede y se debe aprender.
La responsabilidad del éxito o fracaso es proporcional al alcance del liderazgo. Todas las personas tienen un ámbito de influencia y cada una debe medir el alcance que tiene su liderazgo. Los integrantes de una organización deben evaluar la ubicación del ciclo de vida de su organización y actuar en forma responsable.
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