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Geopolítica, diplomacia y religión

Hoy el mayor peligro es el terrorismo con el uso de la violencia con fines políticos. El fundamentalismo islámico es el mayor desafío no solo para las sociedades musulmanas sino para todas las culturas y religiones. Geopolítica, diplomacia y religión presentan una trilogía indisoluble

  • JULIO CÉSAR PINEDA

10/05/2018 05:00 am

La geopolítica se ha convertido en un instrumento de la disciplina fundamental de las relaciones internacionales, estudia las relaciones entre el espacio geográfico con sus proyecciones y la política. Trata de comprender y explicar el complejo y dinámico mundo de la diplomacia en función de la paz y del conflicto. Hoy, problemas como los de Siria y su guerra interminable, la confrontación no terminada entre las dos Coreas y el diferendo palestino-israelí, la percepción del desafío nuclear iraní, la crisis de la Unión Europea, los desafíos de la democracia latinoamericana y tantas otras cuestiones, ya no son enfocadas en la visión maniquea del mundo bipolar con dos bloques rivales bajo la hegemonía del capitalismo y el comunismo. El imperativo de la diplomacia, por la existencia del arma nuclear, es el de la solución pacífica de las controversias internacionales por el diálogo y la negociación. Esto exige la comprensión de cada pueblo, nación y civilización, pero también el conocimiento y el acercamiento al Estado extranjero, pero también a su pueblo y a su cultura. De allí la tridimensionalidad de la diplomacia actual y de la geopolítica, en la expresión de normas y derecho, tanto nacional como internacional, para poder dar respuesta a lo fenomenológico del hecho social, bajo criterios de valores y de ética.


Un nuevo modelo

Los hombres y los pueblos continúan organizándose en un territorio con fronteras y formas estatales y regímenes políticos diferentes. Todos se reclaman democráticos y sujetos a la defensa de los Derechos Humanos. Con el ejemplo de la Unión Europea (UE) se ha venido conformando un nuevo modelo de Estado regional o una nueva geopolítica, bajo el principio de la supranacionalidad y en la búsqueda de mayores espacios geopolíticos y geoeconómicos. En América Latina el Mercosur, la Comunidad Andina, el Caricom, el Sistema de Integración Centroamericano y la Alianza del Pacífico están en esta dirección y han privilegiado lo ecológico y el pluralismo, mientras que sistemas continentales como el ALBA y Unasur tienden a desaparecer por la politización e ideologización de los mismos.

 

El hecho nuclear también es parte de la nueva geopolítica y la diplomacia. El reciente debate atómico impulsado por el presidente Trump con Corea del Norte y con Irán, abre una nueva amenaza heredada de la Guerra Fría como es la proliferación nuclear donde el binomio de las bombas atómicas con los sistemas de misiles pueden terminar con nuestra historia y cultura. Ya no son solo los cinco Estados del Consejo Seguridad los que posean esta arma de destrucción masiva, sino también Israel en el Medio Oriente, India y Pakistán en el Lejano Oriente y en la península coreana el régimen de Pyongyang.


Factor esencial

En la nueva geopolítica mundial y dentro de los espacios de las civilizaciones con su territorio, población, idioma y su sistema cultural que implica valores espirituales, intelectuales e ideológicos; las religiones constituyen un factor esencial para la guerra o para la paz, especialmente las grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Pero también otras religiones como el hinduismo, el budismo, el taoísmo y el confusionismo. La Iglesia católica con sus últimos Papas ha reconocido la importancia esencial en la geopolítica y la diplomacia moderna del fenómeno religioso. Se ha pronunciado por ecumenismo y por el diálogo interreligioso, incluyendo la posibilidad de un futuro Parlamento Mundial de las Religiones, más allá del compromiso político y diplomático de la Organización de las Naciones Unidas y su carácter intergubernamental. Toda religión implica creencias y prácticas culturales, individuales y colectivas dentro de la comunicación del hombre con lo sagrado o lo divino. El sistema comunista proclamó el ateísmo como parte de la revolución social, pero con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Cortina de Hierro desde 1991 en lo que era la Unión Soviética y sus áreas de influencia, hay un renacimiento espiritual. Las tres grandes religiones monoteístas cubren casi todo el planeta, mientras que las demás están circunscritas a regiones determinadas. El cristianismo ha logrado superar el binomio religión-política y ha influenciado con su filosofía humanista el ideal democrático de la sociedad. El Islam, que también es una religión de vocación universal, no ha logrado resolver este dilema tanto en la versión chiíta propia de Irán como de la sunita de Arabia Saudita.

 

Precisamente, hoy el mayor peligro es el terrorismo con el uso de la violencia con fines políticos. El fundamentalismo islámico es el mayor desafío no solo para las sociedades musulmanas sino para todas las culturas y religiones. Geopolítica, diplomacia y religión presentan una trilogía indisoluble en función de la seguridad nacional e internacional; y el terrorismo y la proliferación nuclear, una amenaza constante contra la cual debemos actuar. 


jcpineda01@gmail.com

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