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Estados Unidos y su nuevo presidente

Al día de hoy, cualquier cosa puede suceder. Especialmente, porque el complejo sistema de elección estadounidense cuenta con los colegios electorales, quienes pueden tener la decisión final y puede contrastar con el voto popular...

  • DAVID UZCÁTEGUI

30/10/2020 05:04 am

A pocos días de la esperada elección presidencial de Estados Unidos, el mundo entero observa expectante la decisión que tomarán los ciudadanos sobre quién quedará al frente de la emblemática potencia occidental durante los próximos cuatro años.

En esta oportunidad, las proyecciones basadas en encuestas no se atreven a proponer a un claro ganador entre el presidente actual, el republicano Donald Trump y su contendiente, el demócrata Joe Biden.

Y es que recordemos que, hace cuatro años, casi todos los que se ocupan de estas lides vieron como ganadora a Hillary Clinton, para llevarse una sorpresa con los resultados. Quizá esto haya extremado las posiciones prudentes en esta ocasión.

Lo cierto es que, para el momento, la mayoría de las encuestadoras apuntan como posible ganador a Biden, aunque por márgenes hasta ahora relativamente estrechos.

También hay que apuntar a la enorme complejidad de un país compuesto por 50 estados, de régimen federal, donde cada entidad es muy distinta a las demás. Como bien lo han definido en alguna oportunidad, cada estado es prácticamente un país en sí mismo: por su extensión geográfica, idiosincrasia propia e independencia en muchos aspectos legislativos.

Esta circunstancia hace aún más difíciles las proyecciones. Al momento de escribir este artículo y según el diario español El Periódico, Trump es claro favorito en 22 estados, y en cambio, Biden se espera que gane con cierta comodidad en 20 estados y en Washington DC.

Sin embargo, la decisión estaría dependiendo de 9 estados “pendulares” o “bisagra”, también conocidos como “swing states” o “toss states”, en inglés. Mientras la mayoría de las entidades estadounidenses son fieles a votar consecutivamente por un partido, hay otras en las cuales los resultados varían de contienda en contienda. Estos son los más trabajados por los candidatos durante la campaña, ya que su inclinación en favor de uno o de otro puede sellar cambios decisivos.

Entre estos estados se encuentra Florida, hoy con una creciente colonia venezolana que está siendo cortejada por ambos aspirantes, ya que unos pocos votos del estado del sol pueden decidir una contienda, como lo que sucedió el año 2000 con George W. Bush y Al Gore, donde el primero se declaró vencedor apenas por poco más de 500 sufragios de ventaja.

Hay que comentar que, sin duda, la pandemia del Covid-19 ha marcado esta contienda y muy probablemente pueda cambiar los resultados que de otra manera hubiéramos visto, si este suceso mundial no se hubiera producido.

Para el mes de enero, los especialistas no tenían motivos para pensar que Trump no sería reelecto. Después de todo, la economía venía desempeñándose bien y este es un factor crucial en la decisión de los estadounidenses. Como bien lo popularizara el expresidente Bill Clinton en su campaña: “Es la economía, estúpido” es el mejor consejo que se puede dar a un aspirante a la Casa Blanca.

A esto se agrega que, para aquel momento, no había un candidato por el partido azul. Más de una decena de aspirantes se peleaban el privilegio, en una rebatiña que aturdiría y confundía al electorado; pero que también demostraba que a todos se les daba la oportunidad de aspirar. Finalmente, surgió el ex vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, como el nominado por la tolda del burrito.

Poco después, la llegada de la pandemia y la incertidumbre sobre la misma, desdibujó el panorama. El actual mandatario es señalado de no tomar las medidas correspondientes a tiempo y la economía se ha desinflado. Ciertamente, el coronavirus no es su responsabilidad, pero hay quienes lo señalan por un accionar desacertado y lo cierto es que la economía no está bien.

En ese sentido, el estadounidense es pragmático. La pregunta es si pesará más el recuerdo de los tiempos prósperos antes de esta situación, o lo que se considera como un desatinado manejo de la misma.

Biden por su parte, ha sido salpicado por el temor hacia un ala extrema de su partido. Un sector que vale decir, es minoritario y quedó conjurado en las elecciones primarias internas donde él se erigió como triunfador. Su fortaleza es la cantidad de años de servicio como senador y vicepresidente, lo cual le otorga un gran conocimiento del sistema de gobierno estadounidense.

En todo caso y al día de hoy, cualquier cosa puede suceder. Especialmente, porque el complejo sistema de elección estadounidense cuenta con los colegios electorales, quienes pueden tener la decisión final y puede contrastar con el voto popular, como sucedió en 2016, cuando Hillary Clinton ganó el voto popular, pero Trump ganó por los colegios.

En todo caso, la democracia más poderosa del planeta se renueva una vez más. Y como siempre, el mundo entero la observa.

duzcategui06@gmail.com
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