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Covid-19: el imperativo ambiental

En todas estas tragedias sanitarias ha estado presente el descuido del hombre por su ambiente y el daño permanente a la naturaleza con sus consecuencias en la salud el riesgo ambiental siempre estuvo y estará presente...

  • JULIO CÉSAR PINEDA

29/10/2020 05:04 am

Todas las grandes pandemias en la historia de la humanidad, con sus secuelas de enfermedades y muertes, además de sus consecuencias políticas, económicas y sociales y los cambios históricos que generaron, siempre se han vinculado al ambiente con la ruptura de los ecosistemas y el desequilibrio en la biósfera. El pretendido control del hombre sobre la naturaleza cuando ocurren situaciones como la que estamos viviendo demuestra lo frágil de la existencia humana y el equivocado modelo de desarrollo que hemos obtenido. El Homo Sapiens, en esa dimensión que le asigna el escritor Israelita Yuval Noah Harari de animales a dioses, con su revolución cognitiva, la revolución agrícola, la unificación del género humano y la revolución científica, ha querido con las nuevas tecnologías y la ciencia convertirse en todopoderoso, intentado no solamente transformar la vida sino incluso crearla; ya no le basta la tierra y por eso la conquista espacial. Desgraciadamente para el homo sapiens el ideal de progreso con la mentalidad de conquista frente a la naturaleza nos ha conducido a nuevos infiernos, donde como el caso de la pandemia del micro cosmos un virus no solo altera la vida individual, sino a toda la sociedad mundial.

El Covid-19 nos ha despertado este letargo donde creíamos que el hombre y la sociedad del siglo XXI estaba a la puerta de la felicidad y hasta de la inmortalidad. Llegamos a la luna y pensábamos establecer comunidades en Marte; pero en estos meses la realidad del Covid-19 como enfermedad viral respiratoria ha alterado todo el orden personal y colectivo.

Desde el inicio de la pandemia el martes 7 de enero de 2020, el nuevo patógeno estuvo vinculado a la falta de higiene y vigilancia en los mercados Wuhan con el comercio y consumo de especies salvajes y la ya conocida transmisión del virus de animales a seres humanos. No se hizo caso del precedente de otros coronavirus todos de origen zoonóticos con enfermedades transmitidas de animales a seres humanos y el síndrome respiratorio severo que ya conocíamos desde el 2002 con el SARS-COV y el MERS-COV en el 2012, tanto en China como en Arabia Saudita. En ambos casos con una relación directa del divorcio del hombre y el medio ambiente.

Todos los sistemas políticos y los modelos ideológicos han sido incapaces de responder ante esta pandemia. La ciencia y la tecnología encontrarán el antídoto y seguramente en unos meses podremos contar con la correspondiente vacuna; pero el daño ha sido inmenso en todos los órdenes y hay una coincidencia en la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo y un nuevo orden nacional e internacional. Hay conciencia en privilegiar la salud y la educación sobre la economía y frente a los conflictos y la confrontación entre pueblos y naciones, el imperativo de la solidaridad y la cooperación. La ecología y el ambiente pasan a formar parte esencial en todas las agendas políticas, económicas y sociales, lo estamos viendo en las presentes elecciones en Estados Unidos donde le tema de la energía como el calentamiento global, el uso de los hidrocarburos está vinculados al manejo de la enfermedad y muerte producidas por el coronavirus.

Son temas en esa agenda electoral la democratización de la salud, pero también el uso de los hidrocarburos, la conservación de la biodiversidad, el cuidado de los ecosistemas, la disminución de la contaminación de gases contaminantes, las nuevas energías limpias. 

A diferencia de otras pandemias, el Covid-19 no ha presentado el triángulo de la peste con el hambre y la guerra además de la ausencia de medicinas y tratamientos adecuados, pero esto no ha impedido que hayamos regresado al Medioevo, como recientemente lo afirmará el escritor Mario Vargas Llosa, porque toda pandemia ha constituido una pesadilla en la historia y afirma “coronavirus será una pandemia pasajera, lo que no pasará es el miedo a la muerte que nos acompaña como una sombra”. Desde la primera peste que conocemos descrita en la literatura occidental en La Ilíada durante el cerco de Troya con la cólera de Aquiles y luego en esa región en Atenas en el 430 A.C. en plena guerra del Peloponeso y descrita por el historiador Tucides hasta después de Cristo en Roma en tiempos del Emperador Marco Aurelio y en la Edad Media en el Siglo XIV la Peste Negra, concluyendo con la Gripe Española de 1918 con víctimas en Venezuela siempre estuvo este fenómeno vinculado al ambiente. En todas estas tragedias sanitarias ha estado presente el descuido del hombre por su ambiente y el daño permanente a la naturaleza con sus consecuencias en la salud el riesgo ambiental siempre estuvo y estará presente. Estamos siguiendo de cerca los preparativos de la próxima conferencia de la ONU sobre cambio climático COP26 en el Reino Unido y hemos visto la preocupación de esta relación entre ambiente y salud porque todos estamos viviendo las consecuencias de la pandemia del Covid-. Es lo que hace mas urgente el combate contra el cambio climático y el calentamiento global.

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