Atrapados pero con salida, prestos y ansiosos estamos los venezolanos a transitar el camino del mañana -el de la libertad, democracia y estado de derecho. En ese camino sabemos está el fin de la anarquía imperante y la mala vida que la mayoría sufre por el acumulo de miserias y vicisitudes causadas por el Castrocomunismo en 21 años. La caótica situación del país, obliga a transitar pronto el camino del mañana, superando los tantos intereses opuestos mediante la determinación nacional. De ellos, el primero es la inercia del régimen aferrado al poder por el poder y negado a la realidad de su decadencia y necesidad de su término y cambio. Como todo gobierno y gobernante obligado a servir al pueblo cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución y las leyes, obvio sabe que nunca llegó a hacerlo. Por el contrario sigue obstinado violándolas reiteradamente aún siendo objeto de severas sanciones y requisitorias internacionales.

Otros intereses opuestos son los políticos-económicos de todos los países que se benefician del estado de anarquía imperante, especialmente aquellos que coinciden en su carácter totalitario. Asistiendo al régimen en todo lo que les facilite y prolongue su aprovechamiento, destaca Cuba Castro-comunista que se ha sostenido desde 1999 hasta la fecha parasitando a Venezuela. Así ha saqueado miles de millones de dólares de nuestra Hacienda pública que le fueron regalados antipatrióticamente por el régimen a cambio de sostén y soporte diplomático, militar, policial, y de todas las áreas de la administración pública con el envío y presencia activa de miles de sus agentes castrocomunistas en Venezuela.

Considerando el tamaño de tales fuerzas contrarias, verdaderos obstáculos colocados en la vía, superarlos requiere sin duda de la más acertada conducción. Por eso el respaldo al liderazgo por parte de los millones de venezolanos decididos a ser nuevamente libres, no es un cheque en blanco pues tiene nombres y apellidos. El girador que es el pueblo, lo extiende a quién se gana, genera y merece confianza. Siendo la confianza imprescindible para liderar el tránsito por el camino del mañana -el de la libertad, democracia y Estado de Derecho, a los líderes del cambio recordamos esta frase de Dumas: “No hay cosa que se comunique más pronto que la confianza”.

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