De abril a octubre 2020 hay países que sufrieron tres olas o crestas de nuevos casos de Covid-19. Según el tablero de Johns Hopkins University, el mundo entero experimentó estos tres picos de casos diarios confirmados, el 9 de abril, con 86.420; el 29 de julio, con 289.688; y el 21 de este mes de octubre ya iba por 443.751. Estados Unidos, el país más avanzado del mundo en ciencia y tecnología, es el más afectado de todos y el más lerdo en controlar la pandemia, pues dibuja sus picos así, en abril 32.016 casos; en julio 67.719; y en octubre 59.519 en empinada subida.
En segundo lugar está India, con una inflexión en septiembre, de 60.198 casos y un pico máximo de 93.199 a principios de octubre, seguido de una reducción abrupta en este mismo mes. Le sigue nuestro vecino Brasil, cuya curva de nuevos casos diarios se parece más a una línea quebrada de subidas y bajadas, con un pico máximo de 46.393 casos en abril, para descender con altibajos hasta 18.602 en octubre.
La pregunta obligada es, ¿cómo es que ocurre esto, sin explicación obvia alguna? Las respuestas varían ante un virus nuevo, sin tratamiento específico ni vacunas, si bien hay países que lograron controlar la situación. De estos vale mencionar Vietnam, Uruguay, Corea del Sur, Australia, Singapur, y el estado de Nueva York en Estados Unidos. Bolivia, con un pico en julio, mejoró al máximo la situación; y Venezuela, con sendos picos en agosto y septiembre, parece reducir los casos diarios. Pero nadie sabe nada con certeza ante un sistema centralizado y rígido.
La solución, o parte de esta, ahora lo sabemos ocho meses después, consiste en la observancia cívica de las medidas de contención y mitigación, así como la calidad de la atención pública de salud. Mascarillas, distancia social, aislamiento inteligente a micro escala (comunidades), diagnóstico masivo y descentralizado con trazado de infectados, sumado a equipos personales de protección sanitaria. Pocos lo saben o hacen.
@rrangelaldao
En segundo lugar está India, con una inflexión en septiembre, de 60.198 casos y un pico máximo de 93.199 a principios de octubre, seguido de una reducción abrupta en este mismo mes. Le sigue nuestro vecino Brasil, cuya curva de nuevos casos diarios se parece más a una línea quebrada de subidas y bajadas, con un pico máximo de 46.393 casos en abril, para descender con altibajos hasta 18.602 en octubre.
La pregunta obligada es, ¿cómo es que ocurre esto, sin explicación obvia alguna? Las respuestas varían ante un virus nuevo, sin tratamiento específico ni vacunas, si bien hay países que lograron controlar la situación. De estos vale mencionar Vietnam, Uruguay, Corea del Sur, Australia, Singapur, y el estado de Nueva York en Estados Unidos. Bolivia, con un pico en julio, mejoró al máximo la situación; y Venezuela, con sendos picos en agosto y septiembre, parece reducir los casos diarios. Pero nadie sabe nada con certeza ante un sistema centralizado y rígido.
La solución, o parte de esta, ahora lo sabemos ocho meses después, consiste en la observancia cívica de las medidas de contención y mitigación, así como la calidad de la atención pública de salud. Mascarillas, distancia social, aislamiento inteligente a micro escala (comunidades), diagnóstico masivo y descentralizado con trazado de infectados, sumado a equipos personales de protección sanitaria. Pocos lo saben o hacen.
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